El aumento del consumo de recursos y de las emisiones contaminantes como consecuencia del crecimiento económico no es compatible con la conservación de la biodiversidad, según un estudio publicado por la revista científica Conservation Letters.
- El estudio, ‘Biodiversity policy beyond economic growth’, ha sido dirigido por el investigador del Centre interdisciplinaire de recherche sur la montagne, de la Universidad de Lausana (Suiza), Iago Otero, y ha sido recogido por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).
- El informe determina que se deberían estudiar qué trayectorias económicas podrían cumplir con los objetivos de conservación y bienestar social en vez de tratar de minimizar la pérdida de biodiversidad sin comprometer el crecimiento económico.
Esto podría significar «tasas positivas o negativas de crecimiento del Producto Interior Bruto», considera Otero, y añade que cada vez más voces en el IPBES (Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas) piden «sustituir este indicador económico por nuevos paradigmas de bienestar».
- La investigación ha contado con la intervención de 22 profesionales de unos treinta centros de investigación de 12 países, especializados en ecología de la conservación y en economía ecológica, entre ellos el investigador del CSIC en el CREAF, Lluís Brotons; Giorgos Kallis, del ICTA-UAB, y la investigadora del ICTA-UAB y de la Universidad de California Berkeley, Beatriz Rodríguez-Labajos.
El estudio propone una serie de medidas para «garantizar la prosperidad más allá del crecimiento» y «detener la pérdida de biodiversidad», entre ellas la reducción del comercio internacional; la limitación de las industrias extractivas en áreas de elevada biodiversidad; o el análisis del impacto en el ecosistema de nuevas grandes infraestructuras como aeropuertos, presas y autopistas.
Otras de las propuestas son la reducción de la jornada laboral y la repartición del trabajo para reducir el impacto sobre la biodiversidad; la promoción de los sistemas agrícolas sostenibles y de los alimentos locales y ecológicos, mediante reglamentos, subsidios y beneficios fiscales, para acortar las cadenas de producción; la planificación urbana compacta y la promoción del uso compartido de la vivienda; y la información sobre el impacto de los productos en la diversidad biológica.
El estudio pretende contribuir «a superar la dependencia del crecimiento económico de los países y a proponer cambios en las prioridades políticas nacionales e internacionales hacia un mayor esfuerzo por la conservación de la biodiversidad y el bienestar humano»./VANGUARDIA-PUNTOporPUNTO