Hasta el momento, la crisis sociopolítica nicaragüense, que comenzó en abril pasado con protestas contra el presidente Daniel Ortega luego de una reforma a la ley de pensiones, ha dejado cientos de muertos, más de dos mil heridos, de 340 a 767 detenidos y decenas de miles de exiliados, así como un movimiento internacional de condena y de aislamiento a la dictadura de Ortega.
- Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que México es parte, como la Unión Europea ya han alzado la voz y han censurado la lamentable situación por la que atraviesan los nicaragüenses desde hace más de nueve meses.
- Mientras Luis Almargo, secretario general de la OEA advirtió que podría aplicar la Carta Democrática y expulsar al país del seno de la organización, esta semana, la Unión Europea dijo que supervisará la situación y subrayó su disposición a hacer uso de todos los instrumentos y a responder a cualquier nuevo deterioro de los derechos humanos.
- Al igual que en el caso de Venezuela, lo que ha sorprendido es el cambio de la política exterior del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador que apuesta al diálogo y no intervención, lo cual es un cambio radical a la fuerte política exterior que había adoptado México, sobre todo en materia de derechos humanos, desde hace varios años.
Pese a que, luego de la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, el canciller de México, Marcelo Ebrard, aseguró que a México le preocupa el respeto a los derechos humanos, y que concuerda con la ONU respecto a reducir tensiones y rechazar cualquier tipo de violencia política, el presidente López Obrador reiteró, en la conferencia matutina del jueves, que nuestro país no intervendrá, por lo que dijo: “puede ser que no les guste, pero eso es lo que establece la Constitución”.
- En entrevista con SIEMPRE!, la internacionalista e historiadora Indra Labardini Fragoso señala que pese a que por el momento la decisión de México de no participar en el desconocimiento del gobierno de Maduro y de exhortar al diálogo se puede tomar como una decisión prudente, es necesario que no se quede solo en un pronunciamiento, sino por el contrario, debe de ir más allá con una actitud propositiva que realmente abone a la protección de los derechos humanos.
“Sobre todo cuando el conflicto en Venezuela puede traer como consecuencia una escalada brutal en la crisis humanitaria que se vive en ese país. Hay que recordar que luego de que Maduro lanzó un llamado a salir a defender las leyes y de romper relaciones con Estados Unidos, tan solo en las primeras manifestaciones hubo más de una decena de muertos, en menos de 24 horas”.
Destaca que aunque en Venezuela el gobierno ha impulsado un proceso taxativo en sus legislación para eliminar y evitar la participación de la oposición política en los procesos electorales que cuestionan evidentemente la legitimidad de la presidencia de Nicolás Maduro, “no se debe olvidar que el hecho de reconocer la autoproclamación de Juan Guaidó sin haber un proceso político electoral libre y democrático de por medio, también se podría convertir en un acto cuestionable, pues no necesariamente garantiza el derecho político de libre elección que es también un derecho humano”.
Además —apunta— hay que tomar en cuenta que al ser Estados Unidos uno de los primeros en reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado, México debe ser cuidadoso en la posición que tome ante el conflicto, pues el no tener un análisis profundo de su posición le puede traer conflictos políticos, no solo en el ámbito internacional, sino en el ámbito interno.
- En torno al caso de Nicaragua, el cual considera que es muy diferente al de Venezuela, Labardini Fragoso asevera que el gobierno mexicano no debe mantener la postura de la Doctrina Estrada al pie de la letra, “por el contrario, lo que es necesario es que haga un llamado al respeto de los derechos humanos sobre todo cuando es evidente que están siendo completamente vulnerados”.
- Explica que aunque la Doctrina Estrada continúa vigente y al ser una medida preventiva para respaldar la destitución o imposición de gobiernos de acuerdo con intereses de terceros Estados, en ningún momento se debe olvidar que los derechos humanos no son solo universalmente aceptados sino que en nuestro país han sido consagrados en la Constitución, “por lo que en caso de una controversia se debe favorecer en cualquier momento la más amplia protección para las personas”.
“En caso de que esas controversias se presenten, México puede recurrir a la estrategia que la misma Doctrina Estrada señala: mantener a un nivel mínimo o incluso suspender las relaciones diplomáticas con el gobierno en cuestión, por lo que nuestro país puede dejar de pronunciarse o incluso suspender las relaciones, como ha sucedido en otros momentos a lo largo del tiempo”, precisa.
- Afirma que se debe tener presente que a lo largo de la historia, México ha adoptado distintas políticas exteriores las cuales han estado basadas en diversos principios y doctrinas, en específico en la Doctrina Carranza dada a conocer en 1918, la cual fue complementada en 1930 por la Doctrina Estrada, las cuales establecen los principios de la no intervención.
“En 1918 Venustiano Carranza dicta su doctrina en clara alusión a las intervenciones militares, sobre todo de Estados Unidos, en la región, no solo en México y, por el contrario, en la Doctrina Estrada que fue creada en 1930, al abstenerse de reconocer gobiernos, se hace una alusión a la no intervención pero más bien de orden político y ya no tanto en el orden militar”.
Labardini Fragoso indica que la Doctrina Estrada así como todos los principios de política exterior solo son una guía para orientar la actitud de nuestro país, lo que no quiere decir que son postulados que deban aplicarse al pie de la letra; por el contrario, es necesario que sean adecuados al contexto internacional, a fin de que continúe respetando los principios y doctrinas que históricamente han normando su política exterior y que están consagrados en su Constitución.
Costos en política exterior
Al hablar sobre los costos que la política exterior que se despliegue en la región pueda traer para México, la internacionalista comenta que hay que considerar dos factores, “el primero es la vecindad que hay con Estados Unidos, y en segundo lugar, la posición que tiene México ante América Latina. Tomando en cuenta esos factores, considero que en estos casos los costos serán más políticos que económicos”.
Indica que geopolíticamente, el costo para México es que puede llegar a ser relegado a una posición secundaria en el ámbito regional, lo que le puede afectar en la influencia que tenga en la región para diversas actividades, incluso económicas, lo que le puede generar diversas complicaciones, eso sin mencionar que otros presidentes latinoamericanos, como el brasileño Jair Bolsonaro, busquen tomar el liderazgo que nuestro país busca.
- Sin embargo, la especialista reitera que tanto en el caso de Nicaragua como en el de Venezuela, México debe tener cuidado con los pronunciamientos internacionales que haga, sobre todo cuando se refiera a casos concretos en los que están siendo violados todos los derechos humanos
- Señala que el hecho de que el gobierno mexicano decida continuar con la Doctrina Estrada, de abstenerse de otorgar reconocimiento a gobiernos, no implica que pueda diseñar una estrategia diplomática innovadora, mas allá de mantener o suspender relaciones diplomáticas con el gobierno en cuestión, “debe de ser una estrategia que no únicamente enarbole la no intervención y la libre autodeterminación de los pueblos, sino también la promoción, defensa y protección de los derechos humanos, no solo en el interior de nuestro país, sino también en el exterior”.
- “México puede ser candil de la calle y de su casa, pues una cosa no debe excluir a la otra. Ambas deben de llevarse a cabo al mismo tiempo. Si el gobierno mexicano logra desarrollar esa estrategia diplomática puede incluso erigirse como un interlocutor dentro del actual espectro político internacional y como un mediador ante el conflicto, que le puede evitar una posición de aislamiento internacional”.
Es indispensable tener presente el contexto internacional de este momento, los valores que se quieren impulsar y los intereses que se tienen como país.
Mediador o aliado
Señala que pese a que la nueva política exterior que el gobierno mexicano busca poner en practica puede ser considerada positiva, pues rescata valores que tradicionalmente en la historia le han funcionado a nuestro país en la defensa de diversos objetivos, es indispensable tener presente el contexto internacional de este momento, los valores que se quieren impulsar y los intereses que se tienen como país.
- “El actual gobierno debe aprovechar y utilizar que al ser un gobierno democráticamente elegido que participó en las contiendas electorales dentro de los cauces legales y los tiempos establecidos por la legislación mexicana, cuenta con un respaldo popular que le servirá para enarbolar una posición de intermediario en el conflicto”.
Labardini Fragoso subraya que para hacerlo y evitar que sea visto como un aliado incondicional, el gobierno mexicano deberá utilizar la misma estrategia que se había construido en los últimos años con el presidente Enrique Peña Nieto, pero ahora bajo la nueva perspectiva del nuevo gobierno, en la que se busque sentar a las partes, en un territorio neutral, e invitarlos a dialogar para tratar de generar mecanismos junto con los demás actores internacionales./SIEMPRE! – PUNTOporPUNTO