Precios de la CANASTA BÁSICA sufrirá variaciones AL ALZA por el COVID-19

La pandemia de coronavirus también genera incertidumbre sobre el comportamiento de la inflación, sobre todo considerando los efectos que las compras de pánico y la especulación de privados

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Los precios de la canasta básica o de “primera necesidad”, compuesta por 40 productos básicos, podrían sufrir variaciones al alza en un contexto en que la especulación ligada a la pandemia del COVID-19 agrava la incertidumbre sobre el comportamiento de la inflación para los próximos meses.

  • Hasta marzo la inflación se mantuvo estable. El Índice Nacional de Precios al Consumidor –con el que se mide la inflación a nivel nacional– tuvo en el tercer mes del año su nivel más bajo desde enero (3.25 contra 3.24 por ciento). Sin embargo, distintas cámaras nacionales de comercio han indicado que 2020 será particularmente difícil para el mercado de los servicios.
  • La pandemia de coronavirus también genera incertidumbre sobre el comportamiento de la inflación, sobre todo considerando los efectos que las compras de pánico y la especulación de privados tengan sobre los precios de las mercancías, tal como sucedió en marzo con los cubrebocas, el huevo y las tortillas, cuyo preció fue al alza sin que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) hallara justificación legal para ello.

José Nabor Cruz Marcelo, titular del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, dijo a SinEmbargo que existen posibles riesgos de alza de precios si la contingencia por COVID-19 se extiende.

“Podríamos esperar en las siguientes semanas un incremento de precios. Debemos ser cautelosos; no podemos esperar espirales inflacionarias como en los 80 y 90, pero sí podría haber un traspaso de un incremento de precios internacionales a precios nacionales, que podría alejar la inflación de la meta de Banxico que es el rango de 3 por ciento a +/-1 por ciento”, explicó Cruz Marcelo.

EL MAPA DE LOS PRECIOS

La canasta básica o de “primera necesidad” está compuesta por 40 productos a los que toda persona tiene derecho a acceder, para tener un desarrollo nutrido, suficiente y de calidad, refiere el Gobierno federal. Cárnicos, chile, frijoles, leche, maíz y pasta de dientes están incluidos en la lista de artículos que todo mexicano debería poder pagar.

  • Al cierre del año pasado, el precio promedio de la canasta básica fue de 2 mil 767 pesos a nivel nacional. En febrero de 2020, su precio escaló a 2 mil 780 pesos, que equivalen a 23 salarios mínimos diarios (123.22 pesos), refiere un cálculo de la Unidad de Datos de SinEmbargo con base en cifras de la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), la Profeco, las secretarías de Economía y de Agricultura y Desarrollo Rural, así como del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.
  • La inflación registrada fue impulsada, sobre todo, por el incremento del precio del cuadro básico de frutas y verduras (2.4 por ciento), de los cereales, granos y leguminosas (dos por ciento), además de los productos básicos de alacena (1.6 por ciento) que incluyen enlatados y productos procesados, como harinas y café soluble.
  • Las cifras del Gobierno federal indican que Yucatán, Tabasco y Michoacán fueron las entidades federativas con mayor incremento en el precio general de la canasta básica, durante el periodo transcurrido entre diciembre de 2019 y febrero de 2020, con variaciones de 2.7, 2.3 y 2.1 por ciento, respectivamente.

En contraste, hubo seis entidades federativas en que el precio promedio de los productos de la canasta básica fue a la baja. Nayarit, Sinaloa, Campeche, Durango, Baja California y Morelos registraron caídas de entre 1.6 y 0.2 puntos porcentuales en un periodo de dos meses.

El alza y la caída del precio promedio de la canasta básica estatal no implica la falta de inflación en las entidades federativas o, por el contrario, no excluye riesgos relacionados con la caída de precios, en un entorno de recesión económica a nivel internacional.

Existen varias causas que hacen que los precios vayan en aumento; es decir, que haya un proceso inflacionario. Sin embargo, el Banco de México (Banxico) refiere que la principal causa de inflación es el exceso de dinero circulando en manos de la población que, “al sentirse con más recursos, incrementa sus gastos generando una mayor demanda de bienes y servicios en la economía cuando la capacidad productiva del país no está en posibilidades de cubrirla, provocando escasez y aumentos en los precios”.

Por otra parte, Banxico indica que una recesión es un situación de disminución generalizada de las actividades económicas de un país, durante por lo menos dos trimestres consecutivos. Este proceso conlleva falta de demanda de bienes y servicios, lo que provoca un exceso de oferta, y por tanto, la caída de precios, de inversión y de productividad que genera, asimismo, un aumento en la tasa de desempleo.

Aunque México experimenta un entorno “estable” de inflación y no hay criterios suficientes para decir que el país atraviesa aún por una recesión, Banxico estima que aunado al difícil entorno económico internacional, la variación del tipo de cambio, la caída del precio de los energéticos y los efectos de la pandemia de COVID-19 generen subidas y caídas de precios dependiendo del sector productivo.

“Considerando los riesgos para la inflación, la actividad económica y los mercados financieros derivados de la pandemia del COVID-19, se plantean retos importantes para la política monetaria y la economía en general”, refiere Banxico en un comunicado del 20 de marzo de 2020.

  • Acerca de la inflación, la institución bancaria indicó que la “incertidumbre sobre el balance de riesgos para la inflación se ha acentuado” en los últimos meses. Por un lado, porque la caída del precio del petróleo podría implicar “presiones a la baja sobre este indicador” económico. Y por otra parte, porque la baja inflacionaria podría verse contrarrestada “por las presiones al alza que podría tener la depreciación del tipo de cambio sobre los precios”.

Como consecuencia, Banxico estimó que la tendencia será tal, que México podrá mantener un nivel adecuado de inflación mensual y anual (3+/-1 por ciento), aunque con “riesgos importantes, tanto a la baja como al alza”.

LOS INSUMOS DE LA CANASTA

Los 40 productos que componen la canasta básica pueden ser agrupados en seis categorías: artículos de aseo personal; básicos de alacena; carnes y lácteos; cereales, granos y leguminosas; frutas y verduras; y artículos de limpieza y domésticos.

  • Entre diciembre de 2019 y febrero de este año, el costo de los productos de aseo personal tuvo un alza de 0.44 por ciento. Los estados en que más subió el costo fueron Yucatán (20.6 por ciento), Tabasco (10.6 por ciento) y Veracruz (7.4 por ciento). Sin embargo, las cifras oficiales indican que en 14 entidades federativas –Sinaloa, Quintana Roo, Tlaxcala, Durango, Tamaulipas, Oaxaca, Baja California, Michoacán, Morelos, Baja California Sur, Chiapas, Jalisco, Querétaro y San Luis Potosí– los precios fueron a la baja, con disminuciones que fueron de 10.4 a 0.1 puntos porcentuales.
  • Los precios de los básicos de alacena también fueron al alza: 1.55 por ciento en dos meses. La inflación fue superior en Michoacán (3.9 por ciento), Sonora (3.5 por ciento) y Jalisco (3.3 por ciento), y sólo en una entidad federativa (Campeche) los precios decayeron (0.3 por ciento).
  • Por su parte, el grupo de carnes y lácteos fue el único cuya variación nacional promedio fue negativa (2.84 puntos porcentuales). De acuerdo con las cifras recabadas por este medio digital, el precio de estos productos fue a la baja en un rango de 5.6 a 1.1 por ciento. Sólo en el caso de Michoacán hubo un repunte considerable de 1.5 puntos porcentuales para el periodo que va de diciembre de 2019 a febrero de 2020.

Las cifras oficiales también indican que el grupo de cereales, granos y leguminosas, así como los de frutas y verduras y artículos de limpieza y domésticos tuvieron incrementos generales a nivel nacional de 2.02, 2.37 y 0.80 puntos porcentuales, respectivamente.

  • En Quintana Roo (17.2 por ciento), Aguascalientes (13.9 por ciento) y Coahuila (nueve por ciento) fue donde más subió el precio de cereales, granos y leguminosas, en contraste con lo ocurrido en Nayarit, Jalisco, Oaxaca y Veracruz, donde los precios cayeron 12.8, 5.4, 3.6 y 2.3 por ciento, en cada caso.
  • Las frutas y las verduras, por otra parte, tuvieron mayor nivel de inflación en Durango (6.8 por ciento), Aguascalientes (5.3 por ciento) y Tlaxcala (cinco por ciento), mientras que en Tamaulipas, Chiapas y Tabasco los precios bajaron en 2.2, 0.1 y 0.1 por ciento, respectivamente.

En el caso del último grupo analizado con cifras de menudeo, de producción por destino y de precios de mercado promedio, se observó un mayor aumento en Morelos (14.4 por ciento), Querétaro (8.6 por ciento) y Sinaloa (6.6 por ciento). En cambio, los estados de Aguascalientes, Nayarit, Nuevo León, Michoacán, Sonora, Coahuila, Guanajuato, Tlaxcala, Hidalgo y Jalisco tuvieron reducciones de precios en artículos de limpieza y domésticos, de entre 12.8 y 0.1 puntos porcentuales.

La información contenida en el análisis de la Unidad de Datos mide la variación promedio de los precios (por Kg/Lt/pqt) de los 40 productos que componen la canasta de primera necesidad, por lo que no necesariamente coinciden con el gasto específico de los hogares de México. Se trata de indicadores que reflejan tendencias de precios en diferentes puntos de la República Mexicana, sin determinar el grado de presión que ejercen sobre el poder adquisitivo de los mexicanos.

INCREMENTOS SOSPECHOSOS

Las cifras del Inegi señalan que la inflación fue al alza entre diciembre de 2019 y febrero de este año, al pasar de 2.83 a 3.70 por ciento. Sin embargo, la tasa de inflación de febrero de 2020 fue inferior a la del mismo periodo del año pasado (3.94 por ciento), e incluso es la más baja registrada al segundo mes de cada año, desde 2015 (tres por ciento).

  • Pese al aumento regular de los precios a causa de la inflación, existen coyunturas –como la pandemia del COVID-19– que influyen la dinámica de los mercados, generando incrementos al precio de las cosas. Pero también, hay ocasiones en que los negocios aprovechan la situación –como el aumento en la demanda o las compras de pánico– para incrementar sus ingresos.
  • Un ejemplo de esto sucedió a principios de marzo, cuando la Profeco señaló que Grupo Walmart estaba haciendo “acopio desmedido” de cubrebocas con aumento de precios no justificados, como consecuencia de un proceso de especulación sin sustento legal.

De acuerdo con el titular de la Procuraduría, Ricardo Sheffield Padilla, este no fue el primer rodeo de Walmart, ya que en 2009, cuando se desató la crisis de Influenza AH1N1, la compañía hizo lo mismo.

“En 2009 hubo un caso en Walmart y lo empezamos a monitorear desde hace un mes”, dijo Sheffield en marzo. Para el abogado y ex panista, “efectivamente” hubo “acopio desmedido, sobre todo en el tema de cubrebocas por parte de esta empresa [que] ha aumentado el precio, porque lo venimos midiendo también semana con semana”.

  • Sheffield resaltó entonces que la cadena multinacional de supermercados no había sido multada, ya que el procedimiento de resolución de este tipo de casos inicia con un requerimiento por parte de la Profeco, que en caso de no ser contestado o acatado, escala hasta la determinación de medidas preventivas, correctivas y/o sancionadoras.
  • Poco después del caso Walmart, a finales de marzo de este año, Profeco denunció que hubo incrementos injustificados en el precio de la tortilla y del huevo en algunos estados de la República Mexicana.
  • Por esa fecha se supo que el kilo del huevo blanco llegó a rebasar el promedio nacional de 40 pesos, mientras que el kilo de tortillas aumentó a más de 28 pesos en el norte del país, siendo que el precio de referencia era de 15.80 pesos por kilo en las tortillerías.

“La Profeco asegura que no hay justificación alguna para incrementar el precio de la tortilla de maíz, y apela a la solidaridad de los productores con los consumidores en estos momentos de contingencia”, se lee en un comunicado de la dependencia de gobierno.

Para Profeco, el alza de estos productos estuvo relacionado con la iniciativa de algunos productores que no “representan a la generalidad”, que actuaron de manera “injusta” porque no había “pretexto” para elevar precios en su momento, y que además generaron el riesgo de que otros productores y comerciantes siguieran el “mal ejemplo”.

CONEVAL PREVÉ DESEMPLEO, INFORMALIDAD y ALZA de PRECIOS

Desempleo, incremento en el empleo informal y alza de precios, son de las primeras consecuencias, en materia económica, que el COVID-19 tendrá en México, comentó José Nabor Cruz Marcelo, Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El doctor Cruz Marcelo aseguró que, de entrada, en esta Jornada Nacional de Sana Distancia que se planeó hasta el próximo 30 de abril, la política de incrementar los ingresos de los hogares a través de los apoyos como becas y de pensiones a adultos mayores, es la atinada, pero que habría que replantearse si los problemas de salubridad se extienden incluso un par de meses más.

Sobre el tema de la informalidad, comentó que al tratarse de un tema que México a través de los años no ha logrado atender de la manera correcta, la crisis por coronavirus podría ser la oportunidad para establecer una adecuada coordinación entre los tres niveles de gobierno para poder acercar los programas sociales a esta población.

  • Parte del análisis que elaboró en este diálogo lo hizo con base en los datos de la crisis de 1995 y de 200-2010, esta última aún con efectos en la economía del país que se sumarán a los que ya se perciben por la emergencia sanitaria.

¿Se tiene ya una perspectiva de las implicaciones de ésta en el corto y mediano plazo?

–De manera bianual se publica el reporte sobre pobreza multidimensional, el último de agosto pasado, tenemos indicadores que de manera trimestral nos permiten tener un seguimiento para ver cómo evoluciona el valor de las canastas alimentarias y no alimentarias, como también la parte del Índice de Tendencia Laboral de Pobreza, desde el cual vemos que desde el Primer Trimestre de 2005 hasta el Cuarto Trimestre de 2019, tenemos la evolución de los ingresos laborales reales de los trabajadores mexicanos.

Una de las preocupaciones que nosotros podemos plantear en cuanto a los mecanismos de transmisión que podemos observar a través de estos indicadores, es en primer lugar, con el tema de los ingresos reales de los trabajadores.

Hay dos problemáticas: la primera es que pudiera haber incrementos tanto en la parte del desempleo o en la pérdida de empleos formales que transiten a la informalidad. A partir de ahí se puede dar una disminución de los ingresos laborales de los hogares mexicanos, pero además se debe acotar lo que puede ocurrir con la inflación.

Transitamos a otra variable, muy macroeconómica, que es la depreciación del peso en las últimas dos semanas, que probablemente, aún cuando reconocemos las acciones de política monetaria de Banxico, podríamos esperar en las siguientes semanas un incremento de precios.

  • Debemos ser cautelosos, no podemos esperar espirales inflacionarias como en los 80 y 90, pero sí podría haber un traspaso de un incremento de precios internacionales a precios nacionales, que podría alejar la inflación de la meta de Banxico que es el rango de 3 por ciento a más-menos 1 por ciento.
  • Si esta situación, este parón económico en el que nos encontramos dada la Jornada Nacional de Sana Distancia que pudiera alargarse más allá del 30 de abril, sí podría significar pérdida de empleos y el porcentaje de la población con ingreso laboral interior al costo de la canasta alimentaria, se se situó en el 4T de 2018 en 39.8 por ciento y el 4T de 2019, era de 37.3 por ciento. Esto nos ponía lejos del valor más bajo de este indicador que fue en el 2T de 2008 cuando era de 32.9 por ciento.

Sobre la informalidad. Ahorita la indicación es quedarse en casa, pero casi la mitad de la población, que depende del trabajo en la calle, no puede hacerlo. Año con año, a cada Gobierno dice atender la informalidad, pero hoy las cifras dicen que no se ha logrado. ¿El costo por no hacer caso a eso será alto?

–Si uno ve las cifras, sobre todo en el comparativo de 10 años en cuanto a las carencias que medimos en Coneval, aproximadamente 65 por ciento de la población en 2008 reportaba la carencia por seguridad social y apenas disminuyó a 57.3 por ciento en 2018.

Apenas en ese rango de 10 años se pudo disminuir casi ocho puntos porcentuales; sobra decir que es la carencia que mayor número de mexicanos reportan.

Una posible opción para no perder estos avances hubiera sido crear un mayor número de empleos formales en los últimos años o al menos un esquema básico de seguridad social. Desafortunadamente no ocurrió en un mayor número de empleos o los deseables, por eso, sin lugar a dudas es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos ante crisis tan peculiares y fuertes como la que estamos viviendo el día de hoy.

Lamentablemente cuando realizamos el análisis al interior de esta carencia, nos encontramos con un indicador que pudiera contener dada la política de bienestar del Gobierno federal, que es la población de 65 años o más sin acceso a la seguridad social y con el esquema de pensión a adultos mayores se podría contener por la transferencia monetaria directa. Eso podría servir para que esta carencia no crezca demasiado en este año.

Pero la contraparte es todo ese grupo de trabajadores de 30, 40 y 50 años que no cuentan con un seguro de desempleo o algún mecanismo mucho más robusto de seguridad social.

–Pasando a otros grupos, los más vulnerables. ¿Cuál sería la perspectiva para los pobres extremos, las personas indígenas y las personas con discapacidad?

  • –En cuanto al grupo de pobreza extrema, tomando de nuevo la analogía de lo que ocurrió entre 2008 y 2010, la carencia que aumentó entonces fue la de acceso a la alimentación. El porcentaje de población que clasificamos como mexicanas y mexicanos en situación de pobreza extrema es la más vulnerable a eso, y la perspectiva es que mientras mayor sea la cobertura focalizada a grupos vulnerables en áreas rurales del país que reciban transferencias monetarias, ya sea por pensión a adultos mayores, becas o algún otro apoyo, podrían contener que no aumente esa carencia alimentaria.

Pero debe ser muy localizado a áreas rurales del país, que es donde se mantiene el mayor número de pobreza extrema y presencia de grupos vulnerables, como es la población indígena. Ciertamente el anuncio de hace un par de semanas de adelantar la transferencias de los apoyos monetarios, podría permitir en esta coyuntura de abril y probablemente mayo, significar un mayor recurso económico a estas familias para alimentarse.

El tema se pudiera agravar si esta coyuntura, sobre todo el parón económico, dure hasta junio de este año. Habrá que esperar./Agencias-PUNTOporPUNTO

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