Cuántas y cuántas no he abordado en este espacio la importancia de prevenir, como un factor determinante para reducir la incidencia de cáncer; enfermedad cuya tendencia a nivel mundial seguirá en aumento, con las consecuentes erogaciones tanto en lo personal, como en lo institucional. De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la incidencia de cáncer en el orbe podría aumentar en 50 por ciento para el año 2030; de ahí la urgencia de seguir trabajando en la prevención.
En México el cáncer representa la tercera causa de muerte, con 195 mil 925 nuevos casos y 84 mil 172 decesos estimados hasta 2013.
Los principales factores de ese aumento incluyen el continuo envejecimiento de la población, los estilos de vida poco saludables, el creciente consumo de alcohol, la baja efectividad de los programas para prevenir el tabaquismo y tratar la adicción a la nicotina.
Adicciones como el tabaquismo y algunos hábitos, como es el tipo de dieta, desempeñan un papel importante en el desarrollo de cáncer; los factores genéticos también influyen en la aparición de la mayoría de las neoplasias, como es el cáncer de mama y colón. Empero el cáncer principalmente es provocado por la exposición a agentes cancerígenos presentes en sustancias que se comen, beben o inhalan; y que en el caso de estos últimos no siempre es posible evitar por estar en continuo contacto con ellos (solventes, químicos, etcétera) en los centros laborales o simplemente dispersos en el medio ambiente.
Es por ello que en el marco de su 72 Aniversario el Instituto Nacional de Cancerología (INCan) se comprometió, como en ese entonces a seguir trabajando de la mano con las asociaciones civiles y la población en la prevención del cáncer en nuestro país, como parte de su misión, lanzando la campaña de información en prevención del cáncer, porque la experiencia ha demostrado que si las personas se informan y apuestan por un cambio en el estilo de vida o si saben cuándo y cómo realizarse el tamizaje correspondiente pueden mantenerse al margen de las estadísticas mortales del cáncer.
“Justo a 72 años de vida e historias del INCan, refrendamos nuestros compromiso de por trabajar arduamente en la prevención de aquellos tumores malignos que potencialmente pueden prevenirse, como la mayoría de los casos de cáncer de cérvix, mama, colon, pulmón, piel, cavidad bucal, laringe y ovario. Así como en aquellos tumores que se asocian con la ingesta de alimentos hipercalóricos (ricos sobre todo en grasas y carbohidratos), como el cáncer de mama, colon próstata, ovario, riñón, páncreas y versícula biliar; o los relacionados con el consumo de tabaco como el de pulmón, laringe, boca, vejiga urinaria, riñón, mama, colon, esófago, etcétera, o los asociados con agentes virales como el cáncer de cérvix en exposición al virus del papiloma humano o a cáncer de hígado ocasionado por el virus de hepatitis B o C” declaró el director del Instituto, Abelardo Meneses García.
Otro ejemplo de prevención es evitando la exposición frecuente a la luz sola para evitar el cáncer de piel, o el impulso a la auto exploración para la detección de lesiones pigmentadas, en el caso de los que trabajan en empresas productoras de sustancias que pueden ser cancerígenas, es decir sustancias que pueden generar cáncer por exposición laboral o ambiental.
Como parte de los esfuerzos a favor de la prevención es que próximamente se inaugurará en Cancerología un Centro de Investigación en Prevención, cuya finalidad será la de determinar con base en su edad, sexo, estilo de vida, alimentación, ejercicio, trabajo, adicciones, herencia etcétera los riesgos que puede tener cada persona en desarrollar determinado tipo de tumor maligno. Con este tipo de programas el INCan los factores y mar4cadores que puedan ayudarnos a establecer criterios más sólidos en definir quiénes están mayor riesgo y como consecuencia a ello, plantear políticas públicas a disminuir su exposición y tener una sociedad más sana.
“Con prevención e investigación podremos determinar mecanismos de protección, prevención y/o diagnóstico oportuno y, de esa manera, cumplir con los compromisos que dieron origen al Instituto Nacional de Cancerología en un contexto nacional, actual y en favor de las familias mexicanas”, enfatizó Meneses.
En suma, todos estamos expuestos de una u otra forma a factores de riesgo, que dependen de nuestra edad, sexo, exposición ambiental, laboral, alimentación, hábitos y costumbres; pero cada vez que alguien decide dejar de fumar o dejar los alimentos altos en grasas y empieza a hacer ejercicio está cambiando su historia. Entonces, ¿qué necesitas tú para empezar a cambiar tú historia de vida y la triste historia del cáncer en México?