El Partido Acción Nacional (PAN) sufrió un buen golpe durante los comicios federales y locales de este año. No llegará a Los Pinos en 2018, al obtener sus peores resultados electorales de los últimos 24 años. Además, volverá a ser minoría en el Congreso de la Unión y sólo ganó tres de nueve gobiernos estatales en juego (un rendimiento parecido al de 2015, cuando el blanquiazul obtuvo dos de nueve gubernaturas).
- El domingo 1 de julio, el candidato panista Ricardo Anaya Cortés reconoció que las tendencias electorales no lo beneficiaban y reconoció el triunfo del morenista Andrés Manuel López Obrador, quien al día de hoy, es el virtual Presidente electo de México, con una mayoría de votos de 52.96 por ciento, según cifras del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), con un avance de 93.56 por ciento de actas capturadas.
- Anaya quedó en segundo lugar con el 22.49 por ciento de los votos (que equivale a 10 millones 249 mil 705 sufragios a favor). Este es el menor resultado obtenido por un candidato presidencial panista, desde que Diego Fernández de Cevallos, en 1994, perdió las elecciones en contra del priista Ernesto Zedillo Ponce de León. El “Jefe Diego”, obtuvo entonces el 25.92 por ciento de los sufragios emitidos ese año (o 9 millones 146 mil 841 votos).
- Un sexenio después de la derrota de Fernández de Cevallos, Acción Nacional ganó la Presidencia de la República con Vicente Fox Quesada, quien obtuvo el 42.5 por ciento de las votaciones (15 millones 989 mil 636 votos). Y en 2006, el PAN logró mantenerse en el Ejecutivo federal con Felipe Calderón Hinojosa, que a pesar de llegar con poca legitimidad y bajo sospecha de fraude electoral, venció con el 35.89 por ciento (14 millones 916 mil 927 votos).
- En 2012, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresó a Los Pinos en la figura de Enrique Peña Nieto. Durante los comicios presidenciales de ese año, la abanderada panista Josefina Vázquez Mota amasó el 25.39 por ciento de las votaciones emitidas (12 millones 732 mil 630 votos). En la actualidad, la derrota de Ricardo Anaya, dijeron politólogos a SinEmbargo, podría agravar la falta de cohesión interna del partido fundado por Manuel Gómez Morín en 1939.
Para el doctorando Juan Luis Hernández Avendaño, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana Puebla, la pérdida se traduciría -en el peor de los escenarios- en un “déficit de legitimidad aumentado”, que se convertiría “en una suerte de rendición de cuentas con una muy seria guerra civil al interior del PAN”.
Esto implicaría la falta de control de las estructuras del partido, con el posible levantamiento de facciones, que además se sumarían a los intentos de refundación del partido –propuesta por los gobernadores de Baja California Sur y Durango– y las posibles sublevaciones de quienes no estén convencidos del liderazgo de Anaya y que quieran escalar dentro del partido.
- No obstante, el PAN podría convertirse en el más fuerte contrapeso del Movimiento Regeneración Nacional (Morena). El domingo 1 de julio, por ejemplo, Ricardo Anaya advirtió que sería un opositor férreo de Andrés Manuel López Obrador, tanto en las posturas en las que no coincida con él, como en el Congreso de la Unión, donde el PAN seguirá siendo la segunda fuerza.
- En ese sentido, el futuro del PAN dependerá de la forma en que el partido se incorpore a la toma de decisiones, a partir de la coyuntura actual, comentó el doctor Gustavo López Montiel, director de la Facultad de Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
- “Es decir, le puede pasar lo mismo que le pasaba a Morena, cuando por su radicalismo como oposición se quedaba fuera de las decisiones y, por lo tanto, se quedaba sin espacios”. O por el lado contrario, puede hacer lo que aprendió y aplicó Morena en los últimos dos años, cuando “empezó a tener más espacios porque comenzó a tener más negociación y posibilidades de incorporación”. Ese, aseguró López Montiel, va a ser el reto “más importante del PAN”.
La situación que encara el blanquiazul después de las elecciones federales y locales también será una prueba de fuego para su coalición con los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), que podría desaparecer “tal y como ha sucedido con las coaliciones electorales a nivel local”, explicaron Hernández Avendaño y López Montiel.
Más allá de la derrota presidencial y de la fractura del PAN, el proceso electoral evidenció lo que politólogos como la doctora Rosa María Mirón Lince (UNAM) y el maestro Abraham Martínez Hernández (Universidad Panamericana) llamaron un “cambio en el modelo de sistema de partidos”.
Es decir, el desplazamiento de los dos grandes partidos de México (PAN y PRI) por un partido de reciente creación (Morena), no sólo en la competencia por la silla grande, sino también en la conformación del Congreso de la Unión y la distribución de los gobernadores en el territorio nacional.
- Como balance general, los doctores Gustavo López Montiel y Francisco Reveles Vázquez, especialista en partidos políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), concordaron en que los resultados obtenidos este año por el blanquiazul, en comparación con “la numeralia del pasado”, lo pone en “una posición de mucha desventaja”.
- No obstante, reconocieron que “al final de cuentas al PAN no le va tan mal” por dos cuestiones elementales. Primero, porque sigue contando con “una estructura rígida” que lo mantiene a flote.
- Segundo, ya que en el “desbalance” de votación que hubo en el sistema de partidos políticos (el desplazamiento del PRI como tercera fuerza electoral, el desfondamiento del PRD y la probable pérdida de registro de partidos como Nueva Alianza y Encuentro Social, entre otros) el PAN tiene la posibilidad de ser el principal contrapeso de gobierno de Morena./ CON INFORMACIÓN DE SIN EMBARGO