Desde hace casi cuatro meses México vive anclado al futuro, más pendiente de lo que dice y hace el presidente electo que el saliente. La rotunda victoria de López Obrador el 1 de julio, el cambio de discurso e intenciones del futuro mandatario y su gabinete, acaparan la atención, más si se trata de temas de seguridad y violencia. Y lo hacen antes siquiera de empezar a gobernar. Este miércoles, López Obrador dio por concluidos los foros por la paz y la reconciliación, puestos en marcha tras su victoria en las urnas, toda una declaración de intenciones y de las diferencias que, dice, le separan de los Gobiernos anteriores. Ante la cifra aterradora de muertos y desaparecidos de los últimos dos sexenios, el de Felipe Calderón y el de Enrique Peña, su mandato, con los foros, empieza haciendo algo que, a su juicio, no hicieron los anteriores, escuchar a las víctimas./EL PAÌS