El objetivo del Compromiso Mundial del Metano 2021 es ambicioso: reducir las emisiones de metano en un 30% para finales de la década. Así ganaremos un tiempo vital para reducir las emisiones de dióxido de carbono. Más de 150 países han suscrito ya el compromiso , lo que representa más de la mitad de las emisiones mundiales de un gas de efecto invernadero extremadamente potente, pero de vida corta.
- Para poner en práctica el compromiso, muchos líderes anunciaron políticas para reducir el metano. Sin embargo, las últimas investigaciones muestran que las emisiones mundiales de este gas siguen aumentando rápidamente. Las concentraciones atmosféricas crecen ahora más rápidamente que en ningún otro momento desde que se empezó a llevar un registro mundial hace unos 40 años.
- Estas conclusiones se han publicado esta semana en nuestro cuarto balance mundial del metano, en un documento y preprint de la investigación (una versión aún no revisada por pares) realizada a través del Global Carbon Project , con contribuciones de 66 instituciones de investigación de todo el mundo.
- Las fuentes naturales de metano son la materia orgánica en revisión de los humedales. Pero el ser humano ha disparado sus emisiones. Hemos seguido los cambios en las principales fuentes y sumideros de este potente gas de efecto invernadero y hemos descubierto que el ser humano es ahora responsable de dos tercios o más de todas las emisiones mundiales.
Es un problema, pero podemos mejorarlo. Reducir las emisiones de metano es una de las mejores y únicas palancas a corto plazo de las que podemos tirar para frenar el ritmo del cambio climático.
¿Por qué es tan importante el metano?
Después del dióxido de carbono, el metano es el segundo gas de efecto invernadero más importante que contribuye al calentamiento global provocado por el hombre.
- Aunque las actividades humanas emiten mucho menos metano que dióxido de carbono en términos reales, el primero tiene un poder oculto: es 80 veces más eficaz que el CO₂ para atrapar el calor en las dos primeras décadas desde que llega a la atmósfera.
- Desde la era preindustrial, el planeta se ha calentado 1,2 °C (media de los últimos 10 años). El metano es responsable de aproximadamente 0,5 °C de ese calentamiento, según los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
En la atmósfera, el metano se mezcla rápidamente con el oxígeno y se convierte en dióxido de carbono y agua.
- En cambio, el dióxido de carbono es una molécula mucho más estable y permanecerá en la atmósfera, atrapando el calor, durante millas de años hasta que sea absorbido por los océanos y las plantas.
La combinación de su corta vida útil y su extrema potencia hacen del metano un excelente candidato para los esfuerzos por atajar rápidamente el cambio climático.
Las emisiones metano no se ralentizan
- A principios y mediados de la década de 2000, las tasas de crecimiento de las emisiones de metano disminuyeron. Los análisis sugieren que se debió a una combinación de reducción de las emisiones de combustibles fósiles y cambios químicos en la capacidad de la atmósfera para destruir el metano.
- Desde entonces, sin embargo, la presencia de este gas ha aumentado . Las emisiones de metano derivadas de las actividades humanas se incrementaron entre 50 y 60 millones de toneladas al año en las dos décadas transcurridas hasta 2018-2020, lo que supone una subida del 15-20 %.
Esto no significa que el metano atmosférico aumente en la misma cantidad, ya que se descompone constantemente.
Durante la década de 2000, entraron en la atmósfera 6,1 millones de toneladas más de metano al año.
- En la década de 2010, la tasa de crecimiento era de 20,9 millones de toneladas. En 2020, el incremento alcanzó los 42 millones de toneladas. Desde entonces, la adición de metano ha sido aún más rápida. Las tasas de crecimiento son ahora superiores a las de cualquier año observado anteriormente.
¿De dónde procede el metano?
Actividades humanas como la cría de ganado, la minería del carbón, la extracción y manipulación de gas natural, el cultivo de arroz en arrozales y el depósito de residuos orgánicos en vertederos contribuyen a cerca del 65 % de todas las emisiones de metano. De esta cifra, la agricultura (ganadería y arrozales) aporta el 40 %, los combustibles fósiles el 36 % y los vertederos y aguas residuales el 17 %.
- Las emisiones de metano de los combustibles fósiles son ahora comparables a las de la ganadería. Los combustibles fósiles y los vertederos son los que más contribuyen al aumento de las emisiones (del gas natural que se escapa durante la extracción y el procesamiento).
- Nuestro impacto es aún mayor si tenemos en cuenta las emisiones indirectas, como la lixiviación (paso de sustancias al agua y al suelo) de materia orgánica en cursos de agua y humedales, la construcción de embalses y los efectos del cambio climático provocado por el hombre. en los humedales.
En 2020, las actividades humanas provocaron emisiones de entre 370 y 384 millones de toneladas de metano.
Las emisiones restantes proceden de fuentes naturales, principalmente de la revisión de materia vegetal en humedales, ríos, lagos y suelos saturados de agua. Los humedales tropicales son emisores especialmente importantes.
Las grandes extensiones de permafrost (suelo permanentemente helado) también producen metano, pero en proporciones relativamente bajas. A medida que el permafrost se derrite debido al aumento de las temperaturas, esto está cambiando .
Contribuciones y tendencias regionales.
¿Quién emite más? Por volumen, los cinco primeros países en 2020 fueron China (16 %), India (9 %), Estados Unidos (7 %), Brasil (6 %) y Rusia (5 %). Las zonas de mayor crecimiento son China, el sur de Asia, el sudeste asiático y Oriente Próximo.
Los países europeos han comenzado a reducir sus emisiones en las dos últimas décadas, gracias a los esfuerzos por moderar las emisiones procedentes de los vertederos y los residuos, seguidos de recortes menores en los combustibles fósiles y la agricultura. Es posible que Australia también esté reduciendo las emisiones procedentes principalmente de la agricultura y los residuos.
¿Qué significa esto para el cero neto?
- Las emisiones de metano no controladas son una mala noticia. Las concentraciones atmosféricas de este gas observadas recientemente son coherentes con escenarios climáticos de hasta 3 °C de calentamiento para 2100.
Para mantener las temperaturas globales muy por debajo de los 2 °C –el objetivo del Acuerdo de París de 2015– es necesario reducir las emisiones de metano lo más rápidamente posible. Debe reducirse casi a la mitad (45%) de aquí a 2050 para alcanzar ese objetivo .
- No es imposible. Ahora disponemos de métodos para reducir rápidamente el metano en todos los sectores. Según la Agencia Internacional de la Energía, el sector del petróleo y el gas podría disminuir sus emisiones un 40% sin coste neto .
- En la agricultura, podemos conseguir reducciones rápidas mediante aditivos para piensos que reduzcan el metano eructado por vacas, ovejas, cabras y búfalos, y mediante el drenaje a mitad de temporada en los arrozales.
La captura del metano de los vertederos y su utilización para producir energía o calor ya está bien establecida .
- Hace tres años, el mundo se comprometió a reducir drásticamente las emisiones de metano. Nuestros hallazgos muestran que necesitamos acelerar rápidamente las soluciones en todo el mundo para abordar y reducir estas emisiones.
Por qué las emisiones de metano se han disparado
Por qué las emisiones de metano se han disparado y cómo va a afectar a la crisis climática
Las emisiones de metano nunca han sido tan altas. En los últimos años, se ha convertido en el segundo gas de efecto invernadero más presente en la atmósfera, después del dióxido de carbono (CO₂).
Los datos son preocupantes:
- Su concentración es 2,6 veces más alta que en tiempos preindustriales, como muestra el último balance del Global Carbon Project.
- Y las emisiones se deben sobre todo a causas humanas: la ganadería, la industria de los combustibles fósiles, los cultivos de arroz y la gestión de los vertederos.
- Además, una molécula de metano contribuye al calentamiento global hasta 80 veces más que una de dióxido de carbono.
¿Por qué ahora hay más metanos que antes? La actividad humana ha aumentado, pero también influyen factores naturales.
- Fenómenos como el de La Niña han incrementado las lluvias en los países tropicales, y los suelos saturados de agua estimulan las emisiones de metano.
A esto se suma el deshielo de los suelos del Ártico por el cambio climático:
- El permafrost se convierte en lagos que comienzan a emitir más metanos, impulsando aún más el cambio climático.
¿Y qué se puede hacer? Es necesario reducir las emisiones de este gas.
- En España, el 40% de las emisiones provienen de la ganadería. Algunas grandes empresas ya utilizan un aditivo, aprobado por la Comisión Europea, que si se añade a la comida de las vacas reduce sus emisiones en un 30%.
- Otra alternativa es inundar los campos de arroz solo en algunos meses del año, para evitar que el suelo empreñado de agua emita metano 365 días al año.
La actividad humana dispara las emisiones de metano
Considerado el segundo gas de efecto invernadero (GEI) más importante, durante décadas se ha prestado mucha menos atención al metano (CH₄) que al más conocido dióxido de carbono (CO₂).
Sin embargo, los datos son cada vez más preocupantes: sus emisiones están batiendo récords, ha aumentado su vinculación a las actividades humanas y su concentración es ya 2,6 veces más alta que en tiempos preindustriales, tal y como muestra el último balance del Global Carbon Project.
- Los científicos alertan de que el potencial de calentamiento por molécula del CH₄ es hasta 80 veces superior al CO₂, por lo que piden reducir cuanto antes estas emisiones, que proceden principalmente de los sectores agrícola y ganadero, energético y de la gestión de los vertederos.
- El artículo, publicado en la revista especializada Environmental Research, cifra ya en dos tercios el CH₄ procedente de la actividad antropogénica.
- “Las concentraciones de metano en la atmósfera están más altas que nunca porque la actividad humana no para de aumentar las emisiones”, resume Pep Canadell, director ejecutivo de Global Carbon Project (GCP) —un consorcio de decenas de científicos internacionales—.
“Las fuentes más importantes proceden de la ganadería de rumiantes —vacas, bueyes, ovejas—, la industria de los combustibles fósiles —petróleo y gas natural—, el cultivo del arroz y los residuos orgánicos que acaban en los basureros”, prosigue.
A ello se le suman las causas naturales: “En los últimos años hemos tenido condiciones más húmedas en los trópicos debido al fenómeno natural de la Niña, con lo que ha habido más lluvia de lo normal en los países tropicales. Y los suelos saturados de agua también estimulan las emisiones naturales”, apunta Canadell.
Da otra clave Xavier Querol, experto en contaminación atmosférica del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC): “El permafrost —los suelos congelados del Ártico y otras zonas— sufre deshielo por el cambio climático y se convierte en lagos o marismas que comienzan a emitir metano, impulsando a su vez el cambio climático”.
- El informe muestra que la concentración de metano en la atmósfera ha alcanzado en los últimos cinco años un ritmo de crecimiento récord desde el inicio de las mediciones en la década de 1980 y asciende ya a 1.931 partes por mil millones en enero, una tasa sin precedentes en al menos en 800.000 años.
- En 1980 rondaba las 1.600 partes por mil millones. Los investigadores señalan que este gas ha contribuido con 0,5 °C de calentamiento en la década de 2010 en comparación con finales de 1800, lo que representa dos tercios del calentamiento causado por el CO₂. “Hay 200 veces menos concentración de CH₄ que de CO₂, pero solo cinco veces menos de efecto invernadero”, señala Querol.
Agustín del Prado, experto en sistemas agroalimentarios en el Basque Centre for Climate Change (BC3), explica:
“El principal gas de efecto invernadero en cuanto a su impacto en el cambio climático ha sido el dióxido de carbono y por ello tiene cierta lógica que el foco haya estado en este gas. Pero en años recientes el metano ha adquirido una relevancia especial por las urgencias en reducir todos los gases de efecto invernadero, por las dificultades de descarbonizar el planeta a un ritmo suficientemente rápido y por ser el segundo gas en importancia a nivel de calentamiento histórico desde la época preindustrial. Además, con el CO₂ podemos focalizar el problema en los combustibles fósiles, mientras que con el CH₄ las fuentes son muy distintas”.
- Hay un agujero de conocimiento llamativo: la ciencia no puede explicar por qué, aunque las emisiones han aumentado de forma continuada en las últimas décadas, la concentración de metano en la atmósfera se estancó de 1999 a 2006. “Es sorprendente que todavía no tengamos una respuesta a este fenómeno”, dice Querol.
- “En cualquier caso, este gas puede incrementarse o disminuir también debido a los oxidantes, que aceleran su desaparición, aunque luego generan otros contaminantes que a su vez generan ozono”, añade. Sea como fuere, desde 2007 no ha dejado de aumentar.
“Reducir las emisiones de metano es la principal forma de poder actuar sobre el clima a corto plazo”, comenta Luis Guanter, que dirige un grupo de teledetección de este gas en la Universitat Politècnica de València (UPV).
- “Esto es así porque el CH₄ tiene un tiempo de vida más corto que el CO₂, por lo que si redujéramos las emisiones en tan solo 20 años se podrían notar los efectos y mitigaríamos el cambio climático, mientras que el dióxido de carbono emitido permanece en la atmósfera durante más de un siglo”, añade.
Menos fugas de gas y aditivos para las vacas
- El diagnóstico está claro. ¿Cuáles son las soluciones? Canadell señala: “Las fugas de metano pueden llegar al 10% en algunas instalaciones energéticas, tanto por extracción de combustibles fósiles como por conductos que transportan gas natural. La industria necesita resolver cuanto antes este problema y reducir los escapes al mínimo”.
David Yáñez, experto en producción sostenible de rumiantes de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), aporta otra idea:
- “En España, donde casi no hay extracción de combustibles fósiles, las emisiones de metano procedentes de los rumiantes alcanzan el 40% de las generadas por este gas y el 6% del conjunto de los gases de efecto invernadero”, según el Inventario de Emisiones oficial.
“La Comisión Europea ya ha aprobado el uso del Bovaer, un aditivo —en cuyo desarrollo ha participado el CSIC— que se añade a la dieta de las vacas y reduce sus emisiones de metano en un 30%”.
Por ahora, tan solo lo están usando algunas grandes empresas, que pueden obtener un retorno en publicidad y anunciarse como más sostenibles, pero no así los pequeños ganaderos, ya que no obtienen una mejora del rendimiento de los animales.
- “En Dinamarca, el Gobierno tiene ya una hoja de ruta para apoyar con dinero público el uso de estos aditivos, y Bélgica también se lo está planteando. El reto es que se use cada vez más, porque ayuda a mejorar el balance de emisiones de los países”, continúa Yáñez. Otros expertos abogan por reducir el consumo de carne de vacuno.
En cuanto a la agricultura, hay que aplicar nuevos manejos al cultivo del arroz, tal y como explica Canadell: “En vez de tener los campos inundados durante toda la producción de este cereal, se le pone agua, a mitad de la estación se retira, los suelos se secan un poco, y luego se vuelven a inundar. Este paro tiene resultados muy buenos para reducir un 20% o 30% de las emisiones de metano. Y se están investigando además otras tecnologías”.
- Mientras, Querol pide fijarse en los grandes basureros: “La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene un satélite que mide el metano; lanzó un artículo para mostrar algunos puntos negros de emisiones y ahí aparecían muchos vertederos de residuos urbanos, entre ellos el de Valdemingómez [Madrid]”.
- ¿Qué se podría hacer? Canadell responde: “Intentar disminuir la cantidad de residuos orgánicos que acaban aquí para intentar hacer compost, fertilizantes u otros subproductos, o bien capturar el metano y usarlo como biocombustible en procesos industriales que necesiten calor”. /Agencias-PUNTOporPUNTO