“Los efectos adversos del cambio climático sobre la salud se están acelerando y están afectando de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables. Esta tendencia no hará más que continuar si no tomamos medidas inmediatas”, advierte Stella Hartinger, durante la presentación de la investigación sobre salud y cambio climático realizada en doce países de Sudamérica.
- El estudio Confíe en la ciencia, elaborado por Lancet Countdown —colaboración internacional de institutos de investigación y universidades— presenta por primera vez datos reveladores, y en algunos casos alarmantes.
- Refoere las consecuencias que está teniendo el cambio climático en la salud de las personas que viven en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
- Uno de los hallazgos del estudio es que el número de muertes relacionadas con el calor se ha incrementado en 160 % entre los años 2017 y 2021, si se compara con el período tomado como línea de base que va del 2000 al 2004.
“La exposición al calor extremo junto con las vulnerabilidades personales y sociales aumenta el riesgo de muerte por todas las causas, particularmente por afecciones cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorias entre las personas vulnerables mayores de 65 años”, señala el informe.
- Olas de calor más frecuentes e intensas, incendios forestales, menor rendimiento de los cultivos y un clima más idóneo para la transmisión de enfermedades infecciosas y endémicas figuran entre los peligros para la salud derivados del cambio climático y que han sido identificados para este informe.
“Sudamérica es una región endémica para el dengue. La transmisión de este tipo de enfermedades por vectores se debe al incremento de temperaturas, precipitaciones, eventos extremos y fenómenos de variabilidad climática global”, precisa Hartinger, investigadora del Centro Latinoamericano de Excelencia en Cambio Climático y Salud de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, quien forma parte del grupo de 28 científicos de diversas disciplinas —de 21 instituciones académicas— que se encargaron de elaborar este estudio.
En los últimos 10 años se ha registrado un aumento de temperatura en todos los países de Sudamérica —indica Hartinger— con anomalías notables que van desde 1 a 2 grados centígrados en varias partes de Brasil, Colombia, Chile y Argentina.
“Estamos viendo olas de calor excepcionalmente intensas y prolongadas en algunos países como Argentina, Brasil, Chile, Paraguay e inclusive Perú. Y hemos visto que las poblaciones más afectadas son los niños menores de un año y los adultos mayores de 65 años”.
- Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela figuran entre los países en donde la mortalidad ha aumentado por efecto del incremento de la temperatura. Sin embargo, Ecuador, Guyana y Chile son los que presentan un aumento mayor de fallecimientos por esta causa, se precisa en el reporte.
- El informe también alerta sobre los cambios en las condiciones del clima y cómo estas variaciones favorecen el incremento de algunas enfermedades. Por ejemplo, en el caso del dengue, la aptitud climática para la presencia de esta afección ha aumentado en un 35.5 % para todos los países, excepto para Chile.
“Países como Perú y Ecuador muestran la mayor variabilidad en cuanto a este indicador en estrecha asociación con eventos de El Niño, que deben entenderse como un potencial riesgo agregado al que representa el cambio climático por sí solo. Si bien toda la población se verá afectada hasta cierto punto, los hogares que ya viven en la pobreza o bajo presión actual son más vulnerables, menos resilientes y, por lo tanto, más afectados por estos y otros riesgos para la salud”, señala el informe.
Las muertes prematuras por contaminación atmosférica también han sido consideradas en este informe. A nivel global, por lo menos siete millones de personas mueren de forma prematura por esta causa. Para Sudamérica, el estudio indica que en el 2020 ocurrieron 37 000 muertes prematuras asociadas a la contaminación de aire por partículas en suspensión de 2.5 micras o menos (PM2.5).
- Entre todos los países de la región, Chile y Perú tienen la mayor mortalidad de personas por millón causada por la contaminación atmosférica. En el caso de Chile son 230 muertes por millón y en el de Perú la cifra es de 176. Además, Perú y Bolivia presentan la peor calidad de aire en Sudamérica.
- De acuerdo con el estudio, los peruanos están expuestos a una contaminación en promedio de 31 microgramos por metro cúbico de material particulado en el aire al año y los bolivianos a 27 microgramos por metro cúbico, más de cinco veces del límite que la Organización Mundial de la Salud fijó en 5 microgramos por metro cúbico de concentración de material particulado al año.
- “La exposición a PM2.5 conduce a una alta carga de enfermedades asociadas a la morbilidad que aumenta el riesgo de afecciones como accidente cerebrovascular, enfermedades cardiacas y pulmonares, afecciones de las vías respiratorias bajas como neumonía, cáncer, entre otras”, se explica en el estudio.
Quienes viven en las ciudades están más expuestos a la contaminación del aire —indica el estudio— y en Sudamérica el 80 % de la población habita en las urbes. Esta polución en las ciudades se debe, principalmente, a las emisiones por la quema de combustibles fósiles para generar energía, al transporte, la quema de desechos, entre otros.
Además —precisa el informe— la calidad del aire puede empeorar por el aumento de las temperaturas, lo que destaca la urgencia de responder a estos desafíos a medida que el planeta se calienta.
El reporte también ofrece un panorama de los riesgos para la salud en cada uno de los países, peligros que han sido identificados mediante evaluaciones realizadas en 205 ciudades de los 12 países analizados.
Para Brasil y Argentina los peligros mayores son las lluvias extremas y las inundaciones; para Perú es el calor extremo y la falta de agua; en el caso de Chile y Colombia lo que más preocupa son los incendios forestales. En Colombia, además, también preocupa la migración climática.
“Los números no son muy alentadores. Hay una mayor cantidad de personas expuestas a las amenazas como el aumento de temperatura, las sequías y las olas de calor, entre otros”, señala Yasna Palmeiro-Silva, investigadora de la Pontificia Universidad Católica de Chile y del University College London, en Inglaterra.
- Palmeiro-Silva, también coautora del estudio de Lancet Countdown, menciona algunos de los efectos del aumento de temperatura que se están viviendo en Sudamérica como, por ejemplo, las olas de calor que han impactado a Chile, Argentina y Paraguay.
- “Asociados al aumento de la temperatura y a la sequía que está afectando a muchos países en Sudamérica se presentan como amenaza los incendios forestales”, agrega la investigadora que recuerda cómo Brasil y Chile sufrieron incendios forestales de gran magnitud entre 2022 y los primeros meses de 2023.
- “También de manera indirecta pero igual de importante es la salud alimentaria. Los cultivos se verán afectados por el aumento de temperatura”, agrega Palmeiro-Silva. Según el reporte 168.7 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria moderada o grave en Sudamérica y el cambio climático ejercerá una presión adicional.
“Las condiciones ambientales cambiantes, incluidas las sequías más intensas y prolongadas, los fenómenos meteorológicos extremos, las temperaturas más altas y el aumento de las concentraciones atmosféricas de CO2 afectan el crecimiento, el rendimiento y el contenido nutricional de varios cultivos, incluidos los cuatro básicos: trigo, arroz, maíz y soja”, señala en informe.
Clima en Sudamérica es 35% más propicio para la propagación de enfermedades
El aumento de las olas de calor, la mayor presencia de lluvias intensas, los periodos más largos de sequía y el aumento del nivel del mar producto del calentamiento global tienen cada vez más impactos en la salud de las personas. Así lo evidencia una nueva investigación de Lancet Countdown Sudamérica (LCSA, por su sigla en inglés).
- El informe Confiemos en la ciencia —centrado en las amenazas inmediatas que plantea la crisis climática para la salud en la región— encontró que, entre 2012 y 2021, el clima propicio para la trasmisión del dengue alcanzó su nivel más alto. Esa idoneidad climática, como lo denomina la investigación, presentó un aumento del 35,3%, con respecto al periodo comprendido entre 1951 y 1960.
Como parte del estudio, los autores analizaron el número promedio de nuevas infecciones generadas a partir de un caso determinado —conocido como estimación del número básico de reproducción (R0)— en 12 países de América del Sur: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y Surinam.
- De esa manera, determinaron que el R0 de la región aumentó un 0,53% cada año. Los mayores incrementos se identificaron en los países amazónicos (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil).
- El informe, presentado en marzo de 2023, hace énfasis en que el aumento de la temperatura del planeta, junto a la alta urbanización y migración, propicia escenarios óptimos para la transmisión del dengue.
En el caso de Perú, los reportes de personas con esta enfermedad han ido en ascenso en los últimos cinco años. La sala situacional del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) evidencia que los casos reportados en 2022 (63.211) son 13 veces más que los registrados en 2018 (4.698).
- A ese escenario, se suma el hecho de que los registros más altos de idoneidad climática para transmisión del dengue en Perú y Ecuador se dan en contextos de fenómeno El Niño, la fase cálida del El Niño Oscilación del Sur (ENOS).
- “La incidencia del dengue experimentó un aumento sustancial en las últimas cuatro décadas en Sudamérica, con casi 16 millones de casos en 2011-2021. Junto con el ENOS cíclico, se prevé que la región se enfrente a desafíos más extremos en un clima cambiante”.
Actualmente, la región del pacífico ecuatorial atravesó el inicio de un fenómeno El Niño, lo que puede influir en un aumento de casos de enfermedades transmitidas por mosquitos. Desde el 1 de enero al 18 de marzo de 2023, en Perú se reportaron 13.067 casos probables de dengue, 13.454 confirmados y 26 decesos.
- El estudio de LCSA halló, además, que la crisis climática está afectando también la distribución geográfica de enfermedades infecciosas, como esta. “El dengue se está extendiendo rápidamente a latitudes más altas y a zonas menos pobladas de Brasil y Perú”, indicaron.
- El documento, realizado por 28 investigadores de diferentes países de América del Sur, concluyó que los cambios en el clima están generando que la presencia del mosquito transmisor (Ae. aegypti) se desplace hacia zonas en las que antes no podía transitar con facilidad.
- Ese mosquito también es la vía de contagio de infecciones como la chikungunya y el zika. En relación a la primera enfermedad, Perú también ha reportado un aumento de casos en los últimos años. En 2019, por ejemplo, se registraron 98 contagios, mientras que, en 2022, 918 casos.
En contraposición con esas cifras y con las del dengue, el zika ha ido en descenso en el país. En 2020, se reportaron 50 casos, mientras que, en 2021 y en 2022, 10 y 11 contagios, respectivamente.
Finalmente, una de las enfermedades con mayores tasas de contagio en el país es la malaria. Esta infección ha afectado a 27.057 personas solo en 2022. Las cifras para 2021 y 2020 fueron menores: 18.075 y 15.810, de forma respectiva.
El dengue marca cifras récords en la región
América Latina y el Caribe han enfrentado una preocupante crisis de salud pública durante el año 2023, marcada por un aumento alarmante en los casos de dengue. Según la última actualización de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la región registró más de 4,3 millones de casos, siendo la más afectada a nivel mundial. Dentro de este total, 7423 personas sufrieron dengue grave y 2.232 perdieron la vida.
- El impacto no se limita únicamente al ámbito de la salud pública; también tiene consecuencias ambientales. El cambio climático, impulsado por las emisiones de gases de efecto invernadero, ha contribuido al aumento de las temperaturas promedio en el planeta. Hace más de dos décadas, expertos advirtieron que esto podría favorecer el aumento de casos de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue. Lamentablemente, esta predicción se ha cumplido.
Los mosquitos responsables de la propagación del dengue han expandido sus hábitats hacia nuevas zonas con temperaturas más favorables. Esta expansión se ha combinado con la falta de control masivo, como la eliminación constante de criaderos, generando condiciones propicias para la proliferación del virus.
- Brasil encabeza la lista de países más afectados en la región, notificando más de 2,9 millones de casos.
- En Argentina, se reportaron 128.129 casos autóctonos y 1.775 importados, con 71 lamentables fallecimientos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación.
Aunque la mayoría de las personas afectadas por el virus del dengue desarrollan formas leves de la enfermedad, hasta un 5% de los infectados pueden evolucionar hacia el dengue grave, una condición potencialmente mortal.
- Thais dos Santos, asesora regional de la OPS en Vigilancia y Control de Arbovirosis, señaló: «Se considera que la primera infección por dengue proporciona una protección duradera para el serotipo del virus que causó la infección, gracias a los anticuerpos generados.
Sin embargo, la protección para los otros tres serotipos es limitada», subrayando la complejidad del panorama y la necesidad de abordajes integrales para combatir la propagación del dengue en la región.
Gripe aviar en expansión
La gripe aviar, por ejemplo, se ha propagado con mayor facilidad entre los animales salvajes a medida que el aumento del nivel del mar y otros factores empujan hacia el interior a las especies de aves que anidan, donde es más probable que se encuentren con otras especies. Las enfermedades que saltan entre especies tienden a tener más facilidad para eventualmente dar el salto a los humanos.
- Los inviernos más cálidos y los otoños y primaveras más suaves permiten que los portadores de patógenos (garrapatas, mosquitos y pulgas, por ejemplo) permanezcan activos durante franjas más largas del año.
- Los períodos activos ampliados significan temporadas de apareamiento más ocupadas y menos bajas durante los fríos meses de invierno.
- El noreste de los Estados Unidos ha visto una proliferación masiva de garrapatas de patas negras portadoras de la enfermedad de Lyme durante la última década, y los inviernos más cálidos han jugado un papel decisivo en esa tendencia.
Otras enfermedades
Los patrones climáticos erráticos, como los períodos de extrema sequía e inundaciones, crean las condiciones para que se propaguen las enfermedades,, destaca un reciente estudio científico.
- Los casos de cólera, una enfermedad bacteriana transmitida por el agua, se disparan durante la temporada del monzón en los países del sur de Asia cuando las inundaciones contaminan el agua potable, especialmente en lugares que carecen de infraestructura de saneamiento de calidad.
- La fiebre del valle, una infección transmitida por hongos causada por esporas que crecen en el suelo en el oeste de los EE. UU., prolifera durante los períodos de lluvia.
- La severa sequía que tiende a seguir a la lluvia en esa parte del mundo marchita las esporas de hongos, lo que les permite dispersarse más fácilmente en el aire ante la menor perturbación (una bota de excursionista, por ejemplo, o un rastrillo de jardín) y encontrar su camino hacia el sistema respiratorio humano.
Estos impactos provocados por el clima están cobrando un precio muy alto en la salud humana. Los casos de enfermedades relacionadas con mosquitos, garrapatas y pulgas se triplicaron en los EEUU entre 2004 y 2016, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. La amenaza se extiende más allá de las enfermedades transmitidas por vectores comúnmente reconocidas.
Las investigaciones muestran que más de la mitad de todos los patógenos que se sabe que causan enfermedades en los humanos pueden empeorar con el cambio climático. El problema se agrava a medida que pasa el tiempo.
La Organización Mundial de la Salud estima que entre 2030 y 2050, solo un puñado de amenazas relacionadas con el clima, como la malaria y la inseguridad del agua, cobrarán un cuarto de millón de vidas adicionales cada año.
- En un trabajo publicado en Nature Climate Change, un equipo de investigadores de la Universidad de Hawái en Manoa, Estados Unidos, aseguró que “el calentamiento, las precipitaciones, las inundaciones, las sequías y las tormentas.
- Los cambios en la cubierta terrestre, el cambio climático en los océanos, los incendios, las olas de calor y los cambios en el nivel del mar” influirán “en las enfermedades provocadas por virus, bacterias, animales, hongos, protozoos, plantas y cromistas”.
Para analizar la situación, los expertos realizaron una búsqueda sistémica de estudios y ejemplos empíricos, ante ellos evaluaron los “impactos de 10 peligros climáticos sensibles a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en cada enfermedad patógena humana conocida”, los riesgos analizaron fueron: aumento de la temperatura del planeta, sequía, olas de calor, incendios forestales, precipitaciones extremas, inundaciones, tormentas, aumento del nivel del mar, los cambios biogeoquímicos en los océanos y los cambios en la cubierta terrestre.
- “Las enfermedades patógenas evaluadas se transmitían principalmente por vectores, aunque también se encontraron ejemplos de casos de vías de transmisión por vía hídrica, aérea, contacto directo y alimentos”.
- Señalaron y agregaron que “más del 58%, o 218 de 375, de las enfermedades patógenas humanas conocidas se habían visto afectadas en algún momento por, al menos, un peligro climático”.
- El mundo tiene las herramientas que necesita (redes de vigilancia de la vida silvestre, vacunas, sistemas de alerta temprana) para mitigar los impactos de las enfermedades provocadas por el clima.
Algunas de estas herramientas ya se han probado a escala local con gran eficacia. Lo que queda por ver es qué tan rápido los gobiernos, las ONG, los proveedores médicos, los médicos y el público pueden trabajar a través de las fronteras para desarrollar e implementar un plan de acción global./Agencias-PUNTOporPUNTO