En el Congreso de la Unión, las bancadas y legisladores de los distintos partidos han sumado esfuerzos para modificar el Código Penal Federal y evitar que exista un tiempo límite para juzgar y castigar a quienes violenten a las niñas y niños en el país.
Sin embargo, las iniciativas presentadas en esta materia aún no han sido discutidas y aprobadas en su totalidad, por lo que todavía hay un largo camino por recorrer antes de calificar estos esfuerzos como una victoria.
A la hora de proponer iniciativas es común que se caiga en lo que se conoce como la ingenuidad jurídica, es decir, pensar que modificar una ley o un artículo cambia la realidad
- Una de las primeras acciones en espera de concretarse fue la aprobación el pasado 6 de febrero en la Cámara alta para hacer imprescriptible el delito de pederastia.
- En el artículo 205 Bis se añadió que las sanciones por este ilícito no pierden vigencia, como sucede actualmente con la corrupción de menores, la pornografía infantil y el lenocinio con quienes no han alcanzado la mayoría de edad gracias a las iniciativas presentadas por las diputadas Verónica Juárez del PRD y Lorena Villavicencio de Morena.
- No obstante, en el Senado, aún está pendiente la aprobación de estas modificaciones.
- De igual manera, la diputada Villavicencio, en entrevista para Reporte Índigo, adelanta que no solo se está buscando que el delito de pederastia no prescriba, sino todos aquellos de índole sexual contra menores, iniciativa que ya se aprobó en la Comisión de Justicia pero que no se ha pasado al Pleno para su discusión.
- “A pesar de que el Estatuto de Roma establece que los delitos deben prescribir, en este caso en particular consideramos que no debe ser así, ya que la mayoría de las denuncias de las personas víctimas de este agravio se dan mucho tiempo después, cuando ya son adultos o por lo menos tienen la madurez para entender lo que sucedió”, explica la diputada.
De acuerdo con datos de Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en el país cada día asesinan a 3.6 niños y niñas, siete desaparecen diariamente y, además, cuando un menor es víctima de cualquier hecho delictivo, de cada 100 carpetas de investigación, únicamente tres alcanzan una sentencia, lo que refleja un muy alto nivel de impunidad.
“En este contexto la violencia sexual es una expresión que no es nueva, que es histórica y que afortunadamente a través de los años se ha ido avanzando para reconocerla.
- “Sabemos que hay muchas formas de violencia sexual. La más cruda y la que tiene un impacto enorme en la vida de los menores es la que se da al interior del contexto familiar en expresiones de abusos o violaciones”, explica.
- Además, Pérez García comenta que este tipo de delitos tienen un sustrato cultural muy lamentable, el cual parte de una idea generalizada de los niños y niñas como objetos que pertenecen a sus familiares o tutores, como si no tuvieran derechos.
- “Bajo ese elemento de pensar que son propiedad familiar es muy fácil que se conviertan en objeto de deseo sexual.
- “Ocho de cada 10 abusos sexuales inician desde que son pequeñitos y se dan en el entorno familiar: padres, padrastros, tíos, abuelos o amigos de la familia”, comenta el director de Redim.
Pérez García explica que estos agravios pocas veces se denuncian debido a lo que popularmente se conoce como “secreto familiar”.
“Gran parte del problema por el cual este tipo de abusos no se dan a conocer a las autoridades es porque las personas abusadoras suelen ser encantadoras, cercanas y en muchas ocasiones proveedores económicos; particularmente en condiciones de pobreza y precariedad, pues el agresor es vital para la vida de toda la familia, lo que provoca que no se les denuncie con tal de mantener la dinámica económica”.
Aunado a esto, otro de los grandes problemas que enfrentan los niños y niñas víctimas de las violencias sexuales es que sus denuncias están regidas por una visón adultocéntrica, pues para ser consideradas válidas deben dar tiempo, circunstancia y lugar, algo muy difícil de cumplir para un menor, especialmente para los más jóvenes
“Muchas veces por las limitaciones del lenguaje, por sus fantasías y por cómo les plantean las situaciones sus agresores, ellos hacen referencia a estos momentos con términos inadecuados legalmente, lo que termina invalidando sus acusaciones ya que no pueden expresarse por su falta de experiencia de vida como personas adultas.
“Hacen referencia a objetos peligrosos como monstruos, por ejemplo, o utilizan apodos para nombrar ciertas partes del cuerpo y eso para muchos jueces se convierte en un argumento no fiable y liberan a los pederastas”, acusa el director de Redim./REPORTE INDIGO-PUNTOporPUNTO