Cuántas veces no hemos escuchado: “si me hubieran diagnosticado a tiempo “, “si yo hubiera sabido que tenía –equis o ye- enfermedad”, o mejor aún “fui al doctor varias veces y siempre me decían que no tenía nada, y ahora resulta que tengo cáncer”; expresiones que finalmente se traducen o en un diagnóstico erróneo o en un diagnóstico tardío, que no pocas veces conllevan a la muerte.
Circunstancia que preocupa y ocupa a las instancias rectoras en el tema del cáncer, tanto a nivel internacional, a través de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) y el National Cáncer Institute , como nacional (Instituto Nacional de Cancerología (INCan) el Consejo Mexicano de Cancerología y la Sociedad Mexicana de OncologÍa (SMeO) se han dado a la tarea de conjuntar esfuerzos para lograr que el médico general adquiera conocimientos e información más precisa acerca del cáncer, y poder en consecuencia actuar oportunamente en el caso de tratarse de este padecimiento.
Al estar considerado el cáncer como un problema de salud mundial, no por algo le han sobre nombrado “el emperador de todos los males” se ha hecho imprescindible tomar cartas en el asunto.
Anualmente en INCan se reciben 5 mil 500 nuevos expedientes, de los cuales un 40 por ciento logra supervivencia por arriba de los cinco años; debido a que desgraciadamente el 70 por ciento de todos los pacientes llegan en fase terminal.
De ahí que el objetivo del Programa Integral de Prevención y Control de Cáncer del INCan es fortalecer la prevención y el diagnóstico oportuno; haciendo énfasis en la medicina general, en los factores de riesgo y en modificar hábitos de vida, a fin de evitar que los pacientes sean diagnosticados en etapas avanzadas.
Por poner un ejemplo, una paciente con cáncer de ovario que estuvo quejándose de dolor en el abdomen bajo, fue al médico general y éste relacionó el malestar con colitis o infección en las vías urinarias, sin embargo nunca contempló la posibilidad que se tratase de un quiste o tumor en el ovario. Es decir, el doctor debe tener presente que si después de aplicar un tratamiento y no observar ninguna mejoría, tal vez se trate de algo más serio como un tumor. De ahí la importancia de la participación del médico de primer contacto en la detección oportuna del cáncer.
“Cuando los pacientes llegan a nosotros, es que antes ya vieron a 8 ó 9 médicos generales; lo cual se traduce en que nunca se consideró la posibilidad de un cáncer. El tiempo que pasa puede ser
muy importante para aplicar un tratamiento”, afirmó Abelardo Meneses, director general del INCan.
Otro ejemplo es el cáncer de mama. Ahora se ven muchas pacientes menores de 40 años, cuando en antaño se tenía la idea de que este tipo de padecimiento sólo afectaba a mujeres de la tercera edad. En la actualidad el 20 por ciento de las pacientes de cáncer de mama son menores de 40 años, por lo que si se presenta una mujer de 35 años con un dolor mamario se debe contemplar la posibilidad de que haya una lesión; lamentablemente muchas veces el médico no lo piensa así, lo que hace que la pacientes regrese meses después reclamando, con justa razón, el hecho de padecer cáncer en un estado avanzado.
Pacientes de reciente diagnóstico y tratamiento coinciden en que un especialista – Ginecólogo Oncólogo, Cirujano Oncólogo u Oncólogo Medico- es quien debe hacer el diagnóstico final; al cual habría de visitar cuando menos una vez al año, tomando en cuenta factores de riesgo y antecedentes familiares propios de cada paciente.
En caso de contar con antecedentes familiares de cáncer de mama por rama materna, habrá de solicitar a un oncólogo, un programa de detección individualizado para la paciente y su familia.
Finalmente el consejo –bastante trillado por cierto, pero no por ello menos importante- es realizarse chequeos generales, cada determinado tiempo; independientemente de que se tenga síntomas o no de cualquier tipo, y no esperar a que se presenten estos, porque lo más probable, como se ha podido corroborar es que muchas veces o la enfermedad ya está muy avanzada o se presentaran complicaciones.