El gobierno de Estados Unidos anunció este viernes el cambio de nombre oficial del Golfo de México y el monte Denali (Alaska), que en adelante pasarán a llamarse Golfo de América y monte McKinley, respectivamente, según un comunicado del Departamento del Interior.
“De conformidad con la reciente orden ejecutiva del presidente Donald J. Trump, el Departamento del Interior se enorgullece de anunciar la implementación de restauraciones de nombres que honran el legado de la grandeza estadounidense, esfuerzos que ya están en marcha”, señala en un comunicado.
- La dependencia explica que “estos cambios reafirman el compromiso de la nación de preservar el extraordinario patrimonio de EU y garantizar que las futuras generaciones de estadounidenses celebren el legado de sus héroes y sus bienes históricos”.
Este cambio se hará efectivo definitivamente cuando la Junta de Nombres Geográficos del país actualice la nomenclatura federal oficial en el Sistema de Información de Nombres Geográficos, “con vigencia inmediata para uso federal” a partir de ese mismo momento, según el Departamento del Interior.
¿Por qué Golfo de América?
Respecto al Golfo de América, Washington destacó sus “contribuciones duraderas” a “la vitalidad económica de Estados Unidos”, subrayando que la decisión de Trump de cambiar formalmente su nombre no ha hecho sino “reafirmar su importancia central para la nación”.
¿Por qué Monte McKinley?
Por su parte, el monte McKinley, el pico más alto de Norteamérica, se ha constituido con este cambio de identidad en “un monumento a la fuerza y determinación del presidente William McKinley” -el 25º presidente de Estados Unidos-, quien “condujo heroicamente a la nación a la victoria en la guerra hispanoamericana, promoviendo una era de rápido crecimiento económico y ganancias territoriales para la nación”.
El equipo de Trump presentó este particular homenaje a McKinley como un “reconocimiento significativo” a su “perdurable legado”, después de que “la administración del presidente (Barak) Obama eliminara el nombre McKinley de la nomenclatura federal” en 2015, de acuerdo con el mismo escrito.
“El Departamento del Interior mantiene su compromiso de respetar todos los aspectos de la orden ejecutiva del presidente Trump, garantizando que los nombres que utilizamos reflejen los valores, sacrificios y logros que definen nuestra nación”, dijo el Departamento del Interior.
Este anuncio llega después de que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, rechazara a principios de enero –antes de la toma del poder de la nueva Administración Trump– la propuesta del presidente estadounidense de rebautizar el golfo de México para llamarlo golfo de América y sugiriera en tono irónico que Estados Unidos debería llamarse entonces “América Mexicana”, apelando a un texto de principios del siglo XIX.
Trump puede orillar a otros países a usar el nombre de Golfo de América
La orden ejecutiva de Donald Trump de renombrar el Golfo de México como Golfo de América podría no tener un impacto global, ya que no existe ninguna forma de obligar a los países a cambiar los nombres de aguas internacionales, sin embargo, Estados Unidos podría orillarlos a hacerlo por medio de una petición formal o hasta implementar sanciones a quienes no lo hagan.
Estados Unidos no tiene derecho a renombrar el Golfo de México, ya que son aguas internacionales, aunque las primeras 12 millas (19.31 kilómetros aproximadamente) de la costa sí son consideradas parte del país, por lo que el cambio de nombre podría ser más sencillo.
No existe un proceso oficial para que algún país cambie el nombre de alguna montaña, frontera o agua internacional y obligue a otros a aceptarlo, por lo que la administración de Trump sólo podría hacer una petición formal a otros países para que hagan el cambio en sus mapas.
Sin embargo, si los países deciden no reconocer al Golfo de México como Golfo de América, Estados Unidos podría imponerles sanciones.
¿Cómo se cambian nombres geográficos en EU?
Estados Unidos podría cambiar el nombre del Golfo de México de forma local, y así el gobierno puede usar el de Golfo de América en documentos oficiales, señalamientos y mapas, aunque el proceso no es tan sencillo como simplemente firmar una orden ejecutiva.
En Estados Unidos, los nombres de lugares están estandarizados por la Board on Geographic Names, que forma parte del Servicio Geológico del país, la agencia encargada de elaborar mapas.
- Generalmente, renombrar un lugar empieza de forma local, con las personas de un estado o condado que proponen un cambio de nombre y obtiene apoyo, pero el proceso puede cambiar según cada estado.
- En 2017, Minnesota cambió el nombre del lago Bde Maka Ska. Para lograrlo, la junta geográfica local votó a favor y llevó su solicitud a los comisionados del condado.
- Cuando el condado estuvo de acuerdo, la solicitud se envió al Departamento de Recursos Naturales de Minnesota, que la hizo oficial para Minnesota.
Luego, el estado de Minnesota envió la solicitud a la Junta de Nombres Geográficos, que la hizo oficial para todo Estados Unidos.
Sin embargo, no siempre el proceso es sencillo. Alaska pidió cambiar el nombre de la montaña McKinley a Denali, desde 1975, pero la Board on Geographic Name no tomó ninguna acción para hacerlo oficialmente.
- Los miembros de la delegación del Congreso de Ohio (el presidente William McKinley era de Ohio) objetaron durante muchos años las solicitudes para cambiar el nombre de la montaña, y la junta no actuó en respuesta a esas solicitudes.
- En 2015, el presidente Barack Obama nombró a Sally Jewel como jefa del Departamento de Interior, quien posteriormente declaró el cambio oficial de la montaña a Denali ante la falta de acción de la junta, algo que la ley permite al Departamento de Interior si un «tiempo razonable ha pasado».
Trump anunció en su regreso a la Casa Blanca que cambiaría el nombre de la montaña a McKinley, algoa lo que dos senadores de Alaska se han opuesto rotundamente.
Si una persona objeta el cambio de nombre, puede pedir a una corte que intervenga.
Ven en cambio a golfo de América plan para reclamar zonas petroleras
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decretó oficialmente cambiar el nombre del golfo de México al golfo de América. Aunque pueda parecer un gesto simbólico, esta propuesta está cargada de posibles implicaciones políticas, diplomáticas, económicas y legales que podrían transformar la dinámica de las relaciones internacionales y afectar directamente a los países que comparten esta gigantesca área marítima incluidos sus recursos estratégicos como el gas y el petróleo.
- El golfo de México es una de las zonas más ricas en recursos naturales, particularmente en petróleo y gas. Según datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), aproximadamente 17% de la producción de petróleo de EU proviene del golfo de México. Este recurso es fundamental para la independencia energética de EU.
- Octavio Pescador, académico de la UCLA y analista investigador, comentó a EL UNIVERSAL que “cualquier movimiento que altere la percepción o la administración del golfo de México podría tener consecuencias directas en la seguridad energética de EU y en los precios globales del petróleo, por eso no creo que vaya a suceder nada fuera de lo normal por el cambio de nombre del golfo [por parte de Trump]”.
- En un foro reciente, Martha Bárcena, quien fue embajadora de México en Estados Unidos, dijo que el cambio de nombre podría ser un primer paso para empezar a reclamar territorio donde hay petróleo. El golfo de México es un centro neurálgico para el comercio marítimo internacional. Más de 60% de las exportaciones de granos de EU salen de puertos ubicados en esta región, según la Asociación Nacional de Exportadores de Granos, lo que equivale a 30 millones de toneladas.
El geoestratega estadounidense Peter Zeihan, autor de The Accidental Superpower, explica en su libro cómo la geografía de EU, incluyendo su acceso al golfo de México, ha sido fundamental para su desarrollo como una potencia mundial. El golfo de México es una vía de acceso vital para comercio marítimo. Los puertos más importantes de EU en el golfo de México son los de Corpus Christi, en la costa de Texas; y puerto de Plaquemines, en la costa de Louisiana; son cruciales para importación y exportación de bienes desde EU apostados sobre el golfo de México.
“La explotación de estos recursos ha contribuido significativamente a la independencia energética de Estados Unidos”, ha dicho el historiador, pero, además, la ubicación del golfo de México facilita las relaciones comerciales y políticas con países de América Latina, aumentando la influencia de EU en la región y proporciona una barrera natural que ha protegido a EU de invasiones y conflictos, permitiendo a la Unión Americana enfocarse en su desarrollo interno. Zeihan argumenta que estas ventajas geográficas, entre otras, han sido cruciales para que Estados Unidos se convierta en una superpotencia. El golfo de México, en particular, ha jugado un papel esencial en la economía, la seguridad y la política exterior de la Unión Americana; incluida la fortaleza económica del petróleo bajo el lecho del golfo de México . Durante el siglo XIX, el golfo de México sirvió como vía de acceso a los territorios adquiridos tras la Doctrina Monroe y la anexión de Texas.
Según el historiador estadounidense Douglas Brinkley: “El golfo de México es la cuna de la expansión económica y militar de EU”. La propuesta de Trump no sólo está diseñada para reforzar su visión de América Primero, sino que también envía un mensaje claro al resto del mundo sobre la intención de EU de reafirmar su control sobre áreas estratégicas. Una participante del think tank New America señaló en redes que “este tipo de gestos simbólicos son una forma de diplomacia coercitiva. Al renombrar el golfo de México, Estados Unidos está redefiniendo su rol como líder global, pero lo hace de una manera que molesta a sus aliados y vecinos”.
“Esto es más mediático y más para respaldar la corriente del pensamiento político que Trump representa, es parte de su guerra cultural”, dice Pescador; “ya existe un referente idéntico entre ambos países, donde cada país le dice de distinta manera a un río en la frontera; México le dice río Bravo y en Estados Unidos lo llaman río Grande y no pasa nada”.
- En el plano interno, el decreto podría ser utilizado por Trump para fortalecer su base de apoyo; “particularmente entre los sectores que ven con buenos ojos cualquier medida que refuerce la idea de la supremacía estadounidense”, comenta el analista. La congresista Marjorie Taylor Greene, aliada de Trump, declaró que planeaba presentar un proyecto legislativo para cambiar el nombre del golfo.
“Donald Trump, dentro de EU y en su legislación le va a llamar golfo de América porque tiene esa potestad y lo va a hacer”, dice el académico Pescador, “pero no porque vaya a querer quitar territorio marítimo, porque hay límites marítimos territoriales y están muy bien definidos y existe una ley internacional marítima que el Congreso estadounidense reconoce para cualquier arbitraje. No creo que vaya por ahí”. Cualquier intento de ejercer un control unilateral a nivel mundial sobre el golfo enfrentaría retos legales y diplomáticos. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) otorga derechos exclusivos a los países costeros sobre las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) que se extienden hasta 200 millas náuticas desde sus costas. Dentro de estas zonas, los países tienen derechos exclusivos sobre los recursos naturales y actividades económicas.
- En el caso del golfo de México, México tiene jurisdicción sobre 829 mil kilómetros cuadrados, mientras que EU controla 662 mil kilómetros cuadrados. Estas delimitaciones están claramente definidas y respaldadas por el derecho internacional. El analista jurídico James Kraska, explicó que “Estados Unidos no puede, bajo ninguna circunstancia, reclamar jurisdicción total sobre el golfo sin enfrentar una resistencia legal significativa de México y otros actores internacionales”. Esto incluye la necesidad de negociar cualquier cambio en las aguas internacionales del golfo en foros multilaterales, como la Organización Marítima Internacional (OMI).
Renombrar el golfo de México puede parecer un acto simbólico, pero sus implicaciones podrían ser profundas y multifacéticas. Desde el punto de vista político, genera tensiones bilaterales con México y proyecta un mensaje de unilateralismo al mundo. Económicamente, podría alterar el comercio y las operaciones en una de las regiones más estratégicas del hemisferio occidental y deja mucho que pensar sobre la posibilidad de querer ampliar la influencia estadounidense sobre los recursos naturales bajo el lecho del golfo de México; aunque legalmente, enfrente barreras casi insuperables debido a las delimitaciones internacionales vigentes.
Un cambio no sólo requeriría negociaciones y aprobación en el ámbito nacional a través de la Junta de Nombres Geográficos de EU, sino también en el internacional, con la participación de la Organización Hidrográfica Internacional, la ONU y los países afectados. La falta de consenso regional o internacional haría prácticamente inviable la implementación de un cambio de nombre con reconocimiento global./Agencias-PUNTOporPUNTO