A pesar de que hoy en día es cada vez más normal el escuchar que tal o cual persona tiene cáncer, lo cierto que cuando se trata de niños, nos sigue impactando; quizá porque de entrada damos por hecho de que por el simple hecho de ser un niño no debiera de enfermarse, y de ¡cáncer! menos.
Lo cierto es que se estima que en México cada año ocho mil niños diagnosticados con cáncer; de los cuales entre 75 y 80 por ciento logran superar la enfermedad, siempre y cuando –y no me cansaré de insistir- se les detecte a tiempo; de ahí la importancia de un diagnóstico precoz.
Hoy en día el cáncer infantil representa la segunda causa de mortalidad entre la población de cuatro a 15 años, solamente antecedida por los accidentes, según informes del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
Pero más allá de reiterar que la Leucemia Linfoblástica, es la neoplasia más común entre niños y adolescentes, y de que –contrario a lo que la gente piensa- los enfermos con este padecimiento ya no fallecen si son diagnosticados oportunamente, y por supuesto, si siguen el tratamiento.
En el caso de los padres y/ o tutores más allá de lamentarse o preguntarse el por qué a mi hijo le dio cáncer, habría que reflexionar sobre algunos aspectos de vital importancia para la prevención de cualquier tipo de enfermedad, incluido el cáncer.
En entrevista con Hablemos de Cáncer…..sin miedo, José Gabriel Peñaloza González, médico adscrito al Servicio de Oncopediatría del Hospital Juárez de México argumentó que más allá de hablar de cifras, síntomas o tratamientos, lo realmente importante es saber el por qué finalmente el niño o adolescente llega al servicio médico con diagnóstico tardío de cáncer.
De ahí que para conocer los antecedentes de la enfermedad “como oncopediatra le preguntaría a la mamá de ese paciente, algunos aspectos de vital importancia, que por desgracia la mayoría de la población no les da importancia como: porqué nunca fue a una visita prenatal, porqué su pediatra no midió al niño simétricamente , si el niño tiene el esquema de vacunación completo, si le dio la importancia necesaria la lactancia materna y si después de los cuatros años de edad continúo llevándolo al pediatra anualmente; y si mide, toca y le hacen exámenes a su hijo cada año. Sabía que a su niño debe revisarlo un pediatra hasta los 18 años, por qué, porque a su hija adolescente –por ejemplo- quién la va a revisar; el internista dirá que no porque es una niña, al igual que el ginecólogo, refirió.
En cuanto a la lactancia materna está comprobado que si el niño recibe seis meses de seno materno el riesgo de leucemia disminuye”; de ahí que en lugar de poner pretextos, es mejor que sepan que amamantar protege contra el cáncer, agregó el especialista.
Y en cuanto a los síntomas: sabía qué el cáncer en niños existe, que la probabilidad de curación es arriba del 75 por ciento si se diagnostica a tiempo, sabía que el desarrollo sexual de su niño si se adelanta o atrasa puede hablar de cáncer o sabía que el cáncer infantil más frecuente es la Leucemia Linfobrástica.
En cuanto a los datos que nos deben hacer sospechar de que se trata de un cáncer son: fiebres y sangrados inexplicables, dolor óseo y de cabeza, pubertad precoz, aumento en el perímetro de la cabeza, alteraciones neurológicas (crisis convulsivas) y de la memoria –que de pronto se les olvide algo que ya se tenía aprendido-, pérdida de habilidades o regresiones (de ser un niño que ya caminaba, de pronto regrese a gatear o si era un bebé que ya se metía la cucharita a la boca deja de hacerlo)
El oncopediatra argumentó que por qué si a las niñas/adolescentes se les enseña a tocar sus senos para detectar alguna anomalía, por qué a los niños no se les enseña a tocar sus testículos. Explicó que cuando los niños nacen tienen que tener sus testículos en la bolsa escrotal, sin embargo hay casos de niños que con cuatro o cinco años de edad no tienen testículos; lo cual quiere decir que la mamá nunca lo revisó, nunca se fijó; ese tipo de cuestiones son muy importantes. Muchas veces la ignorancia impide que los niños o niñas toquen su cuerpo porque los papás o mayores lo ven como algo inmoral.
Otro cuestionamiento no sólo a las madres de estos pacientes, sino a la población en general sería: sabías que a través de un examen de sangre su puede detectar la presencia de leucemia o que “el cáncer nos siempre duele, pero siempre avisa”, aseveró.
Peñaloza González negó que el cáncer en niños se herede, no obstante informó que existe una serie de síndromes –no específico- donde el cáncer es más frecuente. “El cáncer en niños no sé hereda. Menos del 5 por ciento de los casos tienen el componente hereditario, pero está en síndromes específicos, como la neurofibromatosis; son enfermedades muy raras, de ahí la importancia de que los niños sean revisados periódicamente por el pediatra.
Lo antes expuesto nos debe invitar a la reflexión sobre la importancia de llevar a nuestros hijos, sobrinos, ahijados o nietos al pediatra hasta los 18 años y no con un médico general; porque es precisamente el pediatra que podrá detectar con precisión si se trata de algo grave, pero no incurable como es el cáncer.