Cuanto no se ha escrito sobre la importancia de la lactancia materna en pro de los recién nacidos, sin embargo sus beneficios también se extienden a la madre, la sociedad y la economía de un país.
Es por ello que en el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se desarrolla del 1 al 7 de agosto, fecha instaurada por la OMS y UNICEF para proteger, fomentar y apoyar la lactancia materna, por los innumerables beneficios que aporta a la salud de la madre y el bebé, que se hace necesario reflexionar sobre la importancia de esta práctica, que por muchos años se redujo sustancialmente, sobre todo en las ciudades; pero que ahora se busca revertir.
Muchos son los mitos alrededor de la lactancia lo cierto, es que los beneficios para el binomio madre-hijo son infinitivos, como la malnutrición en todas sus formas en los bebés y el riesgo de desarrollar osteoporosis, diabetes y hasta cáncer en la madre; confirmado por la comunidad científica a nivel mundial
De acuerdo a especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la lactancia materna impacta positivamente en la salud de madres e hijos. En el caso concreto de las mujeres disminuye el riesgo de desarrollar cáncer de mama, ovario y fracturas de cadena, como consecuencia de la osteoporosis; que se presenta cuatro veces más que en aquellas mujeres que no amamantaron.
Existen evidencia científica de que las mujeres que amamantan presentan una menor incidencia de cáncer de ovario, además de disminuir el riesgo de padecer cáncer de mama, diabetes e hipertensión en la menopausia.
El riesgo de desarrollar cáncer de pecho o mama es menos frecuente en aquellas mujeres que amamantaron por mucho tiempo y que tienen sus partos jóvenes: lo que quiere decir que mientras más se atrasa la maternidad, mayor es el riesgo. Como es la tendencia en este momento, mayor es el riesgo de que se presente esta neoplasia. Estadísticamente se observa una reducción del índice de cáncer, reducción de cáncer de mama premenopáusico en un 25 por ciento, disminución en cáncer de ovario y de útero.
Mientras que en los niños, la alimentación materna previene la obesidad, hipertensión, diabetes, aumento de colesterol, evita alergias e infecciones y leucemia; además de garantizar una alimentación sana, segura y eficiente en los recién nacidos.
Los beneficios de la lactancia materna también se extienden a la madre. Las mujeres que amamantan pierden el peso ganado durante el embarazo más rápidamente y es más difícil que padezcan anemia tras el parto, también tienen menos riesgo de hipertensión y depresión postparto. La osteoporosis y el cáncer de mama y de ovario son más frecuentes en aquellas mujeres que no amamantaron a sus hijos.
Existen sólidas bases científicas que demuestran que la lactancia materna es benéfica para el niño, la madre y la sociedad en todos los países del mundo. De ahí que el gran reto de las instituciones del Sector Salud y del Trabajo es seguir trabajando para instrumentar políticas y estrategias que incentiven por un lado, el que las futuras madres y quienes ya lo son amamanten a sus hijos, como una forma de blindaje que les permita prevenir cualquier tipo de padecimiento tanto en ellas como en sus pequeños, y por otro, el que en los centros de trabajo se facilite la realización de dicha práctica; empezando por respetar el derecho a la lactancia, autorizando a la madre paras que vaya a alimentar a su hijo y dando todo el apoyo a las mujeres que “dan pecho”. Igualmente se debe concientizar a la mujer sobre la importancia que tiene para su salud y la del bebé, la lactancia.
¿Por qué es tan importante la leche materna?
En el caso de los recién nacidos, la importancia de la leche materna es fundamental, luego de que el amamantamiento los protege de las enfermedades especialmente infecciosas (respiratorias y gastrointestinales); así como de la muerte súbita del lactante, dermatitis y asma, entre otras.
Al no recibir lactancia materna el sistema inmunitario, digestivo y sistémico es estimulado activamente por lo que los niños desarrollan una respuesta inmunitoria menor a las vacunas y tienen mayor riesgo de sufrir morbilidades auto-inmunes como por ejemplo la enfermedad celiaca, inflamatoria intestinal, diabetes y algunos tipos de cáncer como la leucemia; el más frecuente entre la población infantil.
La superioridad de la leche materna ha sido demostrada científicamente, es ideal además de natural para el recién nacido y el lactante. Los seis primeros meses de vida de modo exclusivo y como complemento a otros alimentos los primeros dos años de vida, conociéndose hoy, que los efectos benéficos se prolongan inclusive hasta la vida adulta.
La leche de la madre es muy nutritiva y fácil de digerir, tiene defensas para las infecciones, protege a los niños de muchas enfermedades, no sólo mientras están siendo amamantados sino también en épocas posteriores de la vida, le asegura el mejor desarrollo, es higiénica, práctica, ecológica y gratuita.
“La lactancia es la mejor estrategia para abatir enfermedades y el índice de mortalidad, al tiempo que genera un vínculo significativo entre madre e hijo”, afirmó Luz Angélica Ramírez García, directora médica del Hospital de Gineco-Obstetricia número 4 del IMSS.