Las fiestas de fin de año que siempre están llenas de emociones y acompañadas de platillos típicos de la temporada que compartimos con amigos y familiares. Pero ¿qué pasa cuando algún de los miembros de la familia o invitados a la Cena de Navidad o Año Nuevo padece de alguna enfermedad como Cáncer y se encuentra en tratamiento?
¿Habrá que solidarizarnos con él o la paciente o en su defecto hacerle un menú especial? Quizá en el primero de los casos no se tenga mucho éxito porque la mayoría de los comensales n o querrá sacrificar su tan esperada cena; mientras en el segundo de los casos se corre el riesgo de hacerlos sentir mal.
Como lo expuse con anterioridad, ya sea por indicación del médico o los tratamientos a los que se encuentra sometido, un paciente con cáncer no puede consumir cualquier alimento; por lo que el reto para pacientes, familiares, amigos y/o cuidadores es pensar en platillos que pueden prepararse para que todos disfruten las celebraciones.
“Estas fechas se caracterizan por mesas llenas de alimentos que en la vida diaria no consumimos. Pero si te sientes inapetente, todo te sabe a metal y sientes asco ante la comida ¿cómo puedes disfrutar?” comenta Virginia Romero Cienfuegos, sobreviviente de Cáncer de Mama.
En ocasiones, los tratamientos pueden provocar que algunas personas tengan diarrea, pérdida de apetito, náuseas y vómitos, llagas o úlceras en la boca, resequedad bucal y, en general, alteraciones del gusto y el olfato; por ello no estaría de más atender algunas recomendaciones para superar este reto y así disfrutar todos de los platillos propios de las fiestas decembrinas.
Recomendaciones.
Para los familiares:
– Si tu paciente no quiere comer o está inapetente, no insistas.
– Pregúntale antes de servirle si desea comer algo.
– Al preparar la comida, utiliza condimentos suaves como perejil, hierbas de olor o jugo de limón y evita condimentar en exceso.
– La mayoría de los pacientes con Cáncer tiene prohibido el consumo de azúcares refinadas. Sustituye con miel o piloncillo.
Para los pacientes:
– Ten la confianza de decir los alimentos que puedes comer o los que te producen menos malestar.
– Pide porciones pequeñas de los alimentos que puedes comer.
– Comienza cada alimento con verduras y frutas frescas. Continúa con las carnes y quesos y al final con las harinas o cereales.
– Toma de seis a ocho vasos de agua al día, siempre y cuando no esté prohibido por tu médico.
– Evita carnes rojas y de cerdo. Sustitúyelas por pollo, huevo, pescado y cereales.
– Realiza comidas pequeñas y frecuentes, de cinco a seis veces al día. Esto te ayudará a tolerar mejor los alimentos.
– Aprovecha estas fiestas para salir a caminar, practicar algún deporte o actividad de relajación. La actividad tras las comidas y cenas navideñas ayuda a la digestión y a sentirse más ligero.
– Come despacio y disfruta de la conversación con tus familiares y amigos durante las cenas.
Lo más importante es entender que independientemente del diagnóstico y tratamiento, los pacientes pueden disfrutar de esta época de alegría. Los especialistas afirman que un estado emocional estable ayuda a mejorar la calidad de vida y a colaborar de forma activa con el tratamiento.
En fin, de nosotros dependerá hacer de estas cenas un momento especial, en la que los pacientes se olviden por estos días se su enfermedad; lógico, sin dejar de atender las indicaciones de su médico.
En aquellos casos, en que el enfermo se encuentre con cuidado paliativos, por lo avanzado de su enfermedad, tal vez lo más sano será darles “pruebitas” de sus platillos favoritos, no sólo porque no se sentirá diferente, sino también porque si en algún momento deja de estar entre nosotros no se quedará con las ganas de haber probado tal o cual platillo. Por lo pronto ¡felices fiestas! Y a disfrutar TODOS de este momento único e irrepetible, como es compartir la mesa y continuar con el tradicional recalentado.