Los servicios forenses del país tienen registrados más de 22 mil cadáveres sin identificar, de acuerdo con datos de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Segob entregados al gobierno en transición. Se les apila y manipula sin reglamento nacional de ciencias forenses, sin protocolo nacional de necropsia médico-legal y sin manual de procedimientos para darles destino final. De acuerdo con el apartado 4 de la Norma Oficial Mexicana 087, los cadáveres se consideran “residuos peligrosos biológico-infecciosos”. “Eso de traerlos deambulando por falta de espacios, de pasearlos por las calles y cruzarlos por mantos acuíferos es un gran riesgo. Un amigo en Yucatán fue a levantar un cadáver a un manglar, cuando se agacha se le cae la pluma, la limpia y se la pone en la camisa, poco después la usa para mover el café… perdió la vista por una bacteria”, cuenta el doctor René López Nava, consultor forense del IFPL y perito de la PGJ de la Ciudad de México./LA CRÓNICA
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