Tras reconocer la victoria de Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya fustigó la campaña que la PGR orquestó en su contra en la etapa proselitista.
- «Debo reiterar que el Gobierno federal usó facciosamente a la PGR y a otras instituciones para golpear mi campaña y lastimar mi candidatura. Si queremos que nuestro país sea verdaderamente democrático, esto no debe volver a suceder», advirtió el panista.
Fiel a su estilo, pronunció un mensaje que lo reivindica como opositor.
- «Es cierto que lo ocurrido, no mancha la victoria de López Obrador. La ciudadanía quería un cambio y optó mayoritariamente por la opción que él representa», articuló.
- Y dejó un mensaje al ganador: «Desde aquí le digo al próximo Presidente de la República: en las causas que nos son comunes, contará con nuestro apoyo; en la agenda con la que disentimos encontrará en nosotros una oposición tan firme y frontal como institucional y democrática».
Anaya cerró su mensaje y luego la catarsis asomó en una pequeña bodega del hotel que sirvió como cuarto de guerra en el día de la elección. Siempre acompañado de su esposa, Carolina Martínez, el candidato lloró su derrota. Kenia López, candidata al senado, estaba inconsolable. La mujer del candidato se mantuvo impasible y lo arropó.
- Un minuto después, Anaya salió con los ojos vidriosos, algo le susurró al oído a Carolina y, tomada de la mano, la pareja se perdió en un pasillo que se asemejaba a un túnel. La elección había terminado.
Poco después de las 16:00 horas, en el sexto piso del hotel, junto con sus estrategas más cercanos, el aspirante que a sus 39 años peleó la Presidencia de la República postulado por la coalición Por México al Frente sabía que la campaña estaba perdida.
- «Los números son los números», definía Jorge G. Castañeda, el coordinador de estrategia. Para esa hora, el salón habilitado para acoger un festejo que jamás se dio, lucía vacío. Paradójicamente, el ambiente desolado se impregnaba con el estribillo «encanto tropical».
- Anaya tomó la decisión de comparecer ante la prensa después de escuchar el mensaje de José Antonio Meade, que siguió al exhorto del consejero presidente del INE, Lorenzo Cordova, para pedir cordura a los actores y no anticipar vísperas.
- «Ninguna democracia funciona sin demócratas, por eso, porque creo en la democracia, porque soy un demócrata, digo hoy, ante los mexicanos, que la información de los resultados con los que cuento, me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador», aceptó.
- El queretano dijo, inclusive, que había telefoneado al tabasqueño para reconocerle su triunfo, expresarle su felicitación, y desearle «el mayor de los éxitos por el bien de México».
A pesar de la derrota, los seguidores del candidato y sus estrategas lo apoyaban con gritos de «¡A-na-ya!». En el templete, estaba flanqueado por su esposa, los líderes de los partidos del Frente -el panista Damián Zepeda, el perredista Manuel Granados y el emecista Dante Delgado-, así como por el activista Emilio Álvarez Icaza. Sentado en la alfombra, Salomón Chertorivski alzaba eufórico los brazos.
Enfrascado desde ya en una lucha interna por el control del PAN, el queretano que articuló un inédito frente opositor, que dobló a correligionarios, evocó a Clouthier para anunciar: «Sólo está derrotado aquel que ha dejado de luchar. Y nosotros, por amor a México, seguiremos en pie de lucha».
El mensaje suscitó la algarabía entre los suyos. Pero la derrota había marcado a otros. Los ojos llorosos, la ex dirigente Cecilia Romero no daba crédito al mensaje de José Antonio Meade.
- «¡Es patético! Meade sabía que no podía ganar. Ahí está el PRIMOR. Nunca iban a permitir que ganara Anaya, que sí sería un verdadero cambio para México. Es una situación que comprueba el contubernio terrible que hay, en la corrupción, entre unos grupos y otros, y es un llamado a la sociedad civil y a los partidos, a retomar esa fuerza ciudadana para sacar adelante al país», dijo.
- Castañeda resaltaba la elocuencia del mensaje de Anaya. «Lo más interesante del discurso, más allá de los resultados, es el contenido y la claridad. En primer lugar, el haberle hablado a López Obrador para felicitarlo. Y diciendo que la gente prefirió su cambio que el nuestro. Creo que es el primer discurso realmente democrático de alguien que no gana una elección», resumió.
La llamada de Anaya a López Obrador, contó Castañeda, «fue muy cordial y muy respetuosa, de ambos lados. Breve, pero muy cordial y respetuosa».
-¿Por qué tenemos el resultado que tenemos?
-Simplemente, el deseo de cambio es enorme y López Obrador pudo personificarlo más que Anaya, en parte porque lleva muchos años haciéndolo, y en parte, como lo dijo Anaya, porque ésta fue una elección de Estado.
Siempre acompañado por su esposa, Anaya dio la vuelta a la página. Pero en el PAN puede preparar otra batalla. La disputa por el liderazgo de Acción Nacional está a la vuelta de la esquina./ CON INFORMACIÓN DE NORTE