PRODUCCIÓN MUNDIAL de ALIMENTOS incrementa el CO2; AGRICULTURA y GANADERÍA detonan la EMISIÓN de GASES

La ONU señala que la producción de alimentos de origen vegetal (plantas, frutas, verduras, cereales y granos) suele requerir menos energía, uso del terreno y agua. Por consiguiente, tienen una menor intensidad de gases de efecto invernadero en comparación con los de origen animal.

La producción de alimentos y bebidas en el planeta genera aproximadamente un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), un conjunto de sustancias químicas que dañan la capa de ozono, explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Por lo tanto, la alimentación y la forma de producir los comestibles que consumen las personas puede influir no solo en su salud, sino también en el medio ambiente.

  • Producir, procesar, transportar, distribuir y consumir los alimentos genera gases de efecto invernadero que atrapan el calor del sol y contribuyen al cambio climático, indica el organismo internacional en un artículo titulado Los alimentos y el cambio climático: una dieta más sana por un planeta más saludable.

La mayor parte de los GEI relacionados con los comestibles tiene su origen en el uso del terreno y la agricultura. Se incluyen:

  • La producción de cultivos, ya que los fertilizantes utilizados en la tierra contienen óxido nitroso.
  • La tala de árboles para expandir el terreno de cultivo, que aumenta la cantidad de dióxido de carbono en el aire.
  • Otras emisiones causadas por el aprovechamiento del estiércol, el cultivo de arroz, la quema de los residuos de cultivos y el uso de combustibles en las granjas.

Por último, una porción más pequeña de generación de gases ocurre mediante la refrigeración y el transporte de los alimentos, la producción de papel y envoltorios para empaquetar el producto final y, en última instancia, la gestión de los desechos alimenticios, concluye la ONU.

Para determinar cuáles son los productos que más emisión de gases de efecto invernadero generan, se mide el impacto de cada uno de ellos expresado en kilogramos (kg) de equivalentes de dióxido de carbono por cada kilogramo de alimento, por cada gramo de proteína o por cada caloría, explica la ONU.

Esta medición incluye no solo el dióxido de carbono (CO2) sino también otros gases como el metano y el óxido nitroso, que son equivalentes del dióxido de carbono con el mismo potencial de calentamiento global.

Expresado en kilogramos de emisiones de GEI por cada 100 gramos de alimentos, estos son los cinco productos que más contribuyen al cambio climático según la entidad internacional:

  • Carne vacuna: 70.6 kg
  • Carne de cordero: 39.7 kg
  • Mariscos: 26.9 kg
  • Queso: 23.9 kg
  • Pescado: 13.6 kg

Los que más contribuyen al calentamiento global debido a su nivel de emisión de gases de efecto invernadero son los alimentos de origen animal. Principalmente las carnes rojas, los productos lácteos y los crustáceos.

Esto se debe a que la producción de carne requiere extensos pastizales, lo cual deriva en la tala de árboles y la consecuente liberación del dióxido de carbono almacenado en sus bosques.

  • Además, las Naciones Unidas indican que el ganado emite metano al digerir la hierba con la que se alimenta. Los desechos animales y los fertilizantes, por otro lado, emiten óxido nitroso, el cual constituye otro poderoso gas de efecto invernadero.

En el caso de los criaderos de crustáceos, estos suelen encontrarse en zonas costeras antes cubiertas de manglares que absorbían enormes cantidades de carbono.

La huella que causan estas piscifactorías se debe principalmente al carbono almacenado que se libera a la atmósfera cuando se talan los manglares.

Cómo reducir la emisión de gases relacionada con los alimentos

La ONU señala que la producción de alimentos de origen vegetal (plantas, frutas, verduras, cereales y granos) suele requerir menos energía, uso del terreno y agua. Por consiguiente, tienen una menor intensidad de gases de efecto invernadero en comparación con los de origen animal.

  • Ante la iniciativa de reducir la emisión de gases de efecto invernadero en la alimentación de cada persona, el cambio a una dieta con más proteínas vegetales y la reducción del consumo de alimentos de origen animal puede llevar a una importante reducción, indica el organismo internacional.
  • No obstante, los productos animales siguen siendo una importante fuente de seguridad alimentaria, nutrición y el medio de vida de un gran número de poblaciones rurales de todo el mundo. Por lo que también es necesario mejorar las técnicas de producción agrícolas, disminuir el uso de fertilizantes y rotar los pastos para mantener un suelo sano que almacene carbono.
  • La ONU destaca que la reducción de los desechos alimenticios es otro factor fundamental para disminuir el calentamiento global. Casi 1000 millones de toneladas de alimentos (un 17 % de todos los comestibles disponibles para los consumidores de todo el mundo) acaban en la basura cada año.

“La producción, su transporte y dejar que los alimentos se deterioren contribuyen a más del 8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero”, finaliza el organismo.

Demanda de carne continuará elevando el CO2

La ganadería representa 12% de las emisiones de gases con efecto invernadero provocadas por actividades humanas y su impacto en el clima se agravará si la demanda de carne sigue aumentando en el mundo, advirtió este viernes la FAO.

  • Para reducir su impacto en el clima, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) propone mejorar la productividad de toda la cadena del sector, cambiar la alimentación de los animales y mejorar su salud.

También menciona la reducción del consumo de carne en los países ricos como un camino a seguir, aunque de efecto limitado.

  • La organización de Naciones Unidas tomó 2015 como año de referencia. En él se produjeron 810 millones de toneladas de leche, 78 millones de toneladas de huevos y 330 millones de toneladas de carne, según el informe.
  • Desde la producción del pienso para alimentar al ganado hasta la llegada de los alimentos a las tiendas se generaron 6.2 gigatoneladas de equivalente de CO2, una medida que calcula la huella de carbono de todos los gases emitidos.
  • En este proceso, la FAO midió el metano, el óxido de nitrógeno y el dióxido de carbono. El ganado bovino es la principal fuente de emisiones (62%), seguido por el porcino (14%), los pollos (9%), los búfalos (8%) y las ovejas y cabras (7%).

En cuanto a los productos, la carne es la principal fuente de emisiones (67%), por delante de la leche (30%) y los huevos (3%). Las emisiones directamente vinculadas a la ganadería, desde los eructos de los animales hasta la fermentación del estiércol, representan un 60% del total.

En las emisiones indirectas, la FAO contabiliza la fabricación de abonos y pesticidas para la producción de piensos, el transporte y la transformación del producto animal, pero también la conversión de bosques en pastos o campos de soja destinados a producir el forraje.

Alimentación, genética, salud

El consumo de carne tiende a aumentar con el enriquecimiento de la población y su acumulación en centros urbanos, aunque la creciente inquietud por el clima, la salud y el bienestar animal pueden también frenarlo, subraya la FAO.

  • Pero entre el incremento de la población mundial y de la demanda media por habitante, el consumo de proteínas animales debe aumentar un 21% entre 2020 y 2050, anticipa la agencia.

Para responder a esta demanda sin ampliar el ganado, la organización emite varias recomendaciones tanto del lado de la producción como del consumo.

Para reducir las emisiones del sector, lo más eficaz según la FAO es aumentar la productividad en el conjunto de la cadena, por ejemplo con técnicas para aumentar el volumen de la leche producida por las vacas o reduciendo la edad en la que los animales son enviados al matadero.

Luego está cambiar la alimentación de los animales y mejorar su salud, lo que permite no solamente aumentar su productividad, sino también reducir la tasa de mortalidad.

  • La selección de ciertos rasgos genéticos, el suministro de aditivos que puedan ayudar a la digestión o la reducción del desperdicio alimentario también aparecen entre las recomendaciones.
  • La FAO evoca también la reducción del consumo de carne, pero advierte que su impacto es limitado si esta es reemplazada por verdura cultivada en invernaderos o fruta fuera de temporada transportada en avión.

Si los habitantes siguen las recomendaciones alimentarias oficiales, esto debería conducir a una reducción del consumo de carne en los países ricos y a menores emisiones, afirma la FAO.

Pero en los países de ingresos medios, la bajada de las emisiones vinculadas a la carne se vería en gran parte neutralizada por el aumento de las emisiones vinculadas a las frutas, frutos secos y verduras cultivados al menos una parte en invernaderos.

  • Y en los países de bajos ingresos, a menudo se recomienda aumentar el consumo de proteínas, tanto vegetales como animales.
  • Criar una vaca en un cebadero en Estados Unidos tiende a producir menos emisiones por animal que en África subsahariana, destaca la FAO.
  • El margen de mejora es muy importante en los países de ingresos medios y bajos en África, América Latina y Asia.

Pero «no se trata de promover la intensificación a cualquier precio en estas regiones, sino sobre todo de inspirarse en sistemas que tienen una intensidad de emisión relativamente más débiles», señala.

La producción de alimentos genera un tercio de las emisiones globales

En nuevo estudio, publicado en 2021 por la revista Nature Food, realizado por un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Illinois en EE UU, desarrolló un marco de modelización de datos único, coherente y unificado para estimar las emisiones mundiales de CO2, metano y óxido nitroso procedentes de la alimentación humana de origen vegetal y animal.

Los resultados, que han estimado las emisiones en el año 2010 de 171 cultivos y 16 productos ganaderos con datos de 200 países, revelan que la producción mundial de alimentos es responsable de emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a 17.318 millones de toneladas métricas de CO2 al año, de los cuales el 57% corresponde a la producción de alimentos de origen animal, el 29 % a la de origen vegetal y el 14 % a otros aprovechamientos, como el caucho y el algodón.

“Hemos considerado todas las fuentes y sumideros de gases de efecto invernadero de todos los subsectores relacionados con la producción y el consumo de alimentos, incluidos el transporte, la importación, la exportación y el almacenamiento de alimentos”, explica a SINC Atul K. Jain, autor principal del trabajo e investigador en la universidad estadounidense.

  • El estudio permitió calcular estas concentraciones en lugares concretos de una serie de subsectores que no se habían tenido en cuenta en estudios anteriores, como las emisiones netas de CO2 (fuentes menos sumideros) procedentes de las prácticas de gestión de la tierra agrícola (arado del suelo, plantación de cultivos, fertilización, riego, recolección de granos y recuperación de los residuos de las cosechas).
  • Así, las emisiones estimadas del sector alimentario representarían el 35 % de esta emisión total producida por el ser humano, teniendo en cuenta que según el V Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), las emisiones totales de gases de efecto invernadero fueron 49.000 millones de toneladas métricas de CO2 al año en 2010.

“Con el actual crecimiento demográfico y económico, esperamos que la demanda mundial de alimentos aumente en el futuro, lo que hará que se amplíen los subsectores de la alimentación, y que por tanto darán lugar a un aumento de las emisiones y contribuirán al cambio climático”, añade el experto.

  • Según la investigación, la carne de vacuno –con el 25 % del total de emisiones relacionadas con la alimentación– es el alimento de origen animal que más contribuye, seguido de la leche de vaca (8 %) y la carne de cerdo (7 %).
  • En cuanto a los alimentos de origen vegetal, el arroz (12 %) es el que más contribuye, seguido del trigo (5 %) y la caña de azúcar (2 %)
  • En cuanto a los alimentos de origen vegetal, el arroz (12 %) es el que más contribuye, seguido del trigo (5 %) y la caña de azúcar (2 %). Además, “dentro de los cuatro subsectores principales, las actividades de gestión de tierras agrícolas (38 %) son las que más contribuyen”, recalca Jain.

Entre los países, China (7 %), India (4 %) e Indonesia (2 %) tienen las mayores emisiones procedentes de la producción de alimentos de origen vegetal. Los países con mayores emisiones procedentes de la producción de alimentos de origen animal son China (8 %), Brasil (6 %), EE UU (5 %) e India (4 %)./Agencias-PUNTOporPUNTO

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