Autoexploración, autoexploración, autoexploración… cuantas y cuantas veces en materia de salud hemos leído o escuchado de la importancia de la autoexploración. No obstante, a pesar de que hay momentos en el que el sólo escuchar la palabra autoexploración nos incómoda o nos “choca” –como comúnmente se dice-, precisamente porque hacemos todo, menos auto explorarnos; salvo cuando tenemos algún tiempo para mirarnos al espejo sin mucha prisa y “horror (sobre todo las mujeres) descubrir uno a varios lunares que no teníamos, relacionando su aparición con la edad, las hormonas, etcétera, pero casi nunca consideramos la posibilidad de que se trate de algo maligno . Y entonces procedemos a una solución inmediata: ir a que nos lo quieren, luego de que la mayoría de las mujeres piensan que esos lunares las “afean” o peor aún las hace verse “viejas”, y eso…¡jamás!
Es decir, volvemos a darme más importancia al aspecto físico que al de la salud. Sin medir las consecuencias corremos al médico, no siempre especialista, ni certificado a que nos quite ese “antiestético” lunar a como dé lugar, aun poniendo en riesgo su vida. Existe evidencia de personas (mujeres y hombres) que se han quitado en apariencia un simple lunar; lunar que en realidad resultó ser melanoma, o sea, cáncer en la piel. El cáncer de piel es el tipo de cáncer más común del mundo, pero también es uno de los más curables.
Según la Organización Mundial de la salud (OMS), uno de cada tres cánceres diagnosticado cada año a nivel global es cáncer de piel —se diagnostican entre 2 y 3 millones de cáncer de piel en el mundo al año—. De ellos, solo el 1 por ciento resultan ser melanoma, el tipo de cáncer de piel más peligroso y responsable del 90 por ciento de las muertes por la enfermedad.
De ahí que la autoexploración en tan sólo un par de minutos y el acudir al médico para que examine el lunar –máxime si salió de repente, duele- es fundamental para reducir la mortalidad.
La principal estrategia para evitar su aparición es evitar la excesiva exposición al sol. No obstante la OMS advierte que la incidencia global de la enfermedad no para de crecer.
Aunque habitualmente el melanoma queda limitado a la piel, hay ocasiones en las que puede desarrollar metástasis y llegar a órganos internos; por ello la importancia de un diagnóstico precoz es fundamental para reducir el riesgo de metástasis y de mortalidad.
En la actualidad existen innovadoras técnicas que frenan el avance y la metástasis del melanoma, uno de los cánceres más letales, sin embargo la mejor forma de prevenirlo es poner atención a la piel y, sobre todo, a los lunares, según los expertos.
En el Día Mundial contra el Melanoma –que se conmemoró hace apenas unos días- el pasado 23 de mayo, te recordamos los cambios que pueden experimentar tus lunares y que pueden evidenciar una señal de alerta.
Vale la pena aclarar –que tampoco se trata de provocar pánico innecesario- que los lunares son tumores benignos resultantes de la acumulación de melanocitos, las células que le dan color a la piel y que algunas personas tienen tendencia a presentar más lunares por cuestiones genéticas.
Y aunque la mayoría no presenta ningún problema y pueden aumentar de tamaño, número o pigmentación de forma natural, sí hay algunos cambios en tus lunares a los que debes revisar.
Las 5 señales de cambio que debes buscar son conocidas como la regla ABCDE:
- Asimetría: un lunar que, cuando se divide a la mitad, tiene una forma irregular.
- Bordes: un lunar con bordes que están poco definidos o son irregulares.
- Color: cuando un lunar no presenta un color homogéneo.
- Diámetro: un lunar con un diámetro superior a seis milímetros.
- Evolución: cambios en la forma, color relieve o síntomas (como picor, dolor o sangrado) de un lunar.
Los expertos también recomiendan estar atentos a lesiones en la piel que cambien o crezcan rápido.
Cuando se realice la autoexploración hay que tomar en cuenta que el melanoma puede presentarse en cualquier parte del cuerpo, por lo que no debes olvidarte de revisar también el cuero cabelludo, la espalda, los espacios entre los dedos y la planta de los pies con la ayuda de un espejo.
Si ves alguna de las señales de advertencia, no lo pases por alto y acude a un médico especialista en enfermedades de la piel.
Las personas de piel clara y ojos claros, los pelirrojos, las personas que se queman con facilidad, los que tienen antecedentes familiares de cáncer de piel o melanoma y las personas que están mucho tiempo al Sol tienen un mayor riesgo, por lo que deben visitar al dermatólogo con frecuencia para revisar los lunares.
Cerca del 90 por ciento de los cánceres de piel están asociados con la exposición a la radiación ultravioleta (UV), por ello es fundamental evitar las quemaduras por exposición solar a toda costa.
Seguir unos consejos básicos de la OMS puede ayudarnos a prevenirlo:
- Evitar exponerse al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
- Evitar los salones de bronceado.
- Utilizar un protector solar todos los días con un factor de protección solar (FPS) de 15 como mínimo. Aplícalo en todo el cuerpo 30 minutos antes de salir y vuelve a aplicarlo cada 2 horas.
- Usar sombrero y gafas de sol con protector para rayos UV.
- Mantener a los recién nacidos alejados del sol. Los protectores solares deben ser utilizados en bebés mayores de seis meses.
- Examinar la piel de cabeza a pies cada mes.
- Consultar a un médico cada año para un examen profesional de la piel.