Tras críticas del Presidente Andrés Manuel López Obrador a la jerarquía católica por sus posturas ante la inseguridad, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reconoce que la relación que tienen con el Gobierno no es la mejor.
- Ramón Castro, secretario general de la CEM, lamentó los señalamientos vertidos desde Palacio Nacional en contra de los representantes católicos que, aseguró, en varios sexenios han alzado la voz ante problemas sociales e injusticias.
«¿Cómo está en este momento esa relación entre la Iglesia y el Estado en México?», cuestionó Castro.
«Bueno, creo que no está en su mejor momento, no es la más fructífera, ni la más, vamos a decir, floreciente, de toda la historia, pero tampoco es la peor. Entonces, creo que es una relación que pudiera mejorarse mucho todavía».
Tras el asesinato de dos jesuitas en junio, la CEM propuso cambiar la estrategia para enfrentar la inseguridad.
- En esa ocasión, AMLO acusó a los sacerdotes de no seguir el ejemplo del Papa Francisco por estar «apergollados a la oligarquía mexicana».
- El vocero de la CEM indicó que tanto el Gobierno federal como la Iglesia comparten el mismo objetivo: servir al pueblo, por lo que consideró que unir esfuerzos sería beneficioso para la sociedad.
«Nosotros le llamamos el pueblo de Dios y tenemos un objetivo común que es la promoción humana, que es la justicia, que es la paz, que es la verdad, ¿cuánto pudiera verdaderamente el Estado y la Iglesia trabajar? Ciertamente Iglesia y política son ámbitos distintos, pero no no son ámbitos separados totalmente, ya que el hombre religioso y el ciudadano es la misma persona», señaló.
«Entonces, creo que podríamos trabajar tanto, cada quien en su trinchera, cada quien en su lugar, pero unir esfuerzos. Cada quien poniendo lo suyo y creo que mucho se pudiera hacer por la paz, por la justicia, por la verdad, por una promoción sobre todo de la realidad integral del ser humano y la promoción de una justa distribución de la riqueza», agregó.
- La Iglesia actual, aseveró, está preocupada por la situación que se vive México, por lo que expone sus puntos de vista. Lamentó que esto no haya sido tomado de la mejor manera en Presidencia, pero aseveró que su postura ha sido firme.
- Por su parte, Hernán Quezada, integrante del equipo de Gobierno de la Compañía de Jesús en México, consideró que López Obrador concibe a la iglesia con ideas de hace tres décadas cuando, dijo, ésta también ha vivido una transformación.
«De pronto este Gobierno no nos está leyendo con las categorías adecuadas y le falta entendernos. No es la misma manera de establecer diálogos como podría ser hace 30 años, esta Iglesia del siglo XXI es más sinodal, un modo que nos ha consignado el Papa Francisco», comenta el jesuita.
La actual Iglesia, asevera, no busca la polarización, ni romper diálogos, sino hacerlo, resalta, con horizontalidad, cercanía, transparencia y mucho respeto.
«Encontrar puntos de coincidencia, caminos para transitar hacia la gracia que necesitamos en México. Es como si de pronto nos estuvieran entendiendo con unas categorías más del siglo pasado. Me refiero de pronto entender que podemos ser amigos o enemigos, cuando como Iglesia no ve la amistad o enemistad sino se trata de diálogo.
«Nosotros nunca vamos a ser enemigos, ni tampoco amigos, sino agentes de diálogos de construcción, aliados. Estamos interesados en construir juntos. Me parece que hay un modo de comunicar del Presidente que es muy propio de las mañaneras, que no tiene que ver siempre con la realidad, no con la realidad de cómo se van estableciendo los canales de comunicación. Creemos que no está desarrollándose en la mejor manera (el diálogo), no nos hemos sentido plenamente escuchados, ni tomados en cuenta», opina.
Quezada remarca que falta una mayor apertura para entablar encuentros en los que se escuchen los diversos puntos de vista, el no hacerlo, considera, implica perder la posibilidad de avanzar con un enfoque más amplio o diverso.
«A mí me parece que sería tirar a la basura una posibilidad de hacer algo más juntos, de caminar juntos y de potenciarnos, de unirnos, que eso no quiere decir que se está absolutamente de acuerdo, ni una decisión de ‘si camino contigo no te voy a cuestionar’, ‘si tú caminas conmigo, estás absolutamente de acuerdo conmigo’.
«No, o sea, tenemos que dialogar y el diálogo implica respeto como dice el mismo Papa Francisco, implica creer que el otro tiene algo valioso que aportar», apunta.
La muerte de sus hermanos, comenta, colocó a los jesuitas a pasar de defensores a víctimas de la violencia. Lamenta que, pese a los diversos llamados, la comunicación no haya sido integral.
«No hemos tenido un nivel de comunicación como esperaríamos con el Estado mexicano. Hay comunicación, hemos tenido comunicación, hemos tenido acercamientos, pero son como flechazos, que no significan mantener una luz encendida, que se vaya haciendo constante y nos permita iluminar el camino juntos, sino que han sido apariciones nada más por momentos, pero no hay una continuidad en este diálogo ni un trabajo conjunto para construir la paz.
«Yo creo que la comunicación no está rota, no estamos confrontados, de nuestra parte nunca vamos a romper las posibilidades de dialogar ni la comunicación», concluye.
Cercanos en otros sexenios, pero tan lejanos de la 4T
Uno de los puntos de quiebre entre la Iglesia y Estado fue el asesinato de los sacerdotes jesuitas Joaquín César Mora Salazar y Javier Campos Morales, el 20 de junio pasado en Cerocahui, Chihuahua.
A la fecha, no se ha detenido al presunto responsable José Noriel Portillo Gil, alias «El Chueco».
- Relatores especiales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre defensores de derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales y derechos de los pueblos indígenas han solicitado incluso información sobre este caso entre reproches de la comunidad religiosa por la falta de avances.
- Este hecho, incluso derivó en la colaboración de distintas órdenes religiosas, pero no con el Gobierno. Representantes de diversos cultos se unieron al llamado de justicia y católicos criticaron la política de seguridad de la actual Administración federal, lo que causó el disgusto del Mandatario.
«Todo eso se les olvida, incluso hasta a los religiosos, con todo respeto, que no siguen el ejemplo del Papa Francisco, porque están muy apergollados por la oligarquía mexicana», refirió en la conferencia matutina del pasado 21 de junio.
Cuando acusaron cobro de piso por parte del crimen organizado y le señalaron que ante los niveles de violencia no alcanzaban los abrazos para los balazos, también arremetió desde Palacio Nacional.
«Y esas expresiones de que ya no nos alcanzan los abrazos. ¿Qué quieren entonces los sacerdotes? ¿Que resolvamos los problemas con violencia? ¿Vamos a desaparecer a todos? ¿Vamos a apostar a la guerra? ¿Por qué no actuaron, cuando Calderón, de esa manera?», contestó López Obrador.
«¿Por qué esa hipocresía? Eso no debe permitir a nadie y mucho menos a un religioso, sea pastor de una iglesia evangélica o sea sacerdote. La verdad. Y cuidado con la politiquería. Una cosa es que tengan simpatías con los partidos conservadores y otra cosa es la mentira y la calumnia, y el levantar falsos testimonios», agregó.
Obispos también le han externado su disgusto con iniciativas sobre el aborto y la igualdad sustantiva. Pronunciamientos contra la propuesta de reformas para transformar el Instituto Nacional Electoral (INE) también ha causado ámpulas al tabasqueño.
‘Difícil si AMLO no acepta la crítica’
Alberto Manuel Athié Gallo, ex sacerdote con 20 años de servicio a la Arquidiócesis de México y actual activista y asesor en derechos humanos, considera que lo que abre las brechas entre el Gobierno y la Iglesia son los tintes de autoritarismo de las autoridades.
Pese a que desde la Presidencia se afirme que hay diálogo con los diversos sectores, entre ellos la Iglesia, opina que esto no es tangible y ha faltado diálogo.
«Él dice (el Presidente) que ha tenido acuerdos, pues hay que especificarlos, cuáles acuerdos, en qué han consistido. Yo creo que no ha tenido acuerdos porque este hombre (Andrés Manuel López Obrador) no lo acostumbra, acostumbra a imponer puntos de vista y es más a nivel discrecional y personal, que de posicionamientos de Gobierno», expone.
«Hay vacíos, pero no se pueden tocar con este modo de actuar autoritario del Presidente. Sí, es verdad que existe una distancia, porque no le gusta al Presidente actual que se metan en sus territorios, aunque no funcionen. No funciona la seguridad, tan no funciona que ya se extendió hasta el 2028, tiempo del Ejército controlando la Guardia Nacional y sometida a la disciplina militar», agrega.
- Athié Gallo considera que el titular del Ejecutivo federal busca seguir los pasos del ex Presidente Benito Juárez, quien, dijo, tenía una doble o triple «política discrecional», al explicar que se asumía como católico, era masón y buscaba una religión universal.
«Que es un poco lo que Andrés Manuel ha estado promoviendo que es la fraternidad universal», indica.
Sobre la participación de la Iglesia, estima que debería de ser más firme y seguir alzando la voz, para defender la libertad de expresión y la democracia.
«Estamos en un País democrático, en donde quienes mandan cada vez más, y ojalá así sea, son las personas que votan», señala.
«Que la Iglesia haga su función conforme al evangelio y a la doctrina social y no sólo la Iglesia católica, sino los protestantes, los creyentes», añade.
- Y lanza un exhorto al Gobierno para priorizar por el bien de la sociedad y atender el tema de inseguridad que, considera, ha sido un reclamo legítimo y urgente externado por jerarcas católicos.
«La Iglesia está preocupada porque los grupos actuales criminales han supuestamente tratado de controlar zonas enteras, eso les preocupa mucho, incluyendo Chihuahua. Sí, le han reclamado, primero la ausencia, y dos, la discrecionalidad del manejo de la violencia en esa zona, porque no solamente se trata de la muerte de dos jesuitas, sino de la muerte de mucha gente, de muchísima gente que ha sido asesinada por el crimen organizado que vive impune, impune significa que se sabe lo que hace, pero al mismo tiempo no se le toca, que es una forma de controlar o de mantener el poder en la zona», refiere.
«Yo digo sinceramente que es un tema que implica acuerdos con el poder político y el crimen organizado. Este Presidente está reflejando un modelo o tratando de actualizar un modelo que ya no funcionó en México, que era el modelo corporativista guiado por Lázaro Cárdenas, que ahora pretende corporativizar al Ejército y al crimen organizado. (Esto implica), más violación a los derechos humanos, lo que pasa es que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no actúa, y hay más de mil denuncias de los derechos humanos en contra de la Guardia Nacional, el crimen organizado hace lo que se le pega la gana en cualquier parte y no se le ha tocado», insiste.
‘AMLO busca subordinación, no diálogo’
Jorge Eugenio Traslosheros, académico del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y especialista en religión, refiere que el disgusto del Gobierno actual con la Iglesia radica en la falta de disposición del Ejecutivo a la crítica.
«El Presidente López Obrador no entiende de colaboraciones, sino de subordinaciones, entonces él mantiene una relación o pues todo eso es la política y está generado una distancia obviamente», considera.
«Es una demanda permanente de ‘si no me apoyan, es porque me atacan’, ‘el que no está conmigo, está contra mí’ y por eso ha habido algunos comentarios poco agradables de parte de López Obrador en contra de los católicos», agrega.
- El experto resalta que la Iglesia católica, en específico con los Obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, ha sido de las voces más críticas en el sexenio, pero lamenta que no haya respeto hacia un gremio que, pese a los desacuerdos, se exprese de manera enérgica, pero propia.
«Para él (el Presidente), sólo existe la política, no existe otra dimensión en la realidad, entonces todo lo hace a través de una interpretación política. Él ha expresado palabras claras, abiertas, indudables, de descalificación, incluso de burla. Hace poco declaró a católicos hipócritas que van y se hincan en la iglesia.
«No creo que esto signifique nada especial hacia los católicos, porque lo hace con todo mundo. Ése es su estilo personal, o se pelea o exige, no pide colaboración sino subordinación, sino se pelea con todo mundo. Entonces, yo creo que en ese sentido pues la relación con la Iglesia es una más para él», añade.
- Recuerda que Obispos también han alzado la voz en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), en seguridad y en migración, señalamientos o inconformidades que también han sido expresadas por organizaciones civiles y ciudadanos.
- Traslosheros indica que estos son temas importantes para la sociedad, exigencias con ecos en diversos sectores, y que, considera, no han sido tomados en cuenta.
«Entonces, digamos que estos grupos siguen la suerte de la sociedad civil, que ha encontrado muy poco eco con el Gobierno de López Obrador, esto es porque la Iglesia forma parte de la sociedad civil, no es un asunto particular contra la Iglesia, pero sí es un asunto de una detracción totalmente a colaborar con grupos de la sociedad civil que no lo apoyan incondicionalmente y eso pues es muy difícil encontrar.
«Sí hay en este sentido, como decirlo, una mayor conciencia de que se debe hablar con toda claridad. Me parece que está bien que así se exprese cualquier organismo en la sociedad», afirma.
Los choques por asesinato de jesuitas
25 DE JUNIO «Respetuosamente, pido, pedimos, señor Presidente, revise su proyecto de seguridad pública, porque no vamos bien, y esto es un clamor popular (…) Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos». Javier Ávila, líder de la comunidad jesuita en Creel, Chihuahua
27 DE JUNIO «Si hubiésemos continuado con esa política que se impuso desde que se declaró la guerra a la delincuencia, el País estaría en completa descomposición, ingobernable. Todo eso se les olvida, incluso hasta a los religiosos, con todo respeto, que no siguen el ejemplo del Papa Francisco, porque están muy apergollados por la oligarquía mexicana». Presidente Andrés Manuel López Obrador/Agencias-PUNTOporPUNTO