La baja inversión pública se ha convertido en un lastre que le resta puntos al crecimiento económico del País. Después de la crisis financiera de 2008, el gasto en obras públicas en México tomó un camino descendente del cual no ha podido salir. Mientras en ese año el gasto de inversión del sector público fue equivalente a 5.7 por ciento del PIB, en 2017 la proporción fue de sólo 3.1 por ciento, de acuerdo con cifras del Inegi. Entre 2008 y 2017 la inversión pública descendió a un ritmo de 4.34 por ciento anual, en términos reales. Las consecuencias de este comportamiento bajista se reflejan en la tasa de crecimiento del PIB, dado que en lugar de contribuir al crecimiento, cada año la inversión pública resta décimas al avance del Producto Interno Bruto del País./REFORMA