La falta de estudios sobre este animal impide esclarecer si este fenómeno está relacionado con causas como el cambio climático o la caza excesiva, sin embargo, lo único seguro es que es responsabilidad de los humanos
- Playa del Carmen, en Quintana Roo, pasó de ser una pequeña villa de pescadores y un paraíso natural a un centro turístico de nivel mundial. Cada año, en invierno, cientos de turistas de todo el mundo, buzos expertos y amateurs llegan para nadar con el tiburón toro, pero esta temporada no fue así, el escualo nunca llegó.
- Ana Carritsoza, una buza experta, pasa más tiempo sentada esperando en su pequeña tienda que en el mar. Las respuestas a los turistas son siempre las mismas: “no hay excursiones para ver al tiburón toro y no sabemos cuándo volverán a haber”.
- “Esperaba a que llegara la temporada, pero nunca llegó. Todas las tiendas se quedaron con los flyers, con los posters, los turistas preguntando por el tiburón toro y no hubo ningún tiburón toro para ver
- “Este año aparecieron 13 pero desaparecieron a los dos días. Hay rumores de que los pescaron, también hay rumores de que encontraron vísceras en Punta Maroma, pero no sabemos qué fue lo que pasó”, comenta a Reporte Índigo.
- El tiburón toro, junto con el blanco y la tintorera son considerados como las tres especies más letales.
Las versiones y teorías sobre la desaparición de esta animal son distintas, pero todos los buzos, especialistas y personas del lugar coinciden en algo, hay una especie más letal que los está ahuyentando y aniquilando: el hombre, ya sea por caza, contaminación o sobrepesca
El tiburón toro llega a medir hasta 3.4 metros de largo y a pesar hasta 159 kilos, la especie se puede encontrar en aguas costeras desde Baja California hasta Chiapas y tarda 10 años en llegar a su madurez sexual.
La Comisión Nacional para el Conocimiento y el Uso de la Bodiversidad (Conabio) tiene registro de 213 avistamientos en el país, 182 por investigación y 31 de grado casual durante el 2019.
- En el invierno, las hembras se acercan a la costa para buscar una zona de crianza, donde el agua dulce se mezcle con la salada para dejar a sus crías y que estén libres de depredadores, como lo pueden ser otros tiburones.
- Durante esa temporada y a poca distancia de la playa, pueden convivir los turistas con los tiburones, pero también con la contaminación de los desarrollos hoteleros, los pescadores e incluso los fuertes ruidos de los transbordadores que llevan a los visitantes de tierra a firme a las islas de la zona
- Otra de las amenazas contra el tiburón toro, de la cual es responsable el hombre, es la falta de políticas públicas para su protección.
- Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) el Carcharhinus leucas (tiburón toro) es una especie“casi amenazada” por lo que recomienda su conservación.
Actualmente en el país no existe ninguna ley para protegerlo, ni siquiera para detener su pesca ni su venta al hacerlo pasar como bacalao o cazón pese a que en diciembre de 2016 se firmó el decreto que declaró área natural protegida a la Reserva de la Biosfera del Caribe mexicano.
El caza tiburones
- La mañana del 30 de enero del 2017 una imagen en redes sociales dio la vuelta al mundo. En la fotografía, se observaba a tres personas recolectando la pesca del día y decenas de tiburones toro muertos en un muelle siendo subidos a una camioneta.
- Una situación que se repetía constantemente debido a los permisos otorgados por la Sagarpa y la Conapesca que no podían ser cancelados pese a la declaratoria de Reserva de la Biósfera.
- En Playa del Carmen, Humberto Anduze es ese pescador con permiso para cazar tiburones toro a los que presume como trofeos.
- “El tiburón es un recurso pesquero, solamente hay dos especies protegidas que son el tiburón blanco y el tiburón ballena. Los pescadores pueden hacer lo que quieran siempre y cuando tengan los permisos correspondientes.
- “El pescador se entera que hay tiburones en Playa del Carmen y se va a pescarlos. No teníamos armas para defendernos porque no estaba haciendo nada ilegal. Estábamos muy enojados, yo estaba dispuesto a ir a hundirle el barco”, comenta Pepe Urbina, un buzo de más de 20 años de experiencia e integrante de la asociación Saving Our Sharks.
Entre 2009 y 2010 comenzó la actividad turística de avistamiento de tiburones y en 2012 llegó el pescador. A partir de ese año buzos y especialistas se unieron para comenzar a estudiar a los escualos para protegerlos, aunque estaban atados de manos por lo que decidieron “unirse” al enemigo.
Cada año Saving Our Sharks le da un monto económico al pescador para que no cace tiburones en la zona. Aunque lo sigue haciendo fuera de Playa del Carmen.
“Legalmente el tipo tiene un permiso expedido que nadie se lo puede quitar hasta que cometa una infracción y se lo suspendan, por lo que llegamos a un arreglo con él, en el cual le íbamos a liquidar su permiso; el arreglo no tiene ningún respaldo legal más que chocar las manos”, comenta Urbina/REPORTE INDIGO-PUNTOporPUNTO