El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó una disminución en el bienestar emocional de la población urbana en México, ya que, según el Módulo Básico de Bienestar Autorreportado (BIARE Básico) de julio de 2024, el balance anímico promedio cayó a 6.2, lo que representa una baja de 0.2 puntos respecto al año anterior.
Este balance anímico, que evalúa los estados de ánimo experimentados el día anterior a la encuesta, utiliza una escala de -10 a 10, donde los valores negativos reflejan una mayor presencia de emociones negativas, mientras que los positivos indican un mejor estado emocional; es decir, la caída a 6.2 revela que, aunque la mayoría de las personas aún experimenta más emociones positivas que negativas, el bienestar emocional general ha disminuido.
- El informe también resalta una brecha de género en esta caída: los hombres reportaron un balance anímico de 6.4, mientras que el de las mujeres fue de 6.1, lo que indica que ellas experimentan más emociones negativas. Además, el estudio muestra que las mujeres registran una mayor prevalencia de estados anímicos negativos que los hombres.
- El análisis por edad es igualmente revelador. Las mujeres jóvenes, de 18 a 29 años, registran el balance anímico más bajo con un promedio de 5.7, contrastando con los hombres de la misma edad, que reportaron un balance más alto; en cambio, los hombres de 30 a 44 años mostraron el mejor balance anímico, alcanzando un promedio de 6.7.
Aunque la satisfacción con la vida se mantiene estable en un promedio de 8.3, un 10.6% de la población sigue reportando niveles de insatisfacción o baja satisfacción, lo que subraya una preocupación persistente.
Seguridad ciudadana, lo que más afecta el bienestar
En cuanto a la seguridad ciudadana, este es el dominio con menor satisfacción, con un promedio de 5.6. Tanto hombres como mujeres comparten esta baja percepción, siendo apenas inferior en las mujeres. Este indicador refuerza la percepción de inseguridad como un factor crucial que impacta negativamente en el bienestar emocional.
- Otros factores que arrastran el bienestar incluyen la insatisfacción con el tiempo libre (promedio de 7.8) y la percepción del vecindario y la ciudad (promedios de 8.1 y 7.6, respectivamente), datos que sugieren que, aunque la mayoría se siente satisfecha con su vida en general, existen áreas específicas que erosionan el bienestar emocional.
El impacto de la salud en el bienestar
Durante la pandemia de Covid-19, el balance negativo “tranquilo vs. preocupado o estresado” se disparó al 10.4% en abril de 2021, un reflejo del impacto en la salud mental de la población, cuyas secuelas aún se perciben en los actuales indicadores de estrés y preocupación.
Asimismo, la satisfacción con la salud también presenta una notable diferencia de género, ya que los hombres reportan un promedio de 8.6, mientras que las mujeres califican su satisfacción en 8.2, lo que sugiere una percepción diferenciada del bienestar físico.
Diferencias por sexo, política y religión
El informe destaca que las mujeres tienen más dificultades para recuperarse emocionalmente. Ante la afirmación “cuando algo me hace sentir mal me cuesta volver a la normalidad”, las mujeres puntuaron 4.5 frente a 3.8 de los hombres, reflejando una mayor vulnerabilidad emocional.
- En tanto, la satisfacción con el país obtuvo un promedio de 7.3, el segundo puntaje más bajo tras la seguridad ciudadana: los hombres mostraron un nivel de satisfacción ligeramente mayor que las mujeres, posiblemente reflejando preocupaciones sobre la estabilidad política, económica y social.
En cuanto a la importancia de la religión, las personas mayores de 60 años mostraron un mayor apego, con un promedio de 8.6, frente a 7.2 en los jóvenes de 18 a 29 años; diferencia que podría influir en la percepción del bienestar y el propósito de vida.
¿Por qué se mide el Bienestar?
Según el Inegi, el BIARE Básico, incorporado a la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor (ENCO), tiene como objetivo complementar las cifras económicas tradicionales con una medición del bienestar subjetivo de las personas, siguiendo las directrices de la OCDE. Este enfoque va más allá del Producto Interno Bruto (PIB) al considerar tanto las condiciones materiales, como la vivienda y el nivel socioeconómico, como aspectos inmateriales, como los estados de ánimo, las relaciones personales, y la percepción del entorno, incluyendo la seguridad y la satisfacción con el vecindario, la ciudad y el país./Agencias-PUNTOporPUNTO