Mientras el gobierno mexicano se jacta que en el país sólo existen tres cárteles de la droga, diferentes informes de seguridad advierten que tan sólo en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador
han surgido seis organizaciones criminales.
Sin embargo, AMLO niega haber pedido el control de cualquier parte del país. Pero el crimen organizado de hoy está penetrando cada vez más profundamente la nación, infiltrando comunidades, fuerzas policiales y alcaldías.
De acuerdo con informes de seguridad e inteligencia obtenidos por el representante de este medio informativo, de diciembre de 2018 hasta el presente año el grupo delictivo Cárteles Unidos logró afianzarse en varios estados del país.
Este cártel, cuyo objetivo es terminar con Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), tiene presencia en las entidades de Michoacán, Guanajuato, Guerrero, Morelos, Aguascalientes, y Jalisco.
Los informes indican que Cárteles Unidos es una especie de federación sui generis de los restos de viejos grupos como Los Viagras, Caballeros Templarios, Los Botos y los Blancos de Troya.
En los últimos meses, dicha organización criminal ha mantenido una pelea con el CJNG, en Tierra Caliente.
En San Luis Potosí también se registró un cambio fundamental en los niveles de violencia, generada principalmente por la erupción de la célula criminal identificada como Cártel de los Alemanes.
En el estado norteño de Sonora se ha mudado una facción dirigida por el capo legendario Rafael Caro Quintero,
el Narco de Narcos. De acuerdo con las autoridades, el llamado Cártel de Caborca pretende el control de la región, para mover drogas y extrar los recursos de la población.
Al Cártel de Ensenada se le atribuye gran parte de la violencia en Baja California y Baja California Sur. Está vinculado al cártel de los Arellano Félix.
Para los asediados residentes de Guerrero, cuyo panorama no podía ser más oscuro, dos grupos criminales surgieron tras la fragmentación del cártel Guerreros Unidos. Se trata de La Bandera y Los Tilos.
En la Ciudad de México, el nuevo mapa delictivo sugiere la presencia de una banda delictiva identificada como Los Canchola, que operó bajo la protección del líder de la Unión Tepito, Roberto Esparza, el Betito.
La geografía criminal depende de los ojos del investigador. El pasado mes de abril 2023, Jorge Roa, analista en seguridad y violencia, contabilizó a al menos 12 organizaciones delictivas.
Además de los cárteles antes mencionados, Roa sugirió el afianzamiento del Cártel del Tabaco, con presencia en Sonora, Coahuila, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Tabasco y Veracruz; Sangre Nueva Zeta, en Puebla, Tlaxcala, Veracruz y San Luis Potosí; Cártel del Fantasma, en Guerrero; Flechas MZ, que opera en Zacatecas; Cártel de Zicuirán Nueva Generación; el grupo del Comandante R10, en Estado de México; cártel de Los Correa, en Michoacán; Los Rusos, Guerrero; Gente Nueva de la Bandera; El Moreno, en Baja California; y el grupo Pañuelo Negro en Michoacán.
El pasado viernes 8 de diciembre, pobladores del municipio de Texcaltitlán, en el Estado de México (Edomex), se enfrentaron con un grupo de hombres que presuntamente los extorsionaban y que pertenecían al grupo delictivo de La Familia Michoacana.
Dicho enfrentamiento quedó grabado en video, y el saldo habría sido de 14 muertos, de los cuales 11 pertenecían al grupo criminal y 3 más eran pobladores. Es bien sabido que la delincuencia organizada extorsiona a las personas que se dedican al campo, y que para dejarlos trabajar, muchas veces les piden una cuota.
Los campesinos se hartan de la violencia del obradorato. Los campesinos tuvieron que tomar las armas, pues el gobierno no los defiende de los narcotraficantes. Señala que, hartos de las extorsiones de la Familia Michoacana, decidieron enfrentarlos a balazos.
Esos pobladores son “pueblo bueno y sabio”, haciendo referencia a la frase del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Señala que no son “fifís ni conservadores”, ni corruptos ni traficantes de influencias. Tampoco han perdido sus privilegios, pues nunca los han tenido, pues son campesinos.
Son las personas que deberían estar contentas por el programa Sembrando Vida, por la Pensión de Adultos Mayores, por las Becas del Bienestar. Pero no están felices. Y es que los narcos los tienen sometidos y el gobierno, abandonados.
Los narcotraficantes cada día suben más sus cuotas y el gobierno les permite que cobren y actúen a sus anchas, pues la estrategia es no confrontar, “porque ahí donde manda el narco, curiosamente siempre gana Morena”. El gobierno, señala, da abrazos a los narcos, mientras los narcos dan balazos a los campesinos.
Esto, hasta que hace unos días los campesinos de Texcaltitlán dijeron basta y estuvieron dispuestos a dar su vida para enfrentar a los criminales que tienen sometidos a los ciudadanos, algo que el presidente López Obrador no quiere hacer.
AMLO reaccionó siguiendo el manual que le dejaron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto: “cuando hay un episodio de violencia, manda un montón de soldados, apágalo, y luego saca a los soldados de ahí, llévalos a apagar otro incendio aunque se te vuelva a quemar el que estás dejando”. Luego, recuerda, fue Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México, hasta el poblado, acompañada de “camionetotas” y “bien cuidada”.
El presidente dejará de hablar de ellos, la prensa volteará a otro lado, la gobernadora no regresará, se irán los 600 soldados, y volverán los narcos a ajustar cuentas.
En reporte de la Sedena hackeado por el grupo Guacamaya leaks se explica que en ese municipio hay, únicamente, 15 policías y 14 patrullas, de las cuáles, 10 están en el taller. Asegura que Texcatitlán es el símbolo de cómo la estrategia de seguridad ha fallado, pues gracias al hackeo de Guacamaya se supo que la Sedena sabía que en Texcaltitlán el crimen organizado tenía todo controlado, sometían a la población, los obligaban a comprarles a ellos los productos de la canasta básica, “cómo los narcos hacían de todo: eran el gobierno, los empresarios, la policía, el SAT. Y cómo la población estaba indefensa.
En la conferencia de prensa mañanera siguiente a lo sucedido en el municipio del Edomex, AMLO dio el pésame al Chapo Guzmán por la muerte de su señora madre en Sinaloa, –a la que saludó de mano el pasado 29 de marzo 2020 cuando estaba de gira en Sinaloa- pero no a los deudos de Texcaltitlán.
Por cierto, la detención y extradición hacia los Estados Unidos, de Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”, le va a cobrar un factura demasiado grande a López Obrador, aunque él diga que no tuvo nada que ver y que tampoco fue su culpa, porque únicamente se “cumplió” con una solicitud hecha por el gobierno norteamericano, para no dar pie a una intervención del vecino país en tiempos electorales en México.
Esa es su versión, porque en realidad la gente ya se percató de que AMLO protege a los capos de la droga y por eso incluso este domingo 18 de febrero, diversas personas se manifestaron frente a Palacio Nacional para gritarle ¡¡¡”narco presidente, narco presidente, narco presidente!!!
El hijo del otrora líder del narcotráfico tuvo la posibilidad de ampararse, no se presentó ninguna solicitud de amparo y por esa razón se procedió a la extradición. Pero, las consecuencias de esto, las va a pagar AMLO y el Cártel de Sinaloa, se la está guardando.