La segunda mitad del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto estará enmarcada en tremendas acusaciones por violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad.
Esta semana la prestigiosa organización Human Rights Watch advirtió que algunas evidencias sugieren la ejecución extrajudicial a manos de policías federales de civiles y presuntos criminales que huían o se habían rendido en dos hechos que ocurrieron en México.
La organización, con sede en Nueva York, es el segundo organismo internacional en pedir a las autoridades del país aclarar lo que sucedió el 6 de enero en Apatzingán, el 22 de mayo en Tanhuato, ambas localidades del estado occidental de Michoacán, y otras ONGs piden esclarecer lo acaecido el 30 de junio de 2014 en Tlatlaya, Estado de México.
En estos episodios murieron un total de 72 personas. En Tanhuato, 42 presuntos criminales fallecieron en un supuesto enfrentamiento y sólo un policía federal murió. En Apatzingán, ocho civiles murieron por disparos en la calle, algunos cuando intentaban protegerse bajo una camioneta, y en Tlatlaya militares ejecutaron a 22 delincuentes luego de haberse rendido.
Lo reprobable es que ante las demandas de estos organismos de acciones contundentes para frenar estos episodios, el gabinete de seguridad respondió con algo que se antoja una burla: instalará 2 mil 245 cámaras en los cascos de los soldados.
Mucho se ha dicho del riesgo de involucrar a las fuerzas federales en tareas de seguridad pública, pero este “reality militar” es una medida burda e inadecuada para poner fin a los abusos y la impunidad.
Cuando el ex presidente Felipe Calderón apostó por las tropas para ganar su guerra contra el narco —cosa que jamás sucedió— condenó a convertir las calles de este país en campos de batalla, y hoy los operativos contra el narco y la delincuencia son para los soldados juegos de guerra en los que deben matar.
Seamos honestos, lo de las cámaras es solo un ardid publicitario porque los oficiales pueden en todo momento encender o apagar, e incluso borrar las grabaciones. Eso sin contar que los mandos podrán manipularlas a su antojo y en todo momento.
Señor secretario de la Defensa, esto no frenará la saña con la que actúan en muchas ocasiones las fuerzas armadas en operativos civiles, los soldados están entrenados para matar, no para arrestar delincuentes, y eso es precisamente lo que hacen… matar.
PARA EL REGISTRO Dicen que no pasa nada en la Ciudad de México, pero ayer tuvieron cónclave tanto funcionarios del GDF como jefes delegacionales para tratar el tema de la criminalidad. Al salir, el delegado panista de Benito Juarez, Christian Von Roehrich, dijo: “No se habló del crimen organizado, porque no lo hemos identificado como tal que esté operando en la ciudad, pero sí estamos hablando de grupos criminales en ciertas colonias como el tema del narcomenudeo, de establecimientos de alto impacto, de giros negros”. Ojo delegado, grupos criminales es igual a crimen organizado, y el narcomenudeo implica necesariamente al crimen organizado. Por Dios, ahora vemos que la ceguera e indolencia del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera se contagia. Gracias y buen fin de semana.
@betata75