Cuando decimos coloquialmente que el Cáncer “no tiene palabra de honor” es porque es una enfermedad que no respeta edad, sexo, nacionalidad o estrato social, es decir, que cualquiera la puede desarrollar. Y si a esta circunstancia le agregamos que en muchos de los casos –independientemente del tipo de cáncer que se trate- es asintomático en las primeras etapas, se hace indispensable realizarse chequeos de rutina, a fin de tener un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno.
Por ejemplo el cáncer de Ovario es uno de los más agresivos; motivo por el cual se le sobre nombra como el “asesino silencioso”, ya que de todos los tipos de neoplasias de la mujer, es la que con mayor facilidad puede conducir a la muerte. Se calcula que tres de cada cuatro mujeres con cáncer Ovárico sobreviven un año después del diagnóstico; si el diagnóstico se hace al comienzo de la enfermedad y el tratamiento se recibe antes de que la enfermedad se disemine por fuera del Ovario, la tasa de sobrevida a cinco años es alta.
De acuerdo al Programa de Cáncer de Ovario del Instituto Nacional de Cancerología (INCan) actualmente en México cada año se diagnostican cuatro mil nuevos de Cáncer de Ovario, lo que lo ubica como el tercer (cáncer) más frecuente del aparato reproductor femenino y el segundo lugar por causa de muerte. Este tipo de neoplasia se desarrolla principalmente en mujeres entre 50 y 70 años de edad, no obstante cada vez es más frecuente ver casos en mujeres muy jóvenes; mujeres en plena edad reproductiva. Mujeres que por no darle la importancia a la prevención o algún síntoma por mínimo que sea, han dejado a sus hijos en la orfandad.
Muchas veces damos por hecho que por ignorancia y desidia las mujeres no acuden a un chequeo médico, ya no digamos con el especialista, sino simplemente con el médico general, que en la mayoría de la veces así es; pero cuando hablamos de mujeres con una formación académica, máxime si se trata de un médico, resulta incomprensible que ésta muera de cáncer.
Que por qué lo dijo, porque con apenas 42 años de edad, mi prima Paty perdió la batalla contra el cáncer de Ovario, aun siendo médico, y –aclaro- no es que por haber sido médico no le pudiera dar cáncer, sino el hecho es que, precisamente por ello, debió cuando menos sospechar que algo no andaba bien. A ella le extirparon un tumor de cinco kilos, pero por desgracia desarrolló metástasis.
“El diagnóstico oportuno me ayudó a vencer el cáncer de Ovario” (testimonio)
“Ser realista con mi padecimiento y poner mi vida en manos del especialistas (del Hospital Juárez de México) me permitieron ser una sobreviviente del Cáncer y continuar con mis proyectos personales, como la fotografía que es mi mayor pasión”, afirmó Daniela Cruz Benhumea.
Argumentó que el diagnóstico oportuno, el compromiso con el tratamiento médico y la atención inmediata me permitieron vencer el Cáncer (de Ovario) que me provocó un tumor de 30 centímetros de diámetro
“No me considero una guerrera, porque en el Servicio de Oncología del HJM, que encabeza el doctor Armando Ramírez Ramírez, he visto a muchas mujeres con problemas más delicados que el mío, que luchan con gran fuerza y han salido adelante”.
La joven paciente insistió en la importancia de la prevención y la necesidad de que uno sea coherente y responsable con lo que debe hacer para vencer la enfermedad.
“No lo podía creer cuando me enteré que tenía Cáncer de Ovario (Disgerminoma puro) y lloré. Pero me puse a leer sobre mi padecimiento. Me enteré que el Cáncer puede ser curable y, entonces, puse toda mi actitud para salir adelante”.
Al dar su testimonio de vida, Daniela recalcó que la atención y la calidad profesional de los médicos y enfermeras que me han atendido en el Hospital Juárez de México, “pero especialmente el apoyo de mi familia y de mis amigas, que se la han rifado en todo momento conmigo, fue esencial para vencer el Cáncer, y por eso hoy estoy aquí viva y con ganas continuar con mi proyecto de vida”.
“Luego de las sesiones de quimioterapia que mensualmente me aplicaron entre los meses de julio y octubre pasados, perdí todo el pelo; pero pude superarlo. Ahora, cuatro meses después del duro tratamiento, mi pelo empezó a crecer de nuevo, y ya tengo cejas y hasta pestañas. Siento que ya recuperé mi identidad, y quiero seguir trabajando en la fotografía”.
Recordó que el abultamiento en su vientre, que la hacía ver como si estuviera embarazada, la hizo acudir al médico en el mes de mayo pasado, en donde le detectaron el tumor de 30 centímetros de diámetro. Le diagnosticaron el Cáncer de Ovario, que especialmente se manifiesta en mujeres jóvenes entre 13 y 30 años de edad.
La intervinieron quirúrgicamente en una clínica privada, para extirparle el tumor, sin embargo se vio en la necesidad de continuar su tratamiento para eliminar los residuos la llevó a internarse en el Servicio de Oncología del HJM, en donde le informaron que tenía que realizarse cuatro quimioterapias, así como otros exámenes, que demostraron la eliminación de las células cancerígenas.
Para recibir la quimio, cada mes me tenía que internar durante una semana, y fue entonces cuando vi que había otras personas con padecimientos (de Cáncer) más severos que el mío, y que se esforzaban, recuperaban y salían bien. «Entonces, sin reservas, puse mi vida en manos de los oncólogos del hospital”.
La atención del doctor Armando Ramírez Ramírez y su equipo de especialistas, entre ellos el doctor Otoniel López, me dieron una nueva oportunidad, y por eso puedo reafirmar que el HJM es una buena alternativa para los pacientes con algún tipo de Cáncer.
Daniela insistió en la necesidad de avanzar en la cultura de la prevención, y acudir regularmente a realizarse exámenes médicos para detectar cualquier enfermedad y atenderse oportunamente. “Si algo he aprendido, es que somos muy frágiles, y si no estamos pendientes de nosotros mismos, en cualquier momento podemos rompernos”, concluyó.
De ahí que no me cansaré de insistir que la PREVENCIÓN es nuestro mejor escudo contra el Cáncer.
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