El show de Javier Duarte está en marcha. Desde hace una semana, el exgobernador de Veracruz acude insistentemente a los medios en México para colocar su versión de la historia, para matizar una narrativa en la que aparece como el operador principal de una trama corrupta que desvió y blanqueó cientos de millones de pesos de las arcas públicas.
Y lo hace para señalar a su antiguo partido, el PRI, del que fue expulsado a finales de 2016 por su presunta participación en la trama corrupta. Son ellos los culpables, dice, no él. Duarte filtró el lunes un vídeo grabado al parecer el 15 de abril de 2017, horas antes de su detención en Guatemala.
En las imágenes, el exgobernador, en búsqueda y captura desde hacía meses, aparece tranquilo. Señala que se va a entregar, que no lo van a detener. Que todo es un circo, que la supuesta investigación de las autoridades no es más que un cuento.
Duarte sería detenido el mismo 15 de abril. Acusado de lavado de dinero y asociación delictuosa, protagonista de un polémico proceso por los reiterados errores de la Fiscalía en la construcción de la acusación, un juez lo condenaría en septiembre del año pasado a nueve años de prisión./ EL PAÍS