Los riesgos de una mayor inflación han comenzado a materializarse. Con esa frase, la junta de gobierno del Banco de México (BdeM) describió un entorno financiero afectado por la depreciación del peso, la incertidumbre sobre la relación comercial con Estados Unidos y el inminente proceso electoral.
- Con el fin de atajar esos peligros decidió de manera unánime elevar en un cuarto de punto la tasa de interés de referencia, a 7.75 por ciento, el nivel más alto desde febrero de 2009. La medida incide de manera directa en el costo del financiamiento para las empresas y en los intereses que pagan los usuarios de tarjetas de crédito.
- Fue la segunda ocasión en el año que el banco central decidió elevar la tasa de interés. La anterior fue en febrero cuando la incrementó también en un cuarto de punto porcentual.
La medida estuvo en línea con la previsión de la mayoría de los analistas y participantes en los mercados financieros, que daban por descontada el alza, sobre todo a partir de la depreciación que tuvo el peso en las semanas recientes por el recrudecimiento de la tensión comercial con Estados Unidos.
- En diciembre de 2017, la inflación se ubicó en 6.77 por ciento, en mayo pasado bajó a 4.51 por ciento, en ambos casos, medida en términos anuales. El comportamiento, expuso el banco central al comunicar ayer la decisión de incrementar la tasa de interés, ha sido congruente con la previsión de que se acerque a 3 por ciento en el primer semestre de 2019.
Algunos de los riesgos al alza para la inflación señalados por el Banco de México han comenzado a materializarse, expuso. En particular, citó una mayor depreciación del peso frente al dólar y presiones sobre los precios de las gasolinas y el gas LP, que es usado como combustible por 90 millones de mexicanos. En caso de que persistan estos aumentos, apuntó, se afectaría el ritmo de disminución de la inflación.
- En el caso de los aranceles impuestos por México a las importaciones de productos de Estados Unidos, como carne de cerdo, quesos, destilados y algunas frutas, el impacto en la inflación será modesto y de corta duración. Por tanto, se acrecentó el riesgo de que la inflación presente un ritmo más lento de convergencia a su objetivo (de 3 por ciento ± un punto porcentual).
Entre los principales riesgos para hacer que la inflación converja a la meta, el banco central identificó: que persista la depreciación del peso, tanto por las mayores tasas externas –que aumentan el rendimiento de la inversión financiera en dólares–, así como por la incertidumbre asociada al tratado de libre comercio y al proceso electoral de este año.
También mencionó que persiste el riesgo de que se enfrenten más presiones al alza en los precios de energéticos o de choques en los precios de bienes agropecuarios./ CON INFORMACIÓN DE LA JORNADA