Al menos 27 millones de personas alrededor del mundo que sobrevivieron al COVID-19 han padecido de un síntoma persistente, hasta seis meses después de recuperase del virus SARS-CoV-2: la pérdida duradera del olfato o el gusto.
- Así lo afirma una investigación publicada esta semana en el British Medical Journal, en el que científicos evaluaron 18 estudios previos sobre la disfunción de estos sentidos.
- El estudio señala que alrededor del 5 por ciento de los pacientes han reportado este problema y, dado que se estima que se han notificado 550 millones de casos de COVID-19 en todo el mundo, 27.5 millones de personas habrían sufrido de pérdida de olfato.
Sin embargo, este no es el único problema, pues de acuerdo a la investigación, las personas con pérdida del olfato y gusto pueden experimentar anorexia, aversión a los alimentos, desnutrición, ansiedad y depresión.
Todas estas perturbaciones pueden amplificarse por la aparición de alteraciones cualitativas, en particular por la parosmia.
- La parosmia, una percepción olfativa distorsionada fluctuante, es una secuela común de la disfunción olfativa asociada con COVID-19, que surge en promedio tres meses después de la infección por SARS-CoV-2.
- Para la gran mayoría, la parosmia transforma un olor agradable en uno desagradable, y las actividades diarias como oler el café y sentir el sabor de la comida pueden volverse repugnantes y angustiosas emocionalmente.
tanto el olfato como el gusto son cruciales para funciones vitales, como alertar sobre peligros ambientales, incluidos incendios, gases venenosos, fugas de gas y alimentos en mal estado./Agencias-PUNTOporPUNTO