El desierto de Sonora es uno de los paisajes más sedientos de México. Denso y agreste. El calor supera los 40 grados. Debajo de las rocas, el polvo y los cactus, Sonora guarda un secreto. Un corazón de agua que hace explotar al desierto en el más absoluto verdor con la llegada de la lluvia. El río, del mismo nombre, es una de las arterias principales que dan vida a Sonora a lo largo de 250 kilómetros.
- Desde hace cinco años también se la quita: el río sufrió el mayor vertido de la minería en México. En agosto de 2014, Grupo México -la minera más importante del país y la tercera productora de cobre del mundo- vertió 40 millones de litros de sulfato de cobre a los ríos Sonora y Bacanuchi.
- Afectó la vida de 22.000 personas. En el lugar del desastre hoy se levanta una gran presa de desechos tóxicos que la minera construyó un año después con permiso de las autoridades y una normativa medioambiental laxa./ EL PAÍS