El impacto del COVID-19 en los mercados laborales puso sobre la mesa dos grandes riesgos: el que una lenta recuperación del empleo se convierta en desempleo de largo plazo y el que las desigualdades se exacerban por el cambio tecnológico.
- Ante estos grandes riesgos, los países deben actuar de manera eficaz con la inversión en trabajos productivos, capacitación y apoyo para el empleo a la medida y garantizar una protección social adecuada, resaltó Stefano Scarpetta, director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
- “Fueron profundamente afectados los mercados laborales. Si bien la tasa de desempleo ha bajado en mayo a 6.6 por ciento desde casi 9 por ciento que alcanzó en abril de 2020, todavía se encuentra arriba del nivel del cierre de 2019, de 5.3 por ciento. La organización estima que el empleo no se recuperará hasta el tercer trimestre del 2023 con amplias diferencias entre países”, señaló.
Para evitar que la lenta recuperación se transforme en un desempleo a largo plazo, los gobiernos deben tomar tres acciones prioritarias: invertir en trabajos productivos, capacitación y apoyo para el empleo a la medida y garantizar una protección social adecuada y la calidad del trabajo.
“Los mayores riesgos están entre las mujeres, que se vieron más afectadas que los hombres por el cuidado de la familia; los jóvenes, que perdieron la oportunidad de estudiar ante carencias tecnológicas o por su baja preparación y las personas menos preparadas, que encontraban empleo en los sectores más afectados por el cierre de las economías ante la pandemia”, expuso durante el webinar ‘Empoderando a los trabajadores, entregando una recuperación con empleos ricos’, organizado por la OCDE.
El coronavirus dejó a millones sin trabajo. En la zona de la OCDE fueron casi 20 millones de personas las que perdieron sus empleos y en el mundo fueron más de 110 millones.
- Muchas de las personas que se quedaron sin empleo no están buscando uno nuevo, el periodo de desempleo se ha prolongado entre seis y doce meses comparado con 2019. Se estima que hay casi 14 millones más de personas inactivas entre los países de la organización, comparado con 2019 y hay casi 3 millones más de jóvenes que no estudian, ni trabajan, ni están en capacitación, según el reporte ‘Perspectivas del Empleo 2021’.
Muchos países están incrementando sus presupuestos para políticas de empleo, el 53 por ciento de los países incrementó su apoyo para los solicitantes de empleo y 52 por ciento para empatar las necesidades de habilidades y talento con la demanda laboral.
El riesgo de que el cambio tecnológico pueda crear más desigualdades se ve exacerbado por el hecho de que muchos de los trabajadores empleados en ocupaciones con alto riesgo de automatización son, por lo general, trabajadores poco cualificados o de mayor edad que tienen menos probabilidades de participar en el aprendizaje y la readaptación permanente.
- “El aprendizaje es una estrategia de capacitación laboral probada que produce sólidos resultados para empleadores y trabajadores. Es un modelo que debe adaptarse con equidad para que funcione para todos”, señaló Martin J. Walsh, secretario del trabajo de Estados Unidos e informó que la administración del presidente Biben ha otorgado 130 millones de dólares en subvenciones para diversificar los programas de aprendizaje.
“Invertir en nuestra fuerza laboral es invertir en nuestra infraestructura”, apuntó.
La inversión en empleos resilientes debe ser prioritario con una respuesta colectiva entre gobierno, sector privado y líderes sindicales, expuso Frances O’Grady, secretaria general de Trades Union Congress (TUC).
“Los países necesitan desarrollar estrategias innovadoras para alcanzar a la población más desfavorecida e impulsar sus incentivos para participar en el aprendizaje adulto”, apuntó./EL FINANCIERO-PUNTOporPUNTO