A diferencia de antaño, el hablar de cáncer –por desgracia- se está convirtiendo en una constante, luego de que es casi seguro que cada uno de nosotros, de una u otra manera hemos tenido o tenemos algún familiar, amigo, vecino, compañero de trabajo que tiene cáncer, o en el peor de los casos perdieron la batalla contra este terrible padecimiento.
Anteriormente el ser diagnóstico de cáncer era algo similar a recibir una sentencia de muerte; y ahora aunque ya no es así –si la enfermedad se detecta en etapas tempranas- de cualquier forma los cuestionamientos que se hacen las personas a partir de recibir la noticia en general siguen siendo los mismos, al igual que una serie de emociones como: miedo desesperanza, impotencia, depresión, coraje, etcétera. En cuanto a los cuestionamientos está el ¿por qué a mí? ¿Me voy a morir? ¿Qué me va a pasar? ¿Cómo va a ser mi vida a partir de ahora? ¿Con qué dinero voy a enfrentar mi enfermedad? por mencionar algunos.
Entonces, entre asimilar la noticia, para luego empezar a ver en dónde sería atendido, qué tratamiento tendría que llevar, o simplemente no saber ni qué hacer o hacia dónde ir, o cómo dar esta noticia a la familia, el paciente; sobre todo aquel que no tenía recursos para atenderse, de pronto empezó a verse cobijado por alguna asociación civil –de las pocas que había en ese entonces- que se dieron a la tarea de acompañar a los enfermos y a sus familiares en todo el proceso por el que tenía que atravesar, apoyándolos con medicamentos, con consultas oncológicas, terapia psicológica, campañas de educación y difusión sobre el cáncer, cuidados paliativos y tanatología. Asociaciones que a lo largo de los años se han venido fortaleciendo hasta el grado de incidir en la instrumentación de políticas públicas a favor de las personas con cáncer, como son las normas Oficial Mexicana para la atención de cáncer de Mama, Ovario, Cérvico-uterino y próximamente de Próstata; además de la inclusión de algunos tipos de cáncer al Seguro Popular, entre ellos el cáncer Infantil.
Y una de esas organizaciones civiles que tanto ha apoyado a pacientes con cáncer y sus familiares es la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer (AMLCC) desde hace 45 años.
En estos 45 años la AMLCC “ha sido pionera en apoyar programas contra el cáncer, a través de promover la cultura de la prevención y detección oportuna, brindar capacitación, gestionar obtención de recursos, apoyar pacientes de escasos recursos sin seguridad social y abogar e influir en las políticas públicas para la prevención y control del cáncer”, afirmó su directora general, Mayra Galindo.
En el marco de la conmemoración del 45 Aniversario de la AMLCC y ante más de 300 personas, entre pacientes, familiares, médicos, especialistas, representantes de instituciones de salud, organizaciones de la sociedad civil, benefactores e invitados especiales, Galindo Leal agradeció el apoyo que a través de los años le han brindado a la Asociación y recordó que fue en 1972 cuando Jorge Jiménez Cantú, entonces secretario de Salud, tuvo la iniciativa de reunir a miembros de la sociedad civil, en favor de la lucha contra el cáncer, que desde entonces empezaba a aquejar a la población mexicana. “El agradecimiento más especial es a todos los pacientes con cáncer, que son la razón y el motor de la existencia de la AMLCC”, subrayó.
Mientras que al asumir en un acto protocolario la presidencia ejecutiva (por unanimidad) de la Asociación para el periodo 2017-2018 –en sustitución de Jorge Jiménez Campos– Francisco Javier Ochoa Carrillo dijo: “juntos, la sociedad en su conjunto, con la participación de asociaciones médicas, empresas, industrias, incluyendo la químico-farmacéutica, podemos reducir la carga del cáncer en México”.
En conclusión, honor a quien honor merece, y en este caso el honor es para la Asociación que a lo largo de casi medio siglo ha acompañado, guiado, apoyado, orientado, informado y abrazado, tanto a quienes han librado la batalla contra el cáncer, como a quienes no lo lograron.
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