Luego de la irrupción del CJNG a por lo menos 10 localidades rurales del municipio de Apatzingán, Michoacán, en donde se apoderó de las viviendas, negocios, ganado y vehículos de los pobladores.
- La organización criminal minó los caminos de terracería y predios de esa zona de la Tierra Caliente, principalmente en las localidades de Las Anonas, La Limonera, Acatlán, Los Tules y La Salatera.
- Actualmente, las comunidades son pueblos fantasma, pero el miércoles pasado, el Ejército Mexicano desplegó un operativo para frenar la ofensiva y recuperar esa parte de la entidad.
El convoy militar trasladó a esa zona de Michoacán a un equipo especializado para desactivar las minas y limpiar el terreno de explosivos.
Los habitantes de varios pueblos de esa zona de la Tierra Caliente michoacana, que han sido desplazados por esa organización criminal, se reunieron en la localidad de Acatlán.
- Unas familias están refugiadas en casas de madera que les prestaron algunos habitantes, otras se quedan en las canchas de una escuela y otras familias pernoctan debajo de árboles.
- El caluroso clima se mezcla con las pertinaces lluvias y fuertes vientos que han techado Acatlán, donde a cada momento se escuchan los estruendos de los rifles de asalto, de los drones con explosivos y de los impactos de las letales balas de Barrett calibre .50.
“Mi niña nada más escucha los tronidos y se espanta, se tapa los oídos y empieza a llorar, por eso fue que los saqué en friega del pueblo”, describe Juan de Dios, un joven de 25 años, que tuvo que sacar a su familia de La Salatera, pueblo tomado recientemente por asalto perpetrado por el CJNG.
El trabajador del campo huyó hace una semana junto con su esposa y su hija de dos años, a quienes por la emergencia las sacó del rancho en motocicleta.
El joven platica que es casi imposible regresar a su localidad ya que todos los caminos y predios están llenos de mina.
- “Está minado el terreno y cuando se arrima uno nomás se oyen las explosiones muy fuertes al lado de los cerros, al pie de las casas, en las carreteras”, narra.
- Como resultado, Juan de Dios tuvo que refugiarse en Acatlán de donde se traslada en ocasiones a la cabecera municipal de Apatzingán para trabajar un par de días a la semana, pues debe mantener a su familia.
“Cuando recién nos salimos, vivíamos debajo de un árbol y ya nos hicieron el favor de prestarnos una casita en lo que se arreglan las cosas y podemos regresar” a nuestra localidad, platica.
Víctimas de desplazamiento, están ansiosos en espera de que llegue la ayuda del Ejército Mexicano, que se acerca cada vez más.
Por los sinuosos caminos, se observa el nutrido convoy militar, lleva elementos operativos y algunos especializados en detectar y desactivar minas antipersonales.
También trasladan una máquina poco vista que el Ejército utilizará para limpiar de explosivos los caminos y el terreno sembrado de las letales minas.
- Los militares son cautos en su despliegue y la población le aplaude al paso de sus localidades, pues tienen la esperanza de que por fin acaben con el flagelo criminal y piden que les dejen instalada una base permanente.
“Ahí van los soldados. Ay, Dios, muchas gracias. Esperemos que ya saquen a la gente mala y quiten todas las bombas”, reitera Inés, una comerciante de la zona.
La labor de detección de minas está programada para iniciar este fin de semana, lo que les permitirá avanzar hacia las poblaciones de las que se ha apoderado el CJNG./Agencias-PUNTOporPUNTO