Susana estuvo a punto de no ver a su familia en Navidad, ha sido discriminada por ser mujer y tiene que solventar algunos gastos que no le corresponden, pero su pasión por ser policía la mantiene al frente. Con un horario de trabajo fijo en el contrato, pero a veces sin fin en la jornada laboral, ella es una de tantos elementos policiales que en el país sufren algunos abusos por parte de sus mandos o de las corporaciones de seguridad a las que pertenecen.
- En México, la labor policial no sólo conlleva que las y los oficiales y agentes arriesguen su vida en el cumplimiento de su deber, sino que además tienen que lidiar con malos tratos por parte de sus jefes, pagar con su dinero su uniforme y recibir órdenes por labores que no les corresponden, incluso hasta cubrir cuotas para mantener el trabajo.
Para ella, quien por seguridad ha cambiado su nombre para esta entrevista, el ser mujer es una debilidad si se labora en el sistema de justicia ya que, dice, algunos jefes creen que trabajar con una mujer policía “es una labor más complicado o pudiera entorpecer las labores diarias ” por lo que es mejor que se queden detrás de un escritorio. “Sufrí discriminación por género, por ser mujer.
Estaba en Chetumal, Quintana Roo, con un comandante quien me incluía cuando hacíamos cateos por venta de droga, pero un jefe regional me mandó a llamar y me dijo que me iba a poner de encargada de análisis táctico y eso es labor de escritorio y por ser mujer debía estar detrás de un escritorio, aunque yo estaba bien trabajando en campo; eso de alguna manera es discriminación a los 15 días de que yo había llegado a trabajar.
“Me dejaban en las guardias de fin de semana y se veía un enojo del jefe. En unas vacaciones decembrinas, me tocó que no me las iban a dar y éstas pues no las pueden restringir por ley y solamente por necesidades del servicio podrían ser, pero no había nada, y eso de necesidades del servicio algunos jefes lo han inventado como no darte ciertos días”, platica a MILENIO.
- La agente de la Fiscalía General de la República (FGR), con 16 años de experiencia, comenta que “hay comandantes que dicen que no les gusta trabajar con mujeres porque para ellos es un riesgo y pues finalmente creo que todos tenemos la capacidad de hacerlo, sí tenemos diferentes aptitudes, pero la capacidad sí está”.
“Te marginan como mujer y de alguna manera para permanecer siempre te piden algo y son muy pocas las personas que valoran tu trabajo y muy pocos compañeros que les gusta hacer su trabajo con dedicación”. Según datos recopilados a través de la encuesta ¿Qué piensa la policía?, hecha por la organización Causa en Común, la percepción de los policías sobre el funcionamiento de sus corporaciones, sus condiciones y dinámicas laborales, los coloca como un sector vulnerable en el que hasta poder ascender de nivel hay que sufrir ciertas condiciones.
Cursos, para compadres o amigos de altos mandos
En el sondeo, en el que se entrevistó a policías de 28 entidades de mayo a noviembre 2019, un 53 por ciento de ellos respondió que por vocación decidieron ser oficiales, mientras que 20 por ciento lo hizo por necesidad. Sin embargo, un 69 por ciento nunca ha recibido un ascenso y 65 por ciento un estímulo económico.
- Y es que parte de ello, comenta Susana, podría estar relacionado con compadrazgos que hay dentro de las secretarías de seguridad y fiscalías del país. “Hace tres años hubo exámenes de ascenso y para subir de nivel son 50 plazas pero no alcanzan los lugares para todo el país. Los cursos, me tocó ver, que a estos mandaban a la gente cercana del director general o del comandante tal, no tenemos acceso a la capacitación en el extranjero porque hay cursos que dan los israelíes o en Brasil, pero nada más van ciertas personas como el compadre o el amigo.
Esposas de 800 pesos y uniformes de poca calidad
Susana platica que ha tenido que pagar por su propio uniforme, ya que incluso el que le han dado es de poca calidad, incluso tiene que acudir a compras extranjeras para portar un pantalón y equipo de seguridad táctico que le dé certeza y seguridad en sus labores diarias, como hacerle frente al crimen organizado.
“Los uniformes los metías a la lavadora o los llevabas a la tintorería y se deshilaban, creo que eso pasa en todas las instituciones de policía. Yo compré mis esposas y guantes tácticos, y el chaleco ese me lo dieron, pero es uno que de plano corres más sin él y su blindaje supuestamente es garantizado.
«Hay otros uniformes que ya son otra cosa con pantalones de una marca extrajera. Las esposas cuestan entre 800 y mil pesos, un pantalón puede valer 800 pesos y los tienen que pedir por internet y las botas hasta 3 mil pesos. Compro mis cosas porque finalmente es mi vida y mi protección”, relata.
- De acuerdo con Causa en Común, en el país los oficiales tienen que poner dinero de su bolsillo para solventar gastos que las instituciones de seguridad o el propio gobierno no les brindan. Por ejemplo, un 51 por ciento de ellos paga con sus recursos sus botas o calzado, 43 por ciento su uniforme, 35 por ciento la papelería para sus informes, 12 por ciento en chaleco antibalas y gasolina para la patrulla.
«Te quedas por amor a la camiseta»
En el reporte se indica que apenas sólo 92 por ciento percibe dinero correspondiente a su aguinaldo, 46 por ciento el seguro de vida y 29 por ciento gastos funerarios. Asimismo algunos policías reciben órdenes para realizar labores que no les corresponden como hacer encargos personales a sus jefes (21 por ciento), pagar cuotas (12 por ciento), votar por algún candidato (5 por ciento), acudir sin consentimiento a mítines políticos (4 por ciento) y torturar a algún detenido (3 por ciento).
Para Susana, algo que es común en su labor es que el horario de trabajo no se cumple a veces al 100 por ciento como marca la ley o su contrato, pues incluso no reciben ciertas prestaciones a pesar de exponer hasta su vida. “No siempre se cumple el horario de trabajo, por ejemplo, de nueve a nueve; son muy pocas veces porque cuando hay un cateo o una puesta a disposición se puede empezar a las 05:00 y terminar al otro día y ya es criterio de tu jefe si te dan el día libre.
Ahora sí que te quedas por amor a la camiseta y trabajamos diario y es quedarte hasta que no haya nada, pero no tenemos un horario establecido de salida. “Se supone que deberíamos de tener un tiempo para hacer ejercicio, no tenemos tiempo. No tenemos un comedor a donde comer o desayunar y todo lo tenemos que pagar con nuestro dinero.
Al principio había un comedor que pagaba la institución y la comida te costaba como 15 pesos y no se ganaba mucho. No nos dan alguna compensación de riesgo y nos dan una compensación hasta final de año; nada de horas extras u otras prestaciones por el riesgo»./MILENIO-PUNTOpoPUNTO