Un nuevo descubrimiento en la meseta tibetana de China ha sorprendido a los científicos que estudian el hielo de los glaciares que se ubican en esta zona.
- Los especialistas han encontrado virus de hace 15 mil años de antigüedad, que sobrevivieron por haber permanecido congelados y ahora, gracias al deshielo del cambio climático han salido a la luz.
La revista Microbiome publicó los descubrimientos que podrían ayudar a los científicos a entender cómo han evolucionado los virus a lo largo de los siglos.
El estudio de los virus congelados
El microbiólogo Zhi-Ping Zhong, de la Universidad Estatal de Ohio, explicó que dichos glaciares se formaron gradualmente y, junto con el polvo y los gases, también se depositaron en ese hielo muchísimos virus.
- «Los glaciares del oeste de China no están bien estudiados, y nuestro objetivo es utilizar esta información para reflejar entornos pasados. Y los virus forman parte de esos entornos».
- Los núcleos contienen capas de hielo que se acumulan año tras año, atrapando lo que hay en la atmósfera durante el momento en que cada capa se congeló.
- Dichas capas crean una especie de línea de tiempo que los científicos han utilizado para comprender mejor el cambio climático, los microbios, los virus y los gases a lo largo de la historia.
Para este estudio, los científicos crearon un nuevo método ultralimpio para analizar microbios y virus en el hielo sin contaminarlo.
Los investigadores analizaron núcleos de hielo tomados en 2015 en el casquete de hielo de Guliya, al oeste de China a una altura de 6 mil 700 metros sobre el nivel del mar.
Descubren nuevos tipos de virus
- Los especialistas determinaron que el hielo tenía casi 15 mil años de antigüedad y descubrieron que estos contenían códigos genéticos de 33 virus; cuatro de esos virus ya han sido identificados por la comunidad científica pero 28 de ellos son nuevos.
- Matthew Sullivan, coautor del estudio, profesor de microbiología en la Universidad Estatal de Ohio señaló que estos organismos sobrevivieron gracias al hilo que los congeló y permitiendo que se hayan mantenido intactos durante tanto tiempo.
«Se trata de virus que habrían prosperado en entornos extremos. Estos virus tienen firmas de genes que les ayudan a infectar células en entornos fríos, firmas genéticas simplemente surrealistas para que un virus sea capaz de sobrevivir en condiciones extremas. Dichas firmas no son fáciles de extraer, y el método que Zhi-Ping desarrolló para descontaminar los núcleos y estudiar los microbios y los virus en el hielo podría ayudarnos a buscar estas secuencias genéticas en otros entornos helados extremos: Marte, por ejemplo, la Luna, o más cerca de casa, en el desierto de Atacama de la Tierra», dijo Sullivan.
¿Qué virus lograron detectar en hielo?
Al comparar sus secuencias genéticas con una base de datos de virus conocidos, el equipo descubrió que la mayoría de los virus eran bacteriófagos. Estos virus infectan cepas como las del Methylobacterium, que son bacterias saprofitas frecuentes en los hábitats de las plantas y el suelo.
- «Estos virus congelados probablemente proceden del suelo o de las plantas y facilitan la adquisición de nutrientes para sus huéspedes», concluyó el equipo.
- El estudio de los virus en los glaciares es relativamente nuevo, sin embargo, es un área de la ciencia que está adquiriendo mayor importancia a medida que el clima cambia.
«Sabemos muy poco sobre los virus y los microbios en estos entornos extremos, y sobre lo que realmente hay allí.La documentación y la comprensión de eso es extremadamente importante», dijo Lonnie Thompson, autor principal del estudio.
Una de las grandes corrientes oceánicas se acelera
El científico neerlandés Paul Crutzen, ganador del Premio Nobel de química en 1995, fue el primero en asegurar que vivimos en otra era, la del Antropoceno. El ser humano y su influencia sobre el planeta han creado toda una nueva época geológica. El cambio climático que está provocando el ser humano no da tregua y sus efectos llevan años notándose. Así lo apuntan todos los indicadores que maneja la comunidad científica internacional.
- La Corriente Circumpolar Antártica (CCA), la única corriente oceánica que circunnavega el planeta, se ha acelerado. Así lo recoge una nueva investigación publicada en Nature Climate Change por investigadores de Scripps Institution of Oceanography en UC San Diego, Woods Hole Oceanographic Institution, la Academia China de Ciencias y UC Riverside.
- Estos científicos llevan décadas estudiando sus fluctuaciones y, por primera vez, los resultados hallados son motivo de alarma: el calentamiento global no sólo está influyendo en el aumento de la temperatura de los océanos y en la normal velocidad de la masa ingente de agua que representa la Corriente Circumpolar Antártica, sino que ambos factores están, además, favoreciendo el deshielo de la Antártida.
Para entender lo que supone esta aceleración histórica en la CCA, antes hay que conocer su función: esta corriente rodea la Antártida y separa el agua fría en el sur del agua subtropical más cálida justo en el norte. Es precisamente esta parte más cálida del Océano Austral la que absorbe gran parte del calor que las actividades humanas están agregando a la atmósfera de la Tierra.
Por este motivo, los científicos consideran vital comprender su dinámica, ya que lo que allí ocurra podría influir en el clima en cualquier otro lugar.
- En los últimos años, los vientos predominantes del oeste se han acelerado a la par que el clima se ha calentado. Los modelos diseñados por estos científicos muestran que esa aceleración del viento no cambia mucho las corrientes oceánicas. Más bien energiza los remolinos del océano, que son movimientos circulares del agua que corre en contra de las corrientes principales.
- Como asegura Jia-Rui Shi, investigador postdoctoral en Woods Hole Oceanographic Institution, a partir de las observaciones y modelos, el cambio en la temperatura del océano está causando «la significativa aceleración de la corriente oceánica detectada durante las últimas décadas».
«Esta aceleración de la CCA, especialmente en el Frente Subantártico, facilita el intercambio de propiedades, como calor o carbono, entre las cuencas oceánicas y crea la oportunidad para que estas propiedades aumenten en las regiones subtropicales del subsuelo», cuenta Shi.
- El patrón de calentamiento del océano es importante. Cuando aumenta el gradiente, o la cantidad de diferencia de calor, entre las aguas cálidas y frías, las corrientes entre esas dos masas se aceleran. «La CCA es impulsada principalmente por el viento, pero hemos demostrado que los cambios en su velocidad se deben sorprendentemente sobre todo a cambios en el gradiente de calor», asegura la coautora Lynne Talley, oceanógrafa física del Scripps Institution of Oceanography.
Para ello, los investigadores utilizaron mediciones satelitales de la altura de la superficie del mar y datos recopilados por la red global de flotadores oceánicos llamada Argo. El objetivo era detectar una tendencia en la velocidad de la capa superior del Océano Austral que había estado oculta a los científicos hasta ahora.
- Según cuentan los autores de esta nueva investigación, los cambios de captura de datos a largo plazo en el Océano Austral eran difíciles de conseguir antes de la disponibilidad de instrumentos montados en satélites y la red Argo. Esa red de flotadores autónomos, que miden las condiciones del océano como la temperatura y la salinidad, comenzó en 1999 y alcanzó su capacidad máxima en 2007.
- No obstante, un complemento de 4.000 flotadores más a través de los océanos del mundo continúa recopilando datos hasta el día de hoy. De esta manera, los investigadores pudieron utilizar más de una década de datos completos de Argo para distinguir la tendencia de la corriente acelerada de la variabilidad natural.
- Los resultados obtenidos en esta investigación no solo preocupa por la tendencia creciente de la velocidad de la CCA. Los coautores del estudio aseguraron que también es probable que la velocidad de la corriente aumente aún más a medida que el Océano Austral continúe absorbiendo el calor del calentamiento global inducido por el hombre. El equilibrio de todo el planeta, una vez más, vuelve a tambalearse./PUNTOporPUNTO