La entrada de la temporada de lluvias y huracanes, aunada a la inflación elevada, finanzas públicas sin reforma fiscal y el riesgo de desaceleración en Estados Unidos, está formando una tormenta perfecta que se avecina como obstáculo para el desarrollo económico de cara al fin de este sexenio, señalan expertos.
- Con la presencia del fenómeno de El Niño, la temporada de huracanes en el Pacífico inició el 15 de mayo y en el Atlántico a partir del 1 de junio, y terminará el próximo 30 de noviembre.
- Lo anterior significará para las finanzas públicas un mayor gasto para enfrentar los posibles impactos de lluvias torrenciales y otros fenómenos meteorológicos, considerando que además ya no existe el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
- Por otro lado, los consumidores experimentarán mayores precios de alimentos, afectados por cosechas dañadas por la sequía a causa de la onda de calor, y las posibles pérdidas por inundaciones, dijeron analistas.
- A medida que arranca la temporada de huracanes, aumenta la preocupación por las cosechas, en especial de los principales granos, y las acciones para combatir el cambio climático.
- Swiss Re Institute destacó en su último reporte de 2023, titulado Catástrofes naturales e inflación: la tormenta perfecta, que en los últimos 10 años México registró pérdidas por catástrofes naturales por un total de 27 mil millones de dólares.
De ese total, ponderó, sólo estaban asegurados 5 mil millones de dólares, que se traduce en una brecha o falta de protección de 80%, con 22 mil millones de dólares en pérdidas sin asegurar.
- El reporte revela que en 2022 las catástrofes provocaron pérdidas económicas mundiales por 275 mil millones de dólares; 17 mil millones correspondieron a América Latina.
- Sólo de ese monto, 125 mil millones estaban cubiertos por seguros, el cuarto total más alto de un año en los registros sigma.
Los desastres naturales de 2022 demuestran que los factores económicos, exacerbados por la inflación en los últimos dos años, son el principal impulsor de las elevadas pérdidas aseguradas, enfatizó Swiss Re.
Inflación en alimentos
Al respecto, el subdirector de análisis de Vector, Luis Adrián Muñiz, afirmó que el efecto del cambio climático sobre la inflación es muy relevante para los precios agropecuarios.
“A mayor cambio climático, mayor inflación”, advirtió.
- Lo anterior, porque es el grupo con el impacto más inmediato ante ese tipo de eventos, como el que acaba de ocurrir con la ola de calor en todo el país.
- “Eso tiene una fuerte implicación sobre los precios de los agropecuarios, particularmente carne de res, etcétera”.
Con las lluvias, señaló, habrá inundaciones, lo que es relevante para los precios agrícolas.
- Así, ponderó que todo lo relacionado con el cambio climático tiene un efecto directo en los precios agropecuarios, que a su vez afectan a la inflación no sub- yacente, en donde se clasifica a las frutas, verduras y carnes.
- Incluso, ponderó que es posible un impacto de segundo orden en las mercancías alimenticias como quesos, carnes procesadas y cereales, incluidos en la inflación subyacente.
“Le pega a la inflación y la deteriora, pero no tanto como en los alimentos frescos; sí lo hay, pero de segundo orden”, dijo.
Consideró que primero hay que preocuparse por el impacto en productos frescos a través de la inflación no subyacente, y después por un choque sobre procesados, en la subyacente.
- Construir resiliencia: Ante ese panorama, destaca el caso de Seychelles, un país pequeño situado al este de África, así como uno de los menos poblados del mundo.
Por su ubicación geográfica, con 115 islas en el océano Índico, su economía depende del turismo y la pesca, y es vulnerable a fenómenos cada año que ponen en riesgo a su población y a su producto interno bruto.
Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoció que está equilibrando con éxito la conservación y el desarrollo económico mediante el aprovechamiento de instrumentos de financiación innovadores.
Fue el primer país en emitir un bono azul y en designar sus frágiles áreas costeras para protección a cambio de un acuerdo novedoso que lo libera de parte de su deuda soberana.
Además, es la segunda nación africana, después de Ruanda, en acceder al Servicio de Resiliencia y Sostenibilidad (RSF) del FMI.
Sequías traerá escasez de alimentos y hambrunas
El incremento abrupto de la temperatura en México se convirtió en un tema de interés nacional. Los golpes de calor, la deshidratación y las recomendaciones para protegerse del sol acapararon la óptica pública.
Sin embargo, esto no se trata de una “ola de calor” como si fuera un fenómeno aislado, sino de un síntoma más del cambio climático que, de acuerdo con diferentes instituciones, aún no termina de manifestarse.
La desertificación (incremento del territorio árido) y el estrés hídrico (falta de agua potable) son fenómenos que ya están presentes en México y avanzan sigilosamente. Ellos tendrán un gran impacto en la vida humana, pues comprometen el acceso al agua potable de manera basta y suficiente no sólo para el consumo humano, sino también para el riego y los animales de ganado, lo cual compromete los cultivos y, en consecuencia, los comestibles.
- Estrés Hídrico: Para marzo de 2023, el Consejo Consultivo del Agua (CCA) informó que México ocupa el lugar 24 a nivel mundial de estrés hídrico, el cual se mide entre el territorio en el que habita un número determinado de personas y su acceso al agua potable. Dicho dato fue proporcionado por el World Resources Institute, quien mide este factor en 164 países.
Además, consideró que, de acuerdo con el INEGI, México utiliza el 76% de su agua para el sector agrícola, el 14% en abastecimiento público, el 5% para hidroeléctricas y otro 5% para la industria. Por lo que, ante la escasez, tanto las cosechas como los ciudadanos serán los primeros en verse afectados.
Por su cuenta, la UNAM prevé que esta situación pondrá contra la pared a los más pobres, pues la escasez tendrá como consecuencia el encarecimiento del servicio del agua, con lo cual se podría ver más limitado aún de lo que ya es, la capacidad de acceder al vital líquido.
- Desertificación: Sin embargo, los estudios que se han realizado para medir las consecuencias que dejan las altas temperaturas y la falta de agua continúan y los resultados preliminares no son alentadores. En junio de 2022, la UdeG señaló que la extensión del territorio desértico en México afecta 51 millones de hectáreas y, con ello, a 65 millones de personas.
Para poder comprender lo importante que es tener suelos con cobertura vegetal y biodiversa, los especialistas apuntaron que “un suelo sin cobertura emite mayor número de dióxido de carbono que generan el calentamiento global y el cambio climático; y por el contrario, un suelo con cubierta vegetal tiene mayor fijación del dióxido de carbono y atracción del agua, por lo tanto menos aplicación de insumos y mayor productividad”.
De seguir la estrategia por su rumbo actual, la escasez de alimentos generará hambrunas muy caras y muy difíciles de reducir. Mientras tanto, se está empezando a popularizar el método de la agricultura regenerativa; sin embargo, esta técnica toca los intereses económicos de algunas empresas dominantes en materia agroquímica, por lo que no se le da mucha difusión en México.
- El biólogo que lo advirtió desde hace 30 años: Víctor Manuel Toledo, investigador de la UNAM, lleva observando el cambio climático desde hace décadas y advirtió que las prácticas actuales de la agroindustria tienen consecuencias sumamente nocivas para la vida en el planeta (Revisar Ecología Mundial:
- Ante la Conferencia de Río de Janeiro, 1992; Sociedad y Ambiente, 2013), a tal punto que el investigador mexicano señaló que Australia está siendo víctima de su modelo ganadero, donde el darle de pastar a las reces generará problemas a gran escala.
- Asimismo, señaló algo similar en Brasil, donde las consecuencias cobraron forma de devastadores incendios en Australia y Brasil que se presentaron desde 2019 hasta 2022. “La causa principal del desequilibrio ecológico global es el Homo industrialis”, sostiene.
Como si esto no fuera suficiente, Víctor Manuel Toledo operó como el primer titular de la Semarnat del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y condenó durante su gestión la implementación de herbicidas como el glifosato; sin embargo, el sector agro de México es sumamente dependiente de éste, por lo que aún se sigue utilizando.
Los precios de los alimentos siguen altos en países vulnerables
Los precios mundiales de los alimentos siguieron bajando en junio, pero siguen siendo muy altos en los mercados internos de los países vulnerables, dijo este viernes la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
- El índice de precios de los alimentos de la FAO, que sigue la evolución de los precios internacionales de una cesta de productos básicos, disminuyó 1.4% con respecto al mes de mayo.
- Los cereales cayeron 2.1% en un mes, gracias a una cosecha de maíz más abundante en Brasil y Argentina y a mejores perspectivas en Estados Unidos. Los precios del trigo disminuyeron 1.3%, debido a una oferta rusa «abundante», con «un impuesto a la exportación más bajo».
- A pesar del aumento del aceite de palma y soja por las malas condiciones meteorológicas, los precios de los aceites vegetales también disminuyeron 2.4% en comparación con mayo.
- Después de cuatro meses consecutivos de aumentos, el índice de precios del azúcar de la FAO comenzó a disminuir y se redujo 3.2%, debido a la baja demanda y al buen crecimiento de la cosecha de caña de azúcar en Brasil.
- Gracias al maíz y/o al arroz, la producción mundial de cereales debería «alcanzar un nivel récord en 2023/24» con 2,819 millones de toneladas, lo que representa un aumento del 1.1% con respecto al año anterior.
- Las previsiones de cosecha de trigo aumentaron a 783,3 millones de toneladas, debido a la mejora de las perspectivas en Canadá y Turquía. Sin embargo, se espera que la producción se mantenga 2.3% por debajo de la cosecha récord de la temporada 22/23.
Por otra parte, se prevé que la producción de cereales disminuirá en los 44 países de «bajos ingresos y déficit alimentario», lo que aumentará sus necesidades de importación.
- A causa del precio siempre elevado de los alimentos, pero también de los conflictos, los episodios de sequía o las dificultades económicas, «45 países del mundo requieren ayuda exterior para cubrir sus necesidades alimentarias», subrayó la FAO.
La caída de los precios mundiales de algunos productos alimenticios no se reflejó en sus mercados internos, o al menos no completamente, lo que agrava el hambre en esos países, principalmente africanos, a los que se suman Haití, Ucrania y Venezuela.
América Latina es la región del mundo con los precios de los alimentos más altos
Mientras el mundo avanza de manera lenta pero sostenida hacia la recuperación de los precios de los alimentos a los niveles previos a la guerra de Rusia en Ucrania, América Latina y el Caribe lo hace a un ritmo más lento.
El promedio regional de la inflación anualizada de los alimentos fue del 43,9% en septiembre de 2022, mientras que a nivel global no superó el 23%, según la base de datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
- Si bien el promedio de la inflación de los alimentos a nivel mundial indica una baja del 20,5% del récord alcanzado al inicio de la guerra, Haití con 48,6%, Surinam con 58,3%, Argentina con 110% y Venezuela con 158%, según los últimos datos registrados por país en Trading Economics, hacen que a América Latina le resulte mucho más trabajoso revertir la curva negativa.
Por otro lado, en varios países de América Latina, el incremento del valor de los alimentos supera a la media de la inflación general. «En la mitad de los países la inflación de alimentos más que duplicó a la inflación general», dice a BBC el economista Gabriel Sánchez, profesor de Comercio Internacional y Regionalismo en la maestría de Políticas Públicas de la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires.
Los países con mayor inflación de alimentos:
El último registro comparativo a nivel global de la inflación de alimentos en el mundo (desde septiembre de 2021 hasta el mismo mes de 2022), publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en base a los datos de la FAO, muestra que Venezuela ocupa el primer lugar con el 110,39%.
Si bien la inflación general en Venezuela ha registrado una descelaración con el 4,2% en marzo, según el Observatorio Venezolano de Finanzas, los alimentos se siguen encareciendo.
- A Venezuela le sigue Argentina con el 86,62% a septiembre del año pasado, según el PNUD. Los datos no son alentadores, si vemos que los últimos números publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos del país registraron un aumento en los precios de los alimentos de 9,3% solo en el mes de marzo.
- En Argentina, los precios de los alimentos también están por encima de la inflación general, que en marzo registró 7,7%. Es decir, los alimentos subieron en promedio un 1,6% más que la inflación general del último mes registrado.
- La carne ha sido el producto que más aumentó. Llegó a superar el 14% solo en marzo, dos veces la inflación general, según un informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina.
Surinam se ubica tercero en lista con el 39,77%. El FMI aprobó en diciembre de 2021 una línea de crédito por más de US$688 millones para el país.
Haití, con el 32,85%, se ubica en cuarto lugar. En un país sumergido en una profunda crisis política, agudizada desde el asesinato del presidente Jovenel Moise, el 40% de la población experimenta una situación de inseguridad alimentaria grave, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Le siguen Colombia con el 26,6% y Chile con el 22%.
Los países con menor inflación de los alimentos
- Entre los países latinoamericanos, Bolivia con el 2,21% en el registro interanual de la FAO es el de menor inflación alimentaria. El Instituto Nacional de Estadísticas de Bolivia anunció en marzo la variación en los precios de los alimentos ha sido de -0,26%.
- «¡Mantenemos la estabilidad de la economía con una inflación controlada!», dijo el presidente Luis Arce en sus redes sociales.
- «Al primer trimestre de 2023, el Índice de Precios al Consumidor fue de -0,19%, uno de los más bajos en la región, gracias a políticas que permiten garantizar nuestra seguridad con soberanía alimentaria», agregó.
Entre los factores que influyen en la particular situación de Bolivia están los amplios subsidios que entrega el gobierno a los productores agropecuarios, la importación de alimentos con cargo a las cuentas públicas y la restricción a las exportaciones alimentarias para aumentar la oferta en el mercado y así bajar el precio de la comida.
Pese a que la inflación alimentaria es baja, Bolivia actualmente está en medio de una profunda crisis económica gatillada, principalmente, por un déficit fiscal rampante
- Panamá tuvo un 5% en el interanual. Si bien el país pasó a mediados del año pasado por un duro ciclo de protestas, en las que el principal reclamo fue el creciente aumento de los precios de los combustibles y de los alimentos, es el segundo con la inflación más baja de Latinoamérica.
- Panamá registró una variacion interanual en alimentos en marzo de solo el 0,1%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo de Panamá. Tambien Ecuador, un país con la economía dolarizada, registró uno de los índices más bajos de la región con 7,14%.
Los factores (y las consecuencias) de la alta inflación de alimentos
Los casos de Argentina, Venezuela, Surinam y Haití, países donde los precios de los alimentos crecen de manera constante y con una fuerte depreciación de la moneda local, influyen de manera negativa en el promedio regional.
- «Si consideramos a América Latina sin Haití, Surinam, Argentina y Venezuela, la media regional se reduce a 11,8%. Estos números comparan favorablemente a los de Europa, donde la inflación de alimentos promedio fue de 19,1% anual en marzo», explica el economista Gabriel Sánchez.
- Para el especialista, el problema está en que «la inflación en los precios de los alimentos en la región es sistemáticamente más elevada que la inflación general».
- La disonancia en promedio entre la inflación en alimentos y el resto de los productos es del 4,6%, mientras que la inflación mediana, es decir, del país que está justo en la mitad del ranking del grupo de países de la región, es de 5,9%.
¿Por qué el precio de la comida sube más que el resto de los productos? Son muchas las causas que lo explican.
La invasión de Rusia en Ucrania desató una crisis alimentaria global. Como los dos países estaban entre los principales productores de productos agrícolas del mundo, especialmente cereales, el conflicto bélico disminuyó su oferta en los mercados internacionales y los precios se dispararon a niveles históricos.
- Además, como Rusia ha sido tradicionalmente un gran exportador de fertilizantes, la disminución de sus exportaciones impactó directamente la capacidad productiva de muchos países de la región.
Por otro lado, la guerra también provocó un gran aumento en el precio del petróleo, otro factor clave en el aumento del precio de la comida.
Eso ocurre porque cuando sube el precio de los combustibles, resulta más caro transportar los alimentos y, en consecuencia, impacta el valor de su precio.
- Otro factor clave en la inflación alimentaria es la sequía que ha afectado a vastas zonas de América Latina. Cuando se dañan las cosechas, hay menos producción de alimentos y, por lo tanto, sube el precio.
- Así, dicen los expertos, el cambio climático es una de las razones que tiene un efecto directo en el costo de la comida, dado que aumenta la frecuencia de las sequías y de las inundaciones.
Una de las consecuencias de la inflación alimentaria es que golpea más fuerte a los hogares con menores ingresos.
Las familias vulnerables gastan una gran parte de sus ingresos en alimentos y, como los ingresos reales han caído, les alcanza para comprar menos productos.
«La inflación obliga a las personas a adoptar mecanismos de supervivencia cada vez más severos, como reducir la cantidad, la frecuencia y la diversidad de los alimentos consumidos o tomar decisiones irreversibles, como la de emigrar», dice a BBC Lola Castro, la directora regional para América Latina y el Caribe del Programa Mundial de Alimentos, un programa de las Naciones Unidas.
El cambio climático costará a México 6.9% del PIB
Este año México destinará 133,330 millones de pesos a iniciativas de mitigación y adaptación al cambio climático. La cifra representa el 0.4% del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación y supone que los recursos que se destinan a combatir la crisis climática son aún escasos.
- Así lo indica un nuevo estudio del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el cual analiza los componentes del financiamiento a través de los recursos captados del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), los fondos públicos y los instrumentos financieros verdes.
- De acuerdo con la investigación, esta es una tendencia que debe revertirse con urgencia considerando que el cambio climático tendrá un costo elevado para México, Latinoamérica y el resto del mundo en los años que están por venir.
- Según el estudio, los costos que enfrenta el mercado mexicano derivados del calentamiento global aumentarán hasta representar el 6.9% del PIB nacional en 2050, hacia 2100 el porcentaje se elevará a 18.4%.
- Los impactos económicos por el cambio climático se extienden a sectores específicos. Por ejemplo, el CIEP estima que la industria ganadera experimentará una reducción en los ingresos netos de entre 13.4% y 16.9% entre 2041 y 2060.
El análisis además refiere que una gran parte de la población en México está expuesta a padecer los efectos del cambio climático en su calidad de vida. Datos publicados en el Atlas Nacional de Vulnerabilidad al Cambio Climático (ANVCC) afirman que en el país 1,448 municipios enfrentarán en el futuro condiciones de vulnerabilidad muy alta o alta.
- Algunas de estas situaciones adversas comienzan a ser visibles. Pensemos en las sequías que afectan a gran parte del país. En México, a causa del cambio climático, las temperaturas ascienden casi al mismo ritmo que la lluvia disminuye.
Según el Monitor de Sequía elaborado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), durante los primeros 15 días de junio, el porcentaje de territorio mexicano afectado por algún grado de sequía pasó de 61.6% a 65%. La disponibilidad de agua para consumo humano, así como para las operaciones de sectores económicos, es lo que está en duda.
- El estudio publicado por el CIEP pone sobre la mesa una consideración que no puede pasarse por alto. No solo se trata de tener recursos dedicados a combatir la crisis climática, estos deben administrarse y emplearse con estrategia para garantizar que su inversión cumpla cabalmente su fin.
- “Resulta esencial garantizar la aplicación efectiva de los recursos destinados a combatir el cambio climático, especialmente considerando que (en México) el 55 % de ellos se encuentra en forma de bonos de deuda. Esta medida se vuelve fundamental para asegurar la sostenibilidad ambiental y la estabilidad de las finanzas públicas”, dice el reporte.
Esta es una necesidad a nivel regional y mundial. Estimaciones destacan que el costo de limitar el calentamiento a 2 °C representa el 1.5% del PIB global, mientras que para América Latina y el Caribe, cubrir los compromisos ambientales internacionales implica comprometer entre el 7% y 19% del PIB anual de la región.
La economía mundial pierde billones
Las consecuencias económicas del fenómeno climático conocido como El Niño pueden persistir durante varios años y costar billones en pérdidas de ingresos en todo el mundo, según recalcan en la revista ‘Science’ investigadores del Darmouth College, en los años en que se produce, la franja de agua cálida del océano que se extiende desde Sudamérica hasta Asia, conocida como El Niño, desencadena cambios climáticos de gran alcance que provocan inundaciones devastadoras, sequías que acaban con las cosechas, la caída en picado de las poblaciones de peces y un repunte de las enfermedades tropicales.
Con la previsión de que El Niño vuelva este año, los investigadores informan de que el coste económico de este patrón climático recurrente puede persistir durante varios años después del evento en sí, y costar billones en pérdidas de ingresos en todo el mundo. El estudio es uno de los primeros en evaluar los costes a largo plazo de El Niño y prevé pérdidas muy superiores a las estimadas por investigaciones anteriores.
- El Niño es la fase cálida de El Niño-Oscilación del Sur, el ciclo natural de temperaturas cálidas y frías en el Océano Pacífico tropical que incluye su contrapartida más fría, La Niña.
- Los fenómenos de El Niño alteran los patrones meteorológicos en todo el mundo y, en Estados Unidos, suelen dar lugar a inviernos más húmedos y cálidos en la costa occidental y a una temporada de huracanes más suave en la costa atlántica.
- Los investigadores dedicaron dos años a examinar la actividad económica mundial en las décadas posteriores a los episodios de El Niño de 1982-83 y 1997-98, y descubrieron una «firma persistente» de ralentización del crecimiento más de 5 años después.
La economía mundial se desangró en 4,1 y 5,7 billones de dólares, respectivamente, en la media década posterior a cada uno de estos fenómenos, la mayor parte a cargo de las naciones más pobres de los trópicos.
- Los investigadores prevén que las pérdidas económicas mundiales en el siglo XXI ascenderán a 84 billones de dólares a medida que el cambio climático amplifique potencialmente la frecuencia y la fuerza de El Niño, incluso si se cumplen los compromisos actuales de los líderes mundiales de reducir las emisiones de carbono. Calculan que sólo el fenómeno de El Niño previsto para 2023 podría frenar la economía mundial hasta en 3 billones de dólares de aquí a 2029.
El autor principal, Christopher Callahan, doctorando en Geografía por la Universidad de Dartmouth, afirma que el estudio aborda un debate en curso sobre la rapidez con que las sociedades se recuperan de fenómenos climáticos importantes como El Niño.
- «Podemos afirmar con certeza que las sociedades y las economías no se recuperan por sí solas», asegura en un comunicado Callahan, y añadió que sus datos sugieren que una recesión tras El Niño puede durar hasta 14 años, si no más.
«En los trópicos y en los lugares que sufren los efectos de El Niño, se produce un fenómeno persistente durante el cual el crecimiento se retrasa al menos cinco años –explica–. Nunca se ha cuantificado del todo el precio total de estos fenómenos: hay que sumar todo el crecimiento deprimido en el futuro, no sólo cuando se produce el fenómeno».
- El autor principal, Justin Mankin, profesor adjunto de Geografía, dijo que los resultados ponen de relieve un factor crítico y poco estudiado que determina el coste económico del calentamiento global: las variaciones interanuales de las condiciones climáticas.
- Aunque estas oscilaciones son en gran medida independientes del calentamiento global, pueden amplificar o disminuir sus efectos. Descrito en su día como el «tronco del árbol de la variabilidad climática», El Niño es la mayor y más importante fuente de variación climática anual, que altera el tiempo en todo el mundo y repercute en las economías.
En lo que respecta al cambio climático, los líderes mundiales y la opinión pública se centran, con razón, en el incesante aumento de la temperatura media mundial, afirma Mankin. «Pero si se calculan los costes del calentamiento global sin tener en cuenta El Niño, entonces se están subestimando drásticamente los costes del calentamiento global», subraya.
- «Nuestro bienestar se ve afectado por nuestra economía global, y nuestra economía global está ligada al clima –recuerda Mankin–. Cuando uno se pregunta cuán costoso es el cambio climático, puede empezar por preguntarse cuán costosa es la variación climática.
Aquí demostramos que esa variación, encarnada en El Niño, es increíblemente costosa y estanca el crecimiento durante años, lo que nos ha llevado a estimaciones de costes que son órdenes de magnitud mayores que las anteriores».
- Callahan y Mankin descubrieron que los fenómenos de 1982-83 y 1997-98 provocaron que el producto interior bruto de Estados Unidos fuera aproximadamente un 3% inferior en 1988 y 2003 de lo que habría sido de otro modo. Pero el PIB de naciones tropicales costeras como Perú e Indonesia fue inferior en más de un 10% ese mismo año.
«El patrón global del efecto de El Niño sobre el clima y la prosperidad de los distintos países refleja la distribución desigual de la riqueza y el riesgo climático -por no mencionar la responsabilidad del cambio climático- en todo el mundo –explica–. El Niño amplifica las desigualdades más amplias del cambio climático, afectando desproporcionadamente a los menos resistentes y preparados de entre nosotros».
- Según apunta, «la duración y magnitud de las repercusiones financieras que hemos descubierto me sugieren que estamos mal adaptados al clima que tenemos. Nuestra contabilidad eleva drásticamente la estimación del coste de no hacer nada.
- Necesitamos tanto mitigar el cambio climático como invertir más en la predicción y adaptación a El Niño, porque estos fenómenos no harán sino amplificar los costes futuros del calentamiento global», advierte.
- Según Callahan, se prevé que El Niño de 2023 se produzca en un momento en que las temperaturas de la superficie del mar están en su punto más alto. El último gran fenómeno de El Niño se produjo en 2016 y ese año en el más caluroso de la historia.
El calentamiento global no ha hecho más que intensificarse en los siete años transcurridos desde entonces. Además, el mundo está saliendo de una prolongada La Niña y las dos fases pueden reforzarse mutuamente. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica prevé que las probabilidades de que El Niño se instale a finales del verano superen el 80%.
«Todo está listo para que se produzca un gran fenómeno de El Niño –alerta Callahan–. Nuestros resultados sugieren que es probable que se produzca un importante impacto económico que deprima el crecimiento económico de los países tropicales durante una década. El resultado podría ser una pérdida de productividad global de billones de dólares en comparación con un mundo sin El Niño». /PUNTOporPUNTO