El derecho a la higiene menstrual no existe en las cárceles de México. Las mujeres privadas de la libertad que carecen de visita familiar o dinero tienen que improvisar con trapos viejos, calcetines o pedazos de tela como sustituto de las toallas sanitarias, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades.
- EL UNIVERSAL entrevistó a mujeres que estuvieron y que están en prisiones federales y estatales. En la cárcel femenil de Santa Martha Acatitla, en la Ciudad de México, algunas utilizan trapos que recogen; en la antigua prisión de Islas Marías usaban las blusas del uniforme, mientras que en la cárcel de Morelos se quitan los calcetines pa ra utilizarlos como compresas.
- La alternativa es trabajar extra para adquirir estos insumos en las tiendas de las penitenciarías.
- Las autoridades no proporcionan condiciones adecuadas para la higiene menstrual y, además, ignoran este problema.
- Para diversos organismos que defienden esta causa, la omisión impide la rehabilitación de las reclusas por violar derechos, como a la salud y la educación.
Ante la falta de toallas sanitarias gratuitas y un trato apropiado, mujeres privadas de la lidertad usan trapos y calcetas; las autoridades ignoran esta problemática iridiana descubrió que en la prisión hasta un calcetín sirve como toalla durante la menstruación; Isabel se aísla cada que menstrúa y no hay agua en la cárcel; Abigail aprendió que cualquier pedazo de tela es valioso para la regla. Las tres mujeres descubrieron que en las cárceles de México el derecho a la higiene menstrual no existe.
Según diversas entrevistas con mujeres que están o han pasado por la cárcel y con cuestionamientos vía transparencia, las autoridades no otorgan insumos para el periodo menstrual, por lo que las reclusas dependen de las visitas familiares para tener toallas o tampones o para comprarlos adentro.
- “En el Cefereso de Morelos yo tenía hemorragias por mala alimentación y pérdida de peso. Primero perdí la regla, pero cuando volvió era muy abundan te. Yo no tenía tienda, porque no tenía depósito. ¿Qué podía hacer? Usar calcetines como toallas.
- “Me da tristeza, porque yo recordaba cómo afuera dejaba la toalla por ahí y en ese momento la necesitaba.
- “Nos daban cuatro calcetines: dos cafés y dos blancos, pero luego se acababan, porque el cambio de uniformes era cada medio año”, narra Viridiana, quien tiene 30 años y salió de prisión en 2019.
De acuerdo con ella, en la prisión federal de Morelos, un paquete de toallas nocturnas costaba hasta 80 pesos; sin embargo, en tiendas regulares se encuentran entre 25 y 60 pesos.
La higiene menstrual es un derecho humano, según diversas organizaciones internacionales, como Human Rights Watch y Wash United, que subrayan que se trata de una base para garantizar la equidad de género.
- “Cuando las mujeres y niñas no pueden manejar su higiene menstrual, puede afectar negativamente su derecho a la educación, al trabajo y a la salud”, expresa la guía Entendiendo la higiene menstrual y los derechos huma nos, de ambas organizaciones. /EL UNIVERSAL-PUNTOporPUNTO