La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha avisado de las graves repercusiones para la salud de la población de unos 25 países que comportará el recorrido del fenómeno meteorológico de ‘El Niño’ hasta el mes de septiembre, que agudizará crisis ya existentes y podría provocar otras nuevas, desde epidemias a malnutrición.
- El fenómeno de ‘El Niño’ sucede de media cada dos a siete años con episodios que tienen una duración aproximada de entre nueve a 12 meses. Aunque es un patrón climático que ocurre naturalmente asociado con el calentamiento de las temperaturas de la superficie del océano en el Pacífico tropical, central y oriental, tiene lugar en el contexto de un clima modificado por las actividades humanas.
El fenómeno, que comenzó su actividad el mes pasado, proseguirá hasta septiembre acompañado de sequías como inundaciones que pueden desencadenar la inseguridad alimentaria, incrementar la desnutrición y, por lo tanto, la vulnerabilidad de la población a las enfermedades infecciosas, sin mencionar la pérdida de vidas o los desplazamientos de la población.
- El aumento de las temperaturas que conlleva puede desembocar, avisa además la OMS, en «epidemias de enfermedades transmitidas por vectores» en zonas de gran altitud, que generalmente son demasiado frías para esta clase de transmisión.
- Así las cosas, la OMS avisa de que poblaciones ya afectadas por una crisis humanitaria se enfrentan a un mayor riesgo de las consecuencias para la salud derivadas tanto del calor extremo como del exceso de humedad.
- Entre los países que la OMS identifica de alto riesgo se encuentran Colombia (en particular su región norte), El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Nicaragua, Perú (región norte), Surinam o Venezuela, también en su parte septentrional.
Los países asiáticos que podrían resultar especialmente afectados han sido identificados como Indonesia, Papua New Guinea, Birmania, Filipinas, Vietnam o Sri Lanka. En lo que toca finalmente a África, la OMS recomienda especial precaución en Burundi, el sur de Etiopía, Kenia, Somalia, Ruanda, Tanzania o Uganda.
Enfermedades van en aumento
Las enfermedades no transmisibles aumentan de manera constante y son responsables de casi tres cuartas partes de las muertes anuales a nivel global, sin indicadores claros de que la tendencia vaya a revertirse pronto a menos que se realicen inversiones sustanciales y se tomen medidas eficaces e inmediatas, alertó este viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- La agencia abundó que, de mantenerse al mismo ritmo, las enfermedades crónicas serán una amenaza cada vez mayor para las generaciones futuras y estimó que, de no cambiar la trayectoria que llevan, provocarían el 86% de las muertes anuales para mediados de siglo.
En su informe anual de Estadísticas Mundiales de Salud, la OMS ofrece un panorama general de los principales problemas de sanidad y urge a actuar para desempantanar el avance hacia Objetivos de Desarrollo Sostenible.
- Además de los padecimientos no transmisibles, el estudio destaca el impacto que el clima tiene en la salud de las personas, especialmente las más pobres y vulnerables.
- El cambio climático continúa degradando a un ritmo acelerado el medio ambiente y la salud física y mental, lo que plantea enormes riesgos para todos, advierte.
Elaborado con datos hasta 2022, el documento dice que, a pesar de que ha disminuido la exposición a muchos riesgos para la salud -como el consumo de tabaco o alcohol, la violencia, el agua insalubre y el saneamiento deficiente-, los avances han sido inadecuados y otros riesgos, como la contaminación atmosférica, siguen presentes en la vida de las personas.
En un apartado dedicado a la pandemia de COVID-19, la OMS señala el gran retroceso que supuso en la carrera hacia las metas de desarrollo, calculando en 336,8 millones los años de vida perdidos, un promedio de 22 años por cada una de las 14,9 millones de muertes adicionales.
- Detalla que la pandemia frenó el progreso de muchos indicadores de salud y agudizó las desigualdades en el acceso a una atención médica de calidad, la vacunación sistemática y la protección financiera para los gastos de salud.
Como resultado de ello, continua el informe, se registró una interrupción de servicios de salud primaria a nivel global, se invirtieron las tendencias positivas del combate a enfermedades como la tuberculosis y disminuyó el número de personas que recibieron tratamiento para enfermedades tropicales desatendidas.
- La pandemia también dejó al descubierto y profundizó las inequidades enormes que existen tanto entre los países como dentro de ellos, que incluyeron la desigualdad en el acceso a las vacunas contra el COVID-19.
- Las poblaciones con niveles educativos más bajos residentes en países de renta baja y media tuvieron un acceso más limitado y tardío a la inmunización, y aún hoy continúa siendo menos probable que hayan recibido la vacuna.
“La pandemia de COVID-19 es un claro recordatorio de que las enfermedades infecciosas pueden surgir o resurgir para causar daño a todos”, subrayó la OMS.
Añadió que los padecimientos infecciosos que antes estaban bajo control pueden surgir como resultado de la resistencia a los antimicrobianos.
Recalcó la alarmante incidencia de obesidad, un problema de salud pública que crece rápidamente sin señales de pueda desacelerarse en el futuro inmediato y que conlleva el incremento de otras enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.
Amenazan con aumentar enfermedades infecciosas en el mundo
Un problema de salud pública sobre el que la Organización Mundial de la Salud ya se ha pronunciado en diversas ocasiones. Así, la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) presentó, el año pasado, el libro Las enfermedades infecciosas en 2050, en el que plantean un más que posible horizonte sanitario.
- Es innegable que este tipo de afectaciones han sido una de las principales causas de morbimortalidad en toda la especie humana. Aunque exista la falsa percepción de que ya no suponen un problema, siguen estando presentes.
- «Esta cíclica falsa sensación de seguridad respecto a las enfermedades infecciosas y sus consecuencias se agrava con la pérdida de interés y atención de las autoridades sanitarias», indica el documento de la Seimc.
El doctor José Miguel Cisneros, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Virgen del Rocío, investigador responsable del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) y miembro de la Seimc, da una visión general.
- Más allá de la gripe, «destacamos los virus emergentes, que con el cambio climático, pueden afectar a nuevos lugares», detalla. Ejemplo de ello son los virus hemorrágicos, «como el del ébola, el caso más reciente del virus de Marburgo o el brote de meningoencefalitis que hubo en el 2020, en Sevilla, a causa del virus del Nilo», indica.
No solo esto, sino que tampoco se descarta la aparición de virus zoonóticos, a semejanza de lo que ha ocurrido con el SARS-Cov-2:
- «En el reino animal hay miles de virus desconocidos, y existe el riesgo de que se produzca saltos entre especies y que, al final, el virus en cuestión se adapte al humano, provoque infecciones y tenga capacidad de transmisión entre personas», precisa. Si esto sucediese, el riesgo de pandemia sería «muy alto».
Los virus no son los únicos protagonistas. En el terreno bacteriano, lo que más preocupa a la Seimc son las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos. «Son una amenaza que en la actualidad ya es real», apunta el doctor Cisneros, que añade:
- «Hay estimaciones que indican que será la primera causa en el mundo por enfermedad». Un contratiempo que si no se le pone solución irá a peor: «El número de antibióticos nuevos que se desarrollan es infinitamente menor que el número de resistencia que las bacterias adquieren», señala.
Se habla de un cierto desgaste en materia de solución a este tipo de problemas con un origen multifactorial. «Se sabe que el cambio climático o el estilo de vida que llevamos puede afectar», precisa la doctora María Tomás, miembro de la Seimc y microbióloga en el Complexo Hospital Universitario de A Coruña (Chuac), que reconoce grandes avances en los métodos de vigilancia.
«Detectamos mejor este tipo de infecciones y estamos más alerta por si se volviese a producir una nueva pandemia», indica. Esto es, precisamente, lo que hace que las autoridades sanitarias piensen más en los años venideros.
- Las futuras pandemias se consideran una amenaza real, especialmente en las que el protagonista sea el virus de la gripe A. Así, la variabilidad genética de este, la falta de predicción de los cambios genéticos y la existencia de reservorios animales se configuran como hipótesis de apoyo a este problema. Es más, las infecciones respiratorias agudas siguen siendo las más frecuentes en todos los grupos de edad a nivel mundial.
- Si bien es cierto que la enfermedad suele ser más habitual en las vías respiratorias superiores, esta puede progresar hacia el tracto respiratorio inferior, como ocurre con la bronquitis o neumonía, y revertir una mayor gravedad. «El virus de la gripe A ya ha ocasionado cuatro pandemias y la quinta es una posibilidad debido a estos antecedentes», explica el doctor José Miguel Cisneros.
Tanto este patógeno, como otros causantes de infecciones respiratorias, por ejemplo el rinovirus, «están en constante evolución, lo que afecta a aspectos como la capacidad de transmisión, la evasión a la respuesta inmune o la resistencia a fármacos antivirales», detalla el libro de la SEIMC.
- Precisamente, la gripe aviar preocupa porque se ha observado un salto a mamíferos: «Primero comenzó en aves de granja, luego pasó a las silvestres y ahora está en mamíferos. Se debe vigilar que no llegue a los cerdos porque si lo hace, hay más probabilidad de que se transmita a los humanos», cuenta la doctora Tomás. Eso sí, deja claro que no hay que caer en alarmismos.
El mundo sufre ante la falta de inversión para prevención de epidemias
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha subrayado la importancia de invertir en un sistema de salud público «robusto» para afrontar pandemias como la del coronavirus, que «pasará, pero no será la última».
«El mundo simplemente no puede permitirse no estar preparado de nuevo», advirtió la Comisión de Supervisión de la Preparación Mundial (GPMB) en su segundo reporte Un mundo en desorden.
- El informe de la comisión de 2019, publicado unos meses antes de que el nuevo coronavirus emergiera en China, había mencionado que existía una amenaza real de «una pandemia de rápida propagación debido a un patógeno respiratorio letal» y advirtió que tal evento podría matar a millones de personas y causar estragos en la economía mundial.
- «Las inversiones financieras y políticas en la preparación han sido insuficientes y todos estamos pagando el precio», dice el informe. «No es que al mundo le haya faltado la oportunidad de tomar estas medidas. Ha habido numerosos llamados a tomar medidas (…) pero ninguno ha generado los cambios necesarios».
«Trágica y catastróficamente, hemos visto cómo nuestros peores temores se han hecho realidad», dijo Brundtland en una reunión informativa con medios de comunicación. «El impacto del COVID-19 es incluso peor de lo que anticipamos».
- El informe señaló que, a pesar de que hace un año se pidió a los jefes de gobierno que se comprometieran e invirtieran en la preparación para la pandemia, que se fortalecieran los sistemas de salud y que la planificación de los riesgos financieros tomara en serio la amenaza de un evento devastador, se había avanzado poco en cualquiera de estos aspectos.
- El texto añade que la falta de liderazgo está exacerbando la pandemia. En muchos países, los líderes han fallado en tomar acciones tempranas basadas en la ciencia, la evidencia y las mejores prácticas. Esta falta de rendición de cuantas por parte de los líderes ha conducido a un profundo déficit de confianza que obstaculiza sus esfuerzos de respuesta.
«La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para responder a la pandemia del COVID-19», dijo Elhadji As Sy, codirector del GPMB. «La confianza es en fundamento de las relaciones entre el gobierno y la comunidad para una mejor salud, pero esa confianza desaparece cuando los gobiernos y los líderes no abonan en sus compromisos».
En un discurso con motivo de la 70 sesión del comité regional de la OMS para Europa, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, subrayó que una de las «lecciones más dolorosas» de esta pandemia es que, al igual que los países invierten en su infraestructura militar, deben hacerlo en la sanidad pública, para poder prevenir y responder con rapidez a posibles brotes.
- También el director regional para Europa de la OMS, Hans Kluge, coincidió en afirmar en esta conferencia virtual que una de las principales enseñanzas de la crisis sanitaria es que «un sistema nacional de salud fuerte» se traduce en una «seguridad sanitaria nacional fuerte.
- «Ninguna pandemia se ha ganado sólo en el hospital», dijo, y subrayó la necesidad de quitar la presión que recae sobre médicos y enfermeros para protegerlos del desgaste de cara al invierno en el hemisferio norte.
- Según Kluge, los «héroes», sin duda, han sido los trabajadores de la sanidad y de los servicios sociales, «que han arriesgado sus vidas para proteger a la sociedad», pero también «los trabajadores en primera línea», como los profesores, «para que la sociedad siga funcionando».
Una segunda lección de la pandemia, agregó, es que «la solidaridad es clave», ya que «nadie está seguro si no están seguros todos».
La tercera y mas importante quizás, es «la relación recíproca entre salud y economía, esencial para movernos hacia una economía del bienestar», aseguró.
Los problemas de salud que preocupan a expertos en 2023
1. Salud mental: Los trastornos mentales son una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo, sin evidencia de una disminución de esta carga desde 1990. El impacto de la pandemia de COVID-19, la guerra y la violencia en la salud mental sigue siendo una prioridad, específicamente comprender cómo han impactado en la prevalencia y carga de los trastornos mentales a partir de 2022 y cómo los países deberían adaptar su respuesta de salud mental en consecuencia.
“En el futuro, necesitamos una mejor comprensión de los otros factores de riesgo de los trastornos mentales, cómo varían entre las diferentes poblaciones y cómo ofrecer las mejores oportunidades para la prevención a nivel de la población”, dijo Alize Ferrari, profesora asistente afiliada y líder del equipo para estimar la carga de los trastornos mentales
2. Impacto del cambio climático: El cambio climático ya está afectando la salud de millones de personas en todo el mundo y, lo que es más importante, el cambio climático empeorará a lo largo de este siglo. Por ejemplo, las inundaciones pueden obligar a las personas a abandonar sus hogares y afectar su salud mental, las sequías y las tormentas pueden afectar la seguridad alimentaria y la disponibilidad de agua, y los episodios de humo de los incendios forestales pueden aumentar la contaminación del aire.
“La mayor parte del énfasis hasta la fecha en el cambio climático, y con razón, se ha puesto en lo que llamamos mitigación: reducir las emisiones que conducen al calentamiento global. Sin embargo, hasta la fecha, estos esfuerzos han sido demasiado modestos.
“Ahora estamos en un punto en el que el cambio climático está claramente con nosotros, y se debe prestar mucha más atención a minimizar los impactos en la salud global a través de la adaptación o la mejora de la resiliencia”, explicó Michael Brauer, profesor afiliado y líder del equipo para estimar la carga de los factores de riesgo ambientales, ocupacionales y dietéticos.
3. Enfermedad cardiovascular: Las enfermedades cardiovasculares, como la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares, son las principales causas de muerte en todo el mundo y representan el 28 por ciento del total de muertes en 2021.
Además, especialistas apuntan que los padecimientos cardiovasculares contribuyen sustancialmente a la pérdida de salud y a la carga económica de los sistemas de atención médica. La mayoría de las enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir al abordar los factores de riesgo cardiovasculares modificables, como la presión arterial alta, el colesterol alto, la obesidad, los riesgos dietéticos, el tabaquismo y la contaminación del aire.
4. Infecciones de las vías respiratorias bajas: Las infecciones de las vías respiratorias inferiores, especialmente el virus respiratorio sincitial (RSV) y la influenza, son problemas de salud a tener en cuenta en 2023.
- Vimos una disminución general en las infecciones por influenza y RSV en 2020 debido a las medidas de mitigación de COVID-19, como el uso de cubrebocas y el distanciamiento social. Con la relajación de estas medidas, muchos niños pequeños que no han estado expuestos al RSV en los últimos dos años se están infectando, lo que resulta en brotes de RSV. Los países también han experimentado un aumento de la influenza en todas las edades.
5. Pobreza en la salud: La distribución desigual de los recursos se ha ampliado debido al cambio climático y al aumento de la violencia. Los países de bajos y medianos ingresos experimentan peores resultados de salud que los países de altos ingresos: la esperanza de vida es 34 años menor, la mortalidad de menores de 5 años es alrededor de 100 veces mayor, las muertes por violencia interpersonal y suicidio son 30 veces mayores y las muertes atribuibles a la resistencia a los antimicrobianos (RAM) son 12 veces mayores.
Por esta razón, Mohsen Naghavi, profesor y líder del equipo de causas de muerte, choques, causas intermedias, pidió abordar con urgencia el impacto de la pobreza en la salud, la vida y la muerte.
6. Fortalecimiento de los sistemas de salud: Fortalecer los sistemas de salud a nivel mundial sigue siendo un aspecto crítico de lo que se necesita para sistemas de salud resilientes.
“Creo que lo que se necesita es un compromiso a más largo plazo por parte de los donantes y los gobiernos (recursos financieros y humanos, estructuras de gobernanza, gestión, sistemas de información) para garantizar que las intervenciones se establezcan para la sostenibilidad a largo plazo y puedan brindar los resultados esperados. a través de los sistemas de salud”, afirmó Angela Micah, profesora asistente y codirectora del equipo de asistencia para el desarrollo para el seguimiento de recursos de salud.
7. Diabetes: La diabetes es la cuarta causa principal de años de vida ajustados por discapacidad en América Latina y el Caribe, y entre las cinco causas principales, es la única que muestra un aumento en la tasa estandarizada por edad en comparación con 1990.
- Expertos apuntan que la carga de diabetes en las Américas es grande, creciente, heterogénea y en expansión, especialmente en los países de América Latina Central y el Caribe.
“Las intervenciones basadas en la población, como impuestos e incentivos, un etiquetado de alimentos más informativo, la mejora del entorno construido para facilitar el ejercicio y una mayor promoción para informar a las personas sobre el riesgo que representa la diabetes, combinadas con una educación sanitaria ampliada para combatir los factores de riesgo de la diabetes, parecen ser las mejores opciones”, sostuvo Ewerton Cousin, investigador postdoctoral en el equipo de enfermedades tropicales desatendidas y autor principal del artículo de The Lancet Diabetes & Endocrinology.
8. Lesiones en carretera: Para las personas de 15 a 49 años, los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte. Intervenciones como cascos, cinturones de seguridad, bolsas de aire, límites de velocidad y leyes que desalientan la conducción bajo los efectos del alcohol funcionan.
- Sin embargo, “la implementación no es lo único que determina su éxito: el comportamiento humano debe adherirse a esas políticas para que sean efectivas”, señaló Liane Ong, científica investigadora principal y líder del equipo para estimar la carga de lesiones, enfermedades respiratorias crónicas, trastornos neurológicos.
9. Demencia: Se espera que las tendencias anticipadas en el crecimiento de la población y el envejecimiento de la población conduzcan a un gran aumento en la cantidad de personas afectadas por la demencia en todo el mundo, lo que subraya la importancia de la demencia para la salud pública. Para cuidar adecuadamente a las personas con demencia, se necesita una planificación adecuada de los apoyos y servicios necesarios.
“Las intervenciones dirigidas a los factores de riesgo modificables, como la baja educación, el tabaquismo y el nivel alto de azúcar en la sangre, tienen el potencial de reducir la carga social general y deben priorizarse”, añadió Emma Nichols, investigadora del equipo BIRDS.
10. Envejecimiento de la población: La adaptación de los sistemas de salud para apoyar las necesidades de las poblaciones mayores debe ser una prioridad en 2023. A nivel mundial, se espera que la proporción de la población mayor de 65 años aumente en los próximos años.
Si bien históricamente se ha centrado en las enfermedades que afectan a los niños, es prudente comenzar a pensar y planificar sistemáticamente algunos de estos próximos cambios en la demografía, especialmente en países de ingresos bajos y medios./ PUNTOporPUNTO