El nivel de confrontación política con el que terminó el periodo ordinario de sesiones del Congreso y la radicalización de posturas entre la coalición legislativa del presidente Andrés Manuel López Obrador y los opositores, hace anticipar que no prosperará ninguna reforma constitucional en el resto del sexenio.
- Así, falta de acuerdos relevantes y polarización parece ser la marca del cuarto año de gobierno y del resto de la 65 Legislatura, coinciden analistas, que ven en ello no la consecuencia natural de diferencias entre los partidos y grupos parlamentarios, sino una estrategia de gobierno.
- La disputa fuerte en el Congreso es una constante. Incluso, lo son también los gritos y los empujones. Corrupto(a), traidor(a), mentiros(a), asesino (a) son palabras de uso común en tribuna o fuera de ella y ya no sorprenden.
- Tampoco es rara la suspensión de trabajos ante los ánimos crispados, pero en el último mes al menos dos sesiones de diputados se dieron con riesgo potencial de violencia física, clima reconocido así por los órganos de gobierno de la Cámara de Diputados.
“No creo que haya condiciones de diálogo hoy después de que llevan días de acusarnos de traición”, sostiene el líder de los diputados del PAN, Jorge Romero y el del PRD, Luis Ángel Espinosa Cházaro.
“Lo de los traidores es parte del circo del presidente de Morena, Mario Delgado”, asegura el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) Rubén Moreira, coordinador de los diputados del PRI, quien por el contrario asegura que “ya le dimos la vuelta a eso”.
- Además, a diferencia del pasado, en el periodo ordinario que recién concluyó el 30 de abril esas agresiones verbales llegaron al nivel del insulto personal y palabras soeces en ambos bandos y en la Cámara de Diputados y el Senado.
- Eso se atizó luego, al salir a las calles y a las redes sociales, con “tendederos” carteles de “se busca” al estilo del viejo oeste y “paredones” para expresar el “repudio” de seguidores de Morena a la oposición, cuyos diputados fueron señalados como “traidores a la patria” por rechazar la reforma eléctrica presidencial.
Esta supuesta campaña de odio motivó denuncias ante tribunales, órganos electorales y organismos internacionales por parte de los cuatro partidos de oposición: Movimiento Ciudadano más la coalición legislativa de Va por México que integran los partidos Acción Nacional (PAN), el Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD).
Pese a todo, la interlocución sigue en los órganos de gobierno de ambas Cámaras del Congreso aunque a decir de la oposición eventuales reformas constitucionales requerirán sus votos y estos no se conseguirán con insultos.
De la casa gris a la revocación
El rechazo a la reforma eléctrica del presidente, por parte de los diputados de oposición, el pasado 17 de abril, fue otro detonante de la polarización.
Pero esta ya existía y fue creciendo desde semanas previas, por temas externos que contaminaron y dominaron el debate legislativo en el Senado y en la Cámara de Diputados.
Estos son el proceso de revocación de mandato, el escándalo por la llamada “casa gris” en Houston del hijo del presidente, José Ramón López Beltrán; el presunto fracaso del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, y el rechazo de ambientalistas al cambio de trazo en la construcción del Tren Maya entre otros temas.
- Para Rodrigo Salazar Elena, profesor-investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), ese clima imperante entre los legisladores de Morena y sus aliados contra la oposición es deliberado y está dirigido desde la Presidencia.
- López Obrador no es el primer presidente que asume esta postura confrontativa con las bancadas de oposición, precisa, pero tiene su originalidad: “lo hace públicamente desde sus mañaneras, y entonces es como si tocara la trompeta anunciando la orden de que ataque a la caballería para ampliar esa confrontación”, explica.
“El presidente usa sus conferencias para fijar tono. Si el presidente dice traidores a la patria, de inmediato vemos tres bandas que siguen la línea. En la primera, las cámaras del Poder Legislativo, sobre todo la Cámara Diputados. En la segunda, las plumas del régimen, los intelectuales afines, y en la tercera sus seguidores en redes sociales”.
Todos ellos recogen su discurso, sus insultos, “lo toman como consigna”, replican y magnifican, lo que explica la penetración que ahora tuvieron esas agresiones verbales.
“Le cayó a la oposición este epíteto de traidores a la patria desde estos tres frentes y es claro que si son atacados, pues no iban a callar” y han respondido de una manera muy similar a los ataques.
Parálisis de reformas constitucionales
Apenas el lunes 2 de mayo en conferencia de prensa los líderes de va por México: Marko Cortés, del PAN; Alejandro Moreno Cárdenas, del PRI, y Jesús Zambrano, del PRD, salieron a defenderse también con una lluvia de adjetivos “mercenarios del a política”, “cínicos”, “mafiosos”.
La realidad es que “ninguna de las dos partes parece tener altura de miras” –asegura Salazar Elena- y si bien antes, aun confrontados los legisladores se mantenían un terreno intermedio para la negociación de la agenda legislativa presidencial, ahora esto parece estar cancelado, apunta.
- Por eso hoy lo que se aprecia es un “muy poco favorable el clima para que la oposición le conceda a López Obrador nuevos caprichos legislativos” como lo sería su reforma electoral, dice el académico de FLACSO.
- “Se está cerrando la puerta de cualquier posibilidad de reforma constitucional por lo que queda del sexenio”, establece también Carlos Bravo Regidor, profesor-investigador asociado en el programa de periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Esto es consecuencia de que, valora, “lejos de procurar algún tipo de acercamiento, negociación, entendimiento, lo que ha hecho la coalición del presidente es hostilizar a las oposiciones” de manera continuada.
Tras las elecciones de 2021 y la pérdida de curules que experimentó la coalición del presidente “se hubiera esperado como consecuencia un cambio obligado en la estrategia hacia las oposiciones porque toda reforma constitucional requeriría apoyo del PRI o del PAN”.
En cambio, lejos de buscar acuerdos para lograr la aprobación de esa reforma constitucional, se optó por más confrontación. Y en ese escenario, es previsible que no tengan futuro ninguna reforma constitucional más, plantea.
- Con esto coincide también José Antonio Crespo, politólogo, historiador e investigador del CIDE, pues ve que si no son reformas en el sentido y alcance que quiere el presidente López Obrador, prefiere que no las haya.
- “Él quiere todo, o nada, entonces no hay posibilidad de un avance y se paraliza todo” que es lo que ocurrirá con más reformas a nivel constitucional.
- Las reformas legales o creación de leyes secundarias, en cambio, sí podrán prosperar porque con 274 legisladores Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde –que perdió dos curules recientemente- tienen mayoría simple para aprobarlas sin buscar acuerdos con la oposición.
“Así continuarán hasta el fin de Legislatura muy probablemente, a menos de que alguien lo convenza (al presidente) de que hay que negociar, pero eso a él no le gusta”, indica.
“Ya lo ha dicho antes –recuerda Crespo- sólo sentarse a negociar es traición así lo dijo en el Pacto por México, a todos los que se sentaron, incluido el PRD, los tildaba de traidores. Para un autócrata como él, sentarse con los opositores es traicionar la propia causa y los demócratas, en cambio, saben que es necesario, así es la democracia”.
Confrontación, otra vez estrategia de campaña
Para los tres analistas la confrontación que se vive en el Poder Legislativo es, por su nivel de exacerbación, diferente a la que ha ocurrido en otras Legislaturas y con otros presidentes, pero es una estrategia del Ejecutivo, como siempre pues es impensable que su bancada actúe sola.
Esa coyuntura, además, parece ser el sino del resto del sexenio.
A juicio de Bravo Regidor se trata de una estrategia política, pues saben bien el presidente y Morena que los números no daban para aprobar la reforma eléctrica que pretendían.
“Y en una situación normal uno trataría de evitar o de disimular esta derrota, pero ellos hicieron todo lo contrario, generaron muchísima expectativa. Morena hizo todo para llamar la atención en lo que iba a pasar cuando no tenían los votos, entonces el propósito no era hacer la reforma sino perseguir un fin más político electoral”, concluye.
“No son tan tontos, ellos saben que no tienen los votos, pero de todos modos llevan al pleno estas iniciativas para hacer explícita esa derrota y entonces tratar de exhibir y de culpar a las oposiciones”.
- Por eso considera que el objetivo es, entonces, muy claro: desacreditar a las oposiciones y estigmatizarlas como traidores a la patria y eso “ya es un discurso que tiene que ver más con la sucesión y las campañas y nada que ver con la agenda legislativa del gobierno”.
- Crespo añade que no sólo esa constante polarización es algo que beneficia políticamente al presidente, sino que está en su naturaleza.
- En el debate político normal “hay un respeto mínimo de la legitimidad del interlocutor porque eso es fundamental para sentarse a negociar, a pactar reformas, a buscar acuerdos”, en cambio el insulto constante es muestra de que no se quiere convencer o acercar posturas con el otro.
Por eso este clima obedece a que es el mismo presidente el que no respeta la legitimidad de sus de sus interlocutores, “para él están con él, o están contra él, y no hay medias tintas. Así lo ha dicho él. Por eso busca que sus iniciativas se aprueben sin cambiarle una, los demás son enemigos de la transformación, enemigos del pueblo y traidores. Y así no se puede negociar”.
- Por eso se trata de estrategia política producto de esa personalidad presidencial y no va a cambiar en el resto del sexenio y se podría incrementar más aún, insiste.
- Salazar Elena, de la FLACSO remata “no sé en qué medida fue una estrategia diseñada y bien pensada o producto de la personalidad del presidente” pero sin duda será el eje de la actuación de Morena en el Congreso y de las campañas por venir pues les reditúan apoyo.
En el debate político normal “hay un respeto mínimo de la legitimidad del interlocutor porque eso es fundamental para sentarse a negociar, a pactar reformas, a buscar acuerdos”, en cambio el insulto constante es muestra de que no se quiere convencer o acercar posturas con el otro.
Por eso este clima obedece a que es el mismo presidente el que no respeta la legitimidad de sus de sus interlocutores, “para él están con él, o están contra él, y no hay medias tintas. Así lo ha dicho él. Por eso busca que sus iniciativas se aprueben sin cambiarle una, los demás son enemigos de la transformación, enemigos del pueblo y traidores. Y así no se puede negociar”.
- Por eso se trata de estrategia política producto de esa personalidad presidencial y no va a cambiar en el resto del sexenio y se podría incrementar más aún, insiste.
- Salazar Elena, de la FLACSO remata “no sé en qué medida fue una estrategia diseñada y bien pensada o producto de la personalidad del presidente” pero sin duda será el eje de la actuación de Morena en el Congreso y de las campañas por venir pues les reditúan apoyo.
“En la mentalidad estratégica de López Obrador la manera de generar apoyo a sus iniciativas es construyendo apoyo en la opinión pública y movilizando, eso sustituye la necesidad de lograr acuerdos parlamentarios”.
Si no consigue reformas constitucionales, no logrará negociar, sino que buscará sacarle provecho, asegura./CONGRESO-PUNTOporPUNTO