Los bonos emitidos por Petróleos Mexicanos (Pemex), la petrolera más endeudada del mundo, están repuntando por las expectativas de un apoyo económico del Gobierno, que han llevado a Morgan Stanley a recomendar una compra.
Los bonos de Pemex con vencimiento en 2028, los preferidos por Morgan Stanley, se han apreciado casi todos los días de este mes ante el goteo de noticias positivas, entre ellas las promesas del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, de un apoyo adicional a la empresa en dificultades. Ahora cotizan a su nivel más alto en casi cinco meses.
- Morgan Stanley dice que las nuevas medidas para apoyar a Pemex están «probablemente en curso» y podrían provenir del fondo de estabilización de petróleo de 15 mil 500 millones de dólares de México. Esto mitigaría el impacto fiscal para el Gobierno y, al cubrir las necesidades de financiación de la compañía durante más de 12 meses, evitaría que tenga que recurrir a los mercados de deuda internacional en ese período.
- La medida de respaldo a Pemex, si se confirma, sería neutral desde el punto de vista del balance del sector público, ya que utilizaría activos del Gobierno federal para pagar la deuda en vencimiento de Pemex, escribieron los analistas Luis Arcentales, Simon Waever y Nikolaj Lippmann en un informe a los clientes.
- A pesar de las ganancias de este mes, los rendimientos de los bonos de Pemex siguen siendo obstinadamente altos, por lo que es potencialmente más costoso emitir deuda de nuevo. El productor de petróleo brasileño Petróleo Brasileiro, por el contrario, recurrió el martes a los mercados de deuda después de que sus costes de endeudamiento cayeran en los últimos 12 meses.
- Pero no todos están convencidos de que sea el mejor momento para comprar deuda.
- «A menos que el apoyo sea significativo y a largo plazo, no creo que reduzca el riesgo de un alto rendimiento», dijo Shamaila Khan, directora de deuda de mercados emergentes de AllianceBernstein, en una entrevista desde Nueva York.
Los analistas de Morgan Stanley reconocieron que es posible que una inyección de efectivo no resuelva los problemas fundamentales de Pemex, entre ellos una disminución de la producción y las altas tasas de robo de combustible. No obstante, eliminaría los riesgos de caja a corto plazo y pondría fin al escepticismo sobre el compromiso del Gobierno de respaldar a la compañía, que contendría el riesgo de una baja en la calificación crediticia. Fitch Ratings rebajó a Pemex al borde del grado especulativo o basura en enero, alegando que el Gobierno no tiene un plan claro para salvar a la empresa./EL FINANCIERO-PUNTOporPUNTO