“Ya pronto”, esa es la respuesta que ha recibido Lorena Martínez cuando pregunta por sus prestaciones en la agencia de marketing para la que trabaja. Ese ya pronto se ha extendido mucho y este será el segundo año que no recibirá aguinaldo. Ella es una de los 14 millones de personas trabajadoras en México que no tiene acceso a esta prestación, a pesar de que en la práctica laboran en condiciones de subordinación y deberían tener garantizado este derecho.
- Lorena Martínez, a quien nombramos así para conservar su anonimato, tiene un sueldo fijo, un jefe de quién recibe órdenes y no puede rechazar proyectos; en esencia, es una empleada remunerada y, pesar de ello, su empleador no cubre el pago de aguinaldo. Su vida laboral no siempre fue así, hace poco más de dos años tenía un empleo formal con prestaciones de ley.
- “Tuve una racha muy mala después de mi último trabajo. Estuve con puro trabajo freelance como por dos años y en la agencia estaba así al principio. Después, cuando empecé a tener más trabajo pedí el sueldo y me lo dieron, pero sin prestaciones. Sí he comentado con ello lo de las prestaciones, pero siempre nos dicen que ya pronto. Según esto, para el próximo año”, relata.
En México, el 37% de los trabajadores subordinados y remunerados no tiene acceso al aguinaldo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para el tercer trimestre del año. Estas personas no son trabajadores independientes o emprendedores, son empleados con un patrón y a pesar de que la Ley Federal del Trabajo (LFT) protege este derecho para ellos, en la práctica algunos empleadores lo evaden.
- En el comparativo anual, el renglón de trabajadores sin acceso a prestaciones es el que más ha crecido dentro de las personas con una ocupación subordinada, con un aumento de 14.5%. Son 1.7 millones de personas las que se han incorporado a un empleo en estas condiciones respecto de la cifra reportada del tercer trimestre de 2020.
“Son varios factores a los que se puede atribuir. El primero es que hay empleo informal subordinado sin un vínculo laboral establecido por medio de un contrato, pero pueden ser trabajadores directamente informales, pero también pueden ser prestadores de servicios que están contratados bajo un esquema de subordinación”, apunta Sofía Ramírez, directora de la organización México ¿Cómo vamos?
Desde la perspectiva de Carlos Ramírez, director de Desarrollo de Negocios de Integralia Consultores, el crecimiento de la población sin acceso a aguinaldo está vinculado con la debilidad del mercado de trabajo y una recuperación del mismo que se ha concentrado en empleos de menor calidad.
“Las personas salieron del mercado laboral, se quedaron sin chamba y están regresando, pero sin acceso a estas prestaciones”, señala el especialista.
- En eso coincide Sofía Ramírez, pues en términos de ocupación, el mercado laboral ya recuperó las plazas pérdidas a causa de la pandemia por la Covid-19, pero hay indicadores que evidencian un deterioro en las condiciones de trabajo de las personas que han retornado a la economía.
“Es muy importante visibilizar que no tenemos una calidad de mercado laboral que garantice una igualdad de circunstancias y una mejore en la calidad de vida a más personas”, expone.
Además de esto, el universo de trabajadores subordinados que no recibe aguinaldo da muestra del dominio de la informalidad en el mercado de trabajo en México, la cual debe ser atacada de frente con estímulos a los negocios, agrega Sofía Ramírez.
Estaba acostumbrado al aguinaldo
«Ya estaba acostumbrado a recibir un aguinaldo, entonces sí es algo raro y complicado», comparte Carlos Hernández, nombre ficticio para conservar el anonimato.
- Carlos es vendedor en una agencia de vehículos en Xalapa, Veracruz, y está contratado como prestador de servicios profesionales, no tiene un sueldo fijo y sus ingresos dependen de comisiones. Sin embargo, debe cumplir con un horario y portar el uniforme, como un empleado más.
Al igual que Lorena, las circunstancias lo llevaron a aceptar un trabajo en estas condiciones. Fueron tres meses sin un empleo después de perder su último trabajo formal como subgerente en una sucursal de una cadena de supermercados.
«Me comentaron que no había prestaciones, pero no me comentaron cómo era mi contrato, hasta que firmé me di cuenta de muchas cosas, pero ya tenía una semana y media trabajando», detalla.
Esta Navidad será diferente para Carlos, tiene cuatro meses trabajando en condiciones similares como cuando estaba en el supermercado, pero la diferencia es que no contará con el ingreso extra para las fiestas decembrinas, esta vez no habrá aguinaldo.
- De acuerdo con la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (Profedet), el pago de aguinaldo es un derecho que tienen los trabajadores de base, de confianza, de planta, sindicalizados, por obra o tiempo determinado, temporada, por tiempo indeterminado sujeto a prueba o sujeto a capacitación inicial, eventuales, comisionistas, agentes de comercio, de seguro, vendedores, entre otros que se rijan por la Ley Federal del Trabajo.
Por ley, el aguinaldo debe cubrir antes del 20 de diciembre de cada año y su monto no puede ser menor a 15 días de sueldo en el caso de los trabajadores del sector privado y de 40 días para los servidores públicos, los cuales pueden recibirlo en dos pagos, la mitad antes del 15 de diciembre y la otra parte antes del 15 de enero.
¿Por qué no se respeta la LFT?
La LFT no distingue entre trabajadores formales o informales y, por lo tanto, el pago de prestaciones como el aguinaldo es obligatorio para cualquier empleador. Pero si es así, ¿por qué no se respeta? Sara Morgan, consultora independiente y especialista en Derecho Laboral, atribuye esta situación a diversos factores, desde la necesidad de un empleo hasta el temor de perder el puesto por demandar o un riesgo calculado por parte de los empleadores.
“Quién no paga una prestación laboral lo hace a propósito, porque no vivimos en el siglo XIX, todo mundo sabe que en diciembre a los trabajadores subordinados se les paga aguinaldo”, afirma.
- Sin embargo, la necesidad de tener un empleo lleva a las personas a aceptar un puesto de trabajo sin las prestaciones de ley. Esta situación se combina con un riesgo calculado que en ocasiones realizan los empleadores. “Quién va a demandar, eso es todo un tema porque cuando demandas pierdes el trabajo”, opina.
- Pero la informalidad y la vulneración de derechos laborales no se limitan al sector privado, el gobierno también simula relaciones laborales a través de esquemas como el de servicios profesionales y con ello evita pagar prestaciones como el aguinaldo, expone Sara Morgan.
“Tanto la autoridad misma como los particulares están precarizando el trabajo. Esta precariedad surge cuando son muy altos los impuestos aunados a la seguridad social y, en ese caso, los empleadores simulan y prefieren arriesgarse porque la pérdida será mejor, quizá demanden 100 trabajadores de 10,000”, explica la especialista.
El golpe adicional
Para Sofía Ramírez la falta de acceso al aguinaldo es un asunto que complica más la situación de las familias mexicanas, en especial en un contexto de alta inflación.
“El hecho de que estén subiendo los precios, sobre todo de los bienes, impacta muchísimo en la capacidad de consumo de las familias más vulnerables”, asegura la directora de México ¿Cómo vamos?
- Carlos Ramírez coincide en que la inflación durante el cierre de año complica más el panorama de las personas que no reciben esta prestación. “Los niveles inflacionarios altos elevan el estrés financiero de muchas familias en el cierre de año y sin acceso a estos beneficios, pues complica aún más las circunstancias”, subraya
En ese sentido, el director de Desarrollo de Negocios de Integralia Consultores enfatiza que el mercado de trabajo no sólo ha transitado por una recuperación lenta, también con una tendencia a condiciones laborales más difíciles y precarias, lo que no puede ser ignorado en la supervisión del mercado./ECONOMISTA-PUNTOPORPUNTO