A unas horas de asumir como presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador realizó su primer viaje en un vuelo comercial. Minutos después de las 14:00 horas del 2 de diciembre de 2018 llegó a las instalaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en donde ciudadanos se acercaron para saludarle y tomarse fotografías. Visiblemente contento, el político los atendió y escuchó sus peticiones ante de dirigirse a Veracruz.
La anterior es una postal lejana del presidente número 65 de la historia y no por los 60 meses que han pasado, sino porque en la recta final del sexenio se ve a un presidente más lejano de los ciudadanos.
- Para politólogos, esto es normal en la recta final del sexenio por el desgaste natural del ejercicio de gobierno y por ello el presidente prefiere entornos seguros y controlados que le eviten el reclamo social y la confrontación.
- A diferencia de hace cinco años, el presidente hoy prefiere los vuelos en aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana, ya no viaja en aerolíneas comerciales, apuesta más a reuniones privadas y recorridos controlados a aquellos eventos multitudinarios donde se ‘placeaba’ con el pueblo.
“Es el desgaste natural de un gobierno lo que estamos viendo cuando observamos a un presidente que poco a poco o mucho a mucho, se va aislando y generando un entorno que le garantice seguridad”, explica Salvador Mora, profesor del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
- De manera particular, el presidente ha optado por evitar el contacto ciudadano en momentos de tragedias: la explosión de Tlahuelilpan, Hidalgo a principio de la administración; la inundación en Tabasco con el desfogue de una presa; el desborde del Río Tula, Hidalgo en el que murieron pacientes del IMSS y más recientemente, el paso del huracán Otis en Acapulco Guerrero. Aunque el presidente, también ha evadido reuniones con víctimas de la violencia como la familia LeBarón o las madres de desaparecidos.
“Cuando hay población que está expuesta, el presidente no asoma la cara para acercarse al conflicto y ofrecer una salida. Es un presidente que rehúye a la confrontación con el pueblo, porque sabe que ahí hay un alto costo”, agrega Mora.
El presidente ha rehuido ya a la confrontación y al malestar social que algunas veces enfrentó cuando tomó vuelos comerciales. “¿Por qué está usted destruyendo el país?”, le dijo una mujer durante un vuelo de Ciudad de México a Yucatán en noviembre de 2022.
También su esposa Beatriz Gutiérrez Müeller recibió críticas mientras viajaba en vuelo comercial.
Aunque no lo ha querido hablar de ello, el presidente cambió su traslado por el país de vuelos comerciales a aviones de la Fuerza Aérea y helicópteros.
- En los primeros años de su gobierno, él solía viajar de norte a sur en aerolíneas comerciales junto a miembros de su Ayudantía y secretarios de Estado, incluso así realizó su primer viaje a Estados Unidos para reunirse con Donald Trump.
- El presidente solía exaltar que podía caminar entre la gente, sin embargo, cada vez menos se le ve acompañado de los ciudadanos. De acuerdo con el mandatario ha evitado ciertos recorridos para no caer en lo que hicieron otros gobiernos: ir solo a tomarse la fotografía.
«¿Cómo voy a venir aquí para tomarme la foto?, ir a una colonia con unas botas que sé que no me van a cubrir y que me voy a mojar para ir a entregar una despensa y que me tomen una foto. A lo mejor los que nunca han hecho eso, pues tienen que mostrarlo», dijo respecto a la inundación de Tabasco en el 2020, cuando su gobierno decidió inundar localidades pobres para evitar que se perjudicara a Villahermosa.
Para Azucena Rojas, profesora del Tecnológico de Monterrey, el presidente ha caído en algunos momentos de protagonismo, más que de ayuda a la gente que lo necesita.
«A horas del pasó Otis, más que llevar la ayuda, vimos un show del presidente. Es cierto que en el primer día de la catástrofe el presidente intento llegar por tierra a Acapulco, pero el difundir una fotografía de un Jeep atascado en el lodo, fue un show. Un show para desviar la atención de lo que realmente estaba pasando», expone Rojas.
Hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador explicó por qué no había realizado actos para reunirse con los damnificados del huracán Otis: “le mandan provocadores”.
“No puedo exponerme, no es Andrés Manuel; si se tratara de Andrés Manuel, respondería yo como cuando estábamos en la escuela, como cuando estaba yo estudiando en Tepetitán, que había algo y decíamos: ‘A la salida nos vemos’. Pero, no, soy el presidente de México, tengo que cuidar la investidura presidencial. No soy Andrés Manuel, soy el presidente y no puedo permitir que nadie me ningunee. O sea, prestarme, caer en una provocación, que eso es lo que quieren”, dijo el pasado 14 de noviembre.
- Otro episodio se dio hace unos días cuando se disponía a inaugurar el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) y donde Integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que querían entregarle un pliego petitorio, impidieron que el presidente pudiera llegar a la apertura de ese espacio ubicado en la Montaña de Guerrero. Un día después, el mandatario federal acusó a esos profesores de provocadores y estar ligados al exgobernador priista, Héctor Astudillo.
“No iban con el propósito de hacer un planteamiento en busca de justicia, no, iban a provocar porque están muy desesperados”, consideró el mandatario.
Opositores y ciudadanos han reclamado cómo a pesar de ser presidente de la República se reunió con Consuelo, madre del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán y no con las víctimas de la violencia.
«Yo sé que a lo mejor no somos tan importantes para usted o no está aquí la mamá de ‘el Chapo’, ¿no?, pero que nosotros sí es necesario que conozca nuestro sentir; o sea, por qué la lucha de venir a decirle que nuestros casos están en la impunidad», dijo Jorge Sánchez, hijo del periodista asesinado de Veracruz, Moisés Sánchez.
Los pendientes y sucesión
López Obrador inicia este 1 de diciembre la recta final de un sexenio de 70 y no de 72 meses. Debido a que la reforma electoral de 2014 adelantó la toma de posesión para la siguiente persona que conducirá el país, López Obrador deberá entregar la banda presidencial el 1 octubre de 2024 y no en diciembre.
- Para este tramo final de 305 días, hay varios asuntos que ocuparán a López Obrador tanto de administración pública como de índole político-electoral, entre ellos la reconstrucción de Guerrero, la sucesión presidencial, la conclusión de obras y lograr la aprobación de sus últimas reformas constitucionales.
- A nivel gobierno, al presidente le ocuparán asuntos como concluir sus obras, enfrentar la violencia del sexenio con más homicidios dolosos, la reconstrucción de Guerrero, así como sentar las bases de su sistema de salud pública.
En el aspecto político, hay dos asuntos que ocuparán al mandatario federal: la presidencia de la República y el Congreso de la Unión.
“La intención es ganar de manera contundente, no es lo mismo ganar la Presidencia que ganar la Presidencia con márgenes de más de dos dígitos, o además ganar el Congreso clave para sus ultimas reformas”, explica Patricio Morelos, politólogo y catedrático del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey (ITESM), quien también advierte que el presidente se mantendrá activo en Morena para atraer votos./Agencias-PUNTOporPUNTO