Sin temor a equivocarme, uno de los placeres que más disfruta el humano –que además es una necesidad- es el gusto por la comida, sin importar que lo que se ingiera sea de provecho o no; lo cual ha dado como resultado el que hoy en día México ocupe el primer lugar de incidencia en Obesidad a nivel mundial, tanto en niños como en adultos.
Lo cual evidencia, por un lado, lo poco efectivas que han resultado las campañas emprendidas por el Sector Salud para contrarrestar esta situación; y por otro lado, el que la gente, irresponsablemente, no le estamos dando la importancia (que requiere) el sobrepeso y la obesidad, con las consecuencia que ello conlleva como la hipertensión arterial, cirrosis, hígado graso y hepatitis; enfermedades que a su vez predisponen a desarrollar un cáncer de hígado.
“De tres a cinco personas con dichos padecimientos son propensas a desarrollar el cáncer de hígado, por lo que deben buscar atención médica inmediata a fin de evitar su desarrollo”, afirmó Julio Pérez Carreón, del Instituto Nacional de Medicina Genómica.
De acuerdo a la Fundación Mexicana para la Salud Hepática y Biomédica 80 millones de personas padecen infección crónica por el virus de la hepatitis C. Además el 3 por ciento de la población se encuentra en riesgo de desarrollar complicaciones crónicas derivadas de la infección, como la cirrosis o cáncer de hígado.
Los virus de la hepatitis B y C causan el 80 por ciento de los casos de cáncer de hígado en el mundo; sin embargo la buena noticia es que los males hepáticos se pueden prevenir por medio de los buenos hábitos y la actividad física. Los padecimientos se encuentran entre las 10 principales causas de muerte en México.
Hasta el 2015 los tumores malignos más comunes en los hombres fueron: pulmón, próstata, color rectal, estómago e hígado. Mientras que en las mujeres este no figura entre las primeras causas de este padecimiento, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El investigador precisó que el 87 por ciento de los tumores cancerosos de hígado están constituidos por células diferentes, lo que hace que un tratamiento médico sea complicado y difícil de dar curar la enfermedad.
Para el tratamiento de este tipo de cáncer (Hígado) se recurre a la quimioterapia, sin embargo se ha demostrado que resulta poco efectiva, debido a que las células cancerosas tienen un metabolismo altamente eficaz para la desintoxicación o eliminación de medicamentos, explicó.
La terapéutica que últimamente se aplica en el Instituto es a base de biomarcadores; es decir, moléculas biológicas que dan una imagen detallada del estado celular del paciente que podrán ser empleadas para el tratamiento del enfermo.
Pérez Carreón informó que el biomarcador más estudiado por los investigadores del Instituto es la proteínas PTGR1, y su propósito es ubicar el conjunto de células alteradas precursoras de tumor y el desarrollo del cáncer de hígado.
De ahí que ante la evidencia de que la obesidad, es uno de los factores que predispone a desarrollar cáncer de Hígado, es indispensable acudir al especialista para revertir este fenómeno, que representa uno de los problemas de Salud Pública más importantes en México.