En repetidas ocasiones he mencionado que el envejecimiento de la población es una condicionante para la aparición de enfermedades crónico degenerativas no trasmisibles, como es el cáncer; de ahí que el cáncer de próstata no es la excepción. Este tipo de neoplasia ocupa el primer lugar de tumores sólidos malignos en hombres de más de 50 años, y por desgracia la tendencia señala que el número de casos va en aumento.
Actualmente el cáncer de próstata representa ya un problema de Salud Pública, con un crecimiento anual del 2 por ciento, al presentarse en mayores de 50 años, con una mortalidad muy alta, luego de que al momento de su detección en el 70 por ciento de los casos, la enfermedad ya se encuentra en etapa avanzada, afirmó Jesús Torres Aguilar, jefe del Servicio de Urología del Hospital Juárez de México (HJM).
De ahí la urgencia de establecer políticas públicas de detección temprana, para contrarrestar la incidencia, que de acuerdo a datos oficiales hasta el 2012 se habían reportado 14 mil nuevos casos, de los cuales aproximadamente el 30 por ciento de los enfermos morirán o ya murieron, refirió.
En entrevista con Hablemos de Cáncer…sin miedo, informó que en México diariamente mueren 15 personas por cáncer de próstata; de los cuales 1 de cada 7 decesos ocurren después de los 64 años.
El especialista argumentó que uno de los principales impedimentos para detectar el padecimiento en etapas tempranas son los tabús, el machismo y la reticencia de los hombres para acudir al urólogo cuando menos una vez al año, después de los 45 años o antes de los 40 si se tiene antecedentes familiares con la enfermedad.
Lo ideal es que los hombres visiten el urólogo a partir de los 45 años para que les haga el tacto rectal y el Antígeno Prostático detectar alguna anormalidad. La biopsia sólo se indicará en aquellos casos que los niveles de antígeno prostático están alterados, para confirmar la existencia de cáncer.
Una vez que se confirma la enfermedad se procede a la realización de estudios de extensión, a fin de determinar en qué etapa se encuentra la neoplasia. Si el tumor se encuentra en etapa I y II, es decir localizable el tumor, el tratamiento a seguir será con terapia oral y cirugía. Si la enfermedad está en etapa III y IV, quiere decir que el tumor ya se ha extendido y lo más seguro es que ya haya hecho metástasis, por lo que el tratamiento indicado para estos casos será quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia y cuidados paliativos; lo cual, como es lógico, se traduce en un mayor desembolso.
El también expresidente de la Sociedad Mexicana de Urología dijo que el tratamiento de cáncer de próstata “es caro: un paciente en etapa temprana gasta 40 mil pesos por una cirugía o radioterapia, pero si el tumor ya se encuentra más avanzado el gasto se multiplica de 4 a 10 veces, porque el tratamiento es hormonal con una duración de 18 a 24 meses, lo que representa una erogación de 8 a 10 mil pesos mensuales atendiéndose en el Seguro Popular, el cual los ampara sólo por dos años. Si el paciente es tratado con quimioterapia –específicamente con anti andrógenos- el costo oscila en los 450 mil pesos mensuales; tratamiento dura de tres a seis meses, lo que resulta verdaderamente incosteable para el enfermo o la familia”.
Ante este panorama se hace necesario sensibilizar al paciente para que acuda al médico de primer contacto a una revisión de rutina, ya que en el caso del cáncer de próstata, al igual que la mayoría de los tumores malignos, son asintomáticos en estadios tempranos.
Torres Aguilar reconoció que al hombre mexicano le cuesta mucho trabajo acudir al médico; existe una reticencia marcada de ir con el urólogo para que les realice el tacto rectal, el cual de ninguna manera se sustituye con el Antígeno Prostático, como la de los hombres piensa. “Se requiere sensibilizar a este sector de la población para que acuda de manera temprana al especialista, se requiere sensibilizar a la familia, ya que entre más temprano se detecte el padecimiento, menos impactará a la familia la enfermedad del padre de familia, quien eventualmente podría en algún momento ya no estar, de encontrarse muy avanzada la enfermedad”.
Las esposas, hijas o parejas batallan mucho para lograr que el hombre acuda al especialista para que los revise minuciosamente; pero si se le explica el porqué de la importancia de ir al urólogo cuando menos una vez al año –como lo hace la mayoría de las mujeres con el ginecólogo- aceptan sin ningún problema.
Sólo el 10 por ciento de los caballeros acuden al urólogo de manera voluntaria, mientras que un 60 por ciento los hacen inducidos por la familia, llámese hijo, sobrino o nieto, quienes le infunden miedo y por eso se atiende; mientras el 30 por ciento no van por ningún motivo, precisó.
Si bien es cierto las decisiones en materia de salud son personales, también lo es el hecho que el no atender este importantísimo aspecto de nuestra vida tiene repercusiones en todos los sentidos, tanto en lo individual como en lo personal. Cuántas y cuántas veces hemos escuchado a personas que irresponsablemente dicen: “si me llegó a enfermar, pues me muero y ya, pero no quiero ir al doctor”. En este caso lo de menos sería dejarlo morir, tal como es su deseo, lo malo es que el humano, como ente social, no puede aislarse del mundo nada más porque sí; luego de que su enfermedad –del tipo que sea- e inminente muerte va a tener repercusiones en la pareja y con la familia sino se atiende.
De ahí que ante la proximidad del Día del Padre –que ya se celebra este domingo- invito a los hijos a que más que un perfume, dinero, ropa o telefonía, por mencionar algunos, regalen a su papá –si aún lo tienen- un chequeo médico completo o una cita con el urólogo, a fin de descartar o detectar a tiempo un posible cáncer de próstata, pene, testículo o vejiga. En el caso de los padres, está en ustedes darles a sus hijos la oportunidad de seguirlos festejando, de seguir disfrutando de su amor y compañía ahorita que están vivos. Feliz Día del Padre.