El impacto ambiental y la aceptación del megaproyecto entre las comunidades campesinas, ejidales y los pueblos mayas son los retos más importantes a resolver por parte de los impulsores del Tren Maya en la península de Yucatán. Algunos expertos y organizaciones civiles en Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas coinciden en su preocupación por el impacto que la obra tendrá en el ecosistema y por la falta de estudios previos. Por su parte, las comunidades indígenas y campesinas se manifiestan molestas porque nadie les ha consultado ni informado de los beneficios que puede tener este proyecto que, sin su consentimiento, arrancará en diciembre./ EL UNIVERSAL