El centro de análisis financiero de UBS cuestionó la política de subsidio al precio de los combustibles mediante estímulos fiscales porque si bien los “gasolinazos” han sido asociados con el malestar social, en México los subsidios a las gasolinas son intrínsecamente regresivos y benefician a la población con mayores ingresos, por lo que calculó en tres escenarios con alzas de precios el impacto sobre la economía nacional, que sólo con alzas en la exportación del petróleo será positiva.
- En el reporte titulado “¿Puede México asumir el costo fiscal de subsidiar los precios de la gasolina?”, liderado por Rafael De La Fuente, Economista en Jefe para UBS Asesores Latinoamérica, el banco calculó que si los precios del petróleo llegan a los 120 dólares por barril sin que se permitiera un aumento en las gasolinas, el costo fiscal sería de 2.1% del PIB; pero si el gobierno permitiera un incremento de 15% en las gasolinas, el costo sería de 1.6% del PIB, y si el WTI llegara a los 160 dólares por barril, el costo fiscal subiría a 3.6% y 3.0% del PIB.
- «El contexto de alzas en los precios globales de los granos puede suponer un mayor reto social y fiscal para el gobierno que los incrementos en combustibles, dado que el consumo de alimentos está fuertemente sesgado hacia los hogares más pobres», aseguró.
- Por tanto, estimó que para calcular el impacto fiscal, consideró el estímulo necesario para los tres tipos de combustibles (bajo y alto octanaje, así como diésel) y dos escenarios para los precios de la gasolina.
En el primero, los combustibles se mantienen en los precios de febrero de 2022, mientras que en el segundo este precio se incrementa en 15 por ciento. Para este segundo supuesto, UBS precisa que durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador los precios de la gasolina han aumentado 10% menos que la inflación general, por lo que hay espacio para un incremento mayor sin que esto implique romper la promesa de que los precios de la gasolina no incrementen en términos reales.
Además, el reporte señala que si este incremento se hiciera de forma paulatina, se evitaría la percepción de un “gasolinazo”.
Sin embargo, UBS indica que deben considerarse mayores ingresos fiscales para el sector público como producto de alzas en el precio del petróleo. Para la estimación del impacto total –en las que los analistas consideran las importaciones de crudo y otros factores–, se sustraen los costos del subsidio de combustibles a los ingresos por un mayor precio del petróleo. El análisis señala que el impacto neto es positivo, y se vuelve más significativo en tanto aumentan los precios del petróleo. Por ejemplo, en un escenario en el que los precios de la gasolina se mantengan y el petróleo llegue a 180 dólares por barril, se tendría un impacto positivo de 1.3% del PIB en las finanzas públicas, mientras que si se permite un aumento de 15% en la gasolina, el impacto positivo sería de 1.9% del PIB. Estos resultados respaldan declaraciones recientes del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, de que México puede mantener finanzas sanas ante un escenario de aumentos en los precios del crudo y continuando los subsidios de las gasolinas. No obstante, UBS precisa que estas cifras están sujetas a un alto grado de incertidumbre.
- Ante los incrementos en los precios del petróleo por la guerra en Ucrania, distintos gobiernos han puesto en marcha esfuerzos para controlar los precios de la gasolina. México no es la excepción: desde febrero, el estímulo fiscal del gobierno para aminorar el IEPS alcanzó 100% del impuesto en la gasolina de bajo octanaje.
En términos efectivos, el IEPS se ha convertido en un impuesto negativo, situación que no se ha visto en el país desde 2014.
Históricamente, los subsidios han resultado muy costosos para el gobierno (1.8% y 1.4% del PIB en 2008 y 2012, respectivamente). Sin embargo, estas pérdidas tienen que ponerse en la balanza con los mayores impuestos y ganancias generadas por Pemex, a causa del aumento en los precios del petróleo, refirió finalmente el análisis./EL ECONOMISTA-PUNTOporPUNTO