En la última semana del periodo de campañas electorales, Ricardo Anaya se asoleó. El candidato frentista sudó copiosamente y, a pleno rayo de sol, decidió quitarse los lentes para limpiarse la frente sin tanta lata cuando dirigía su mensaje.
En las gradas del foro «Sinfonía del Mar», contiguo a La Quebrada, había tantas sombrillas como banderas. El sol resplandecía en el océano y muchachos a bordo de motos acuáticas navegaban en círculo ondeando banderas del sol azteca.
- Ricardo Anaya dejó atrás las carpas, los auditorios techados y salones de hoteles con aire acondicionado para hacer campaña bajo un sol abrasador.
- -¿Y por qué no lo habían expuesto antes al sol? -se le preguntó al ex Gobernador morelense Marco Antonio Adame, integrante del equipo de campaña.
- -Bueno, para que se broncee un poquito.
En mangas de camisa, anfitrión junto con Beatriz Mujica de una comilona para Anaya, Ángel Ávila, secretario general del PRD, no tuvo empacho en reconocer, en todo caso, que las cuatro y media fue «un mal horario» para la concentración.
Acalorado, el propio dirigente se cuidó de subir a la tarima, pero no pudo evitar un chascarrillo del candidato cuando preguntó por él y no lo vio: «¿O qué? ¿Ya lo cansó el sol?».
Con el apuro de no perder su vuelo de las siete de la noche, Ricardo Anaya agotó el mitin en apenas cuarenta minutos, lapso en el que sudó como pocas veces en la campaña.
El pasado martes, de hecho, el candidato y su séquito habían perdido dos vuelos: el primero para volar al puerto de Veracruz y el segundo para retornar de esa misma terminal a la Ciudad de México.
Anaya se enteró ese día de que su nombre, el de su coordinador político, Santiago Creel, y el de su secretario particular, Osiris, fueron voceados por los operadores de Aeromar con el consabido y preocupante mensaje de «Última llamada…».
Así que, en punto de las cuatro y media de la tarde, el queretano irrumpió en el foro Sinfonía del Mar, conforme a la hora programada.
En la tarima, el primero en recibir al candidato presidencial fue una leyenda viva en La Quebrada, el clavadista Raúl Rodríguez, quien obsequió a Anaya una espectacular fotografía ojo de pescado de un clavado suyo.
La guerrerense Beatriz Mujica, ex secretaria general del sol azteca y candidata al Senado de la República por el Frente, le puso el balón a Anaya: Guerrero debía ser recompensado y ser la primera entidad en recibir el Ingreso Básico Universal, la oferta estelar de la campaña.
El panista tomó nota y, en su mensaje, se comprometió a llevar a Guerrero ese programa en caso de ganar la Presidencia. «Compromiso número uno: mil 500 pesos mensuales para toda la gente que lo necesita. Y el estado en el que vamos a empezar, ¿saben cuál va a ser? El estado de Guerrero. Aquí va a empezar el Ingreso Básico Universal, porque aquí hace falta ese apoyo», prometió. / CON INFORMACIÓN DE REFORMA