Fernando Purón aspiraba a un escaño en el Congreso mexicano por el Estado de Coahuila, pero lo asesinaron hace dos semanas. Lo mataron de un tiro en la nuca, a 50 metros del palacio de Gobierno. Tras las reacciones y condenas del PRI -su partido- y el resto de formaciones, la campaña continuó como si nada, con el nombramiento de su sustituto y la vuelta al trabajo de los otros dos candidatos. En los días siguientes fueron asesinados otros tres contendientes en Michoacán. La campaña también siguió adelante. Como lo ha hecho con los 46 candidatos o precandidatos asesinados desde septiembre en México. 122 políticos en total. Comparado con la anterior contienda presidencial, la de 2012, la diferencia es apabullante: en la campaña de 2011 hubo solo un asesinato. A una semana de los comicios, la sombra de la violencia continúa ennegreciendo el final de la campaña./EL PAÍS