La principal fuente de abasto de agua de la CDMX es también la que la vuelve más vulnerable… y cada vez se depende más de ella.
- Operados tanto por Sacmex como por Conagua, 89 pozos extraen 15 mil 500 litros por segundo de líquido que está hasta a 400 metros por debajo del subsuelo.
- Mediante esta fuente se obtiene el 53.44 por ciento de lo que requiere la urbe.
El resto se consigue, principalmente, con el traslado de agua de las cuencas de Lerma y del Cutzamala.
Pero con esta última atravesando su sequía más dramática en 40 años, la Capital depende más que nunca de la extracción y esto impacta en la estabilidad del subsuelo.
A fuerza de bombear el líquido subterráneo sin llegar a reponerlo, la Ciudad se hunde; en algunas zonas se pierden 6 centímetros de altura cada año, en otras el descenso llega hasta los 30 centímetros, lo que aumenta el riesgo de inundaciones y provoca daños en la infraestructura, como lo es el Metro o las propias tuberías.
«No sólo el hundimiento, las grietas, la afectación a las estructuras del Metro, las tuberías se rompen y hay fugas», indicó Fabiola Sosa, investigadora de la UAM.
A principios del siglo 20, los niveles del agua subterránea se encontraban cercanos a la superficie y el acuífero daba origen a manantiales.
- Ante la reducción en el Cutzamala, las autoridades metropolitanas plantearon la reposición de pozos en el Sistema Lerma, una medida que implica sobreexplotar el acuífero del Estado de México, el cual ya se encuentra impactado por el crecimiento demográfico de la zona y la exportación del recurso a la CDMX, de acuerdo con un estudio elaborado por el Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Lerma.
«El Sistema Lerma presenta serias afectaciones por una sobreexplotación continúa, como un fenómeno aparentemente irreversible, dada la creciente demanda de agua y la ausencia de soluciones», indica el estudio.
«Debido a la exagerada extracción de aguas del subsuelo, propiciada, principalmente, por el establecimiento y desarrollo de la industria en la Ciudad de Toluca, el crecimiento demográfico y la exportación de grandes volúmenes a la Ciudad de México».
En la región se ha establecido una veda de pozos, pero la práctica de rehabilitarlos continúa, añade el análisis elaborado por los especialistas Abigail Martínez, Eloísa Domínguez y Mijael Altamirano.
Mitigación: El pendiente
Los especialistas coinciden: la única forma de mitigar la sobreexplotación del acuífero es promoviendo zonas de infiltración, lagos y humedales, que permitan la recarga del agua subterránea y que resguarden el líquido para las épocas con poca lluvia.
«Se deberían de implementar acciones para amortiguar la sobreexplotación, que pudieran ser que por cada volumen concesionado se requiriera al usuario la perforación de pozos de recarga que fuera directamente proporcional al volumen solicitado», apunta el estudio del IPN y la UAM.
«Normando la calidad y cantidad del volumen a inyectar al acuífero, estableciendo medidas de control y vigilancia estrictas y que su inobservancia fuera causa, no solo de imposición de sanciones, sino de cancelación de concesiones».
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ofreció también que una parte del volumen de los pozos abiertos para el Aeropuerto Internacional Felipe Angeles (AIFA), en Tecamac, fuera destinado a proveer de agua a la Ciudad de México durante la sequía.
La medida, refieren expertos, es aceptable, pero implica un análisis sobre cómo controlar la sobreexplotación de la zona.
«¿Esta diseñado el AIFA para captar agua de lluvia? Porque los acuíferos de esa zona ya están sobreexplotados y el Secretario de la Defensa planteó que con los pozos del Aeropuerto se abastecerá también a la Ciudad de México», dijo el experto del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Manuel Perló.
«Por la sobreexplotación de los pozos ya existentes, antes de tomar la decisión hay que tener los datos de que no se van a generar más hundimientos».
- Otra de las vías promovidas por el Gobierno capitalino para enfrentar la sequía del Cutzamala es que grandes empresas cedan una parte del agua que extraen de pozos concesionados.
- Sin embargo, la medida sigue impactando en la sobreexplotación del acuífero, por lo que se requiere invertir todavía más en el control de las fugas de agua, detalló el presidente del Consejo Consultivo del Agua, Raúl Rodríguez.
«La Ciudad de México, en contraste con la mayor parte de las entidades del País, que no atienden este problema, sí combate las fugas, pero se necesitan más inversiones», subrayó.
La Administración local emprendió desde 2019 un programa de sectorización, el cual busca aislar en 847 sectores la red de distribución de agua, con el objetivo de localizar las fugas con mayor rapidez.
De acuerdo con cifras actualizadas a febrero pasado, ya operan 437 sectores, equivalentes al 55 por ciento.
Ronda a CDMX el día cero
- Los sistemas de suministro de la Ciudad operan más allá de sus límites, por lo que el Día Cero, que implicaría que el suministro libre de agua terminara, podría ocurrir en los próximos 6 años, de no modificarse la relación con el agua, asegura la investigadora del Colegio Mexiquense, Natalie Rosales.
«Las predicciones del World Resource Institute (WRI, 2022) y los datos de Conagua muestran que la Ciudad corre el riesgo de llegar al Día Cero para 2028», estimó la experta en el Análisis de la Integración del Concepto Resiliencia en la Planeación de la Ciudad de México.
La Capital es vulnerable debido a la fuerte dependencia de fuentes de suministro externas, planteó Rosales.
«Este año podría ser el comienzo del punto de no retorno y podría llevar a los sistemas urbanos a un nuevo estadio», apuntó./Agencias-PUNTOporPUNTO