Por: Blanca Sánchez Flores
¿Qué sucede cuando en la crisis sanitaria, la terrible Pandemia del fatídico 2020 algún cercano se contamina?
Hace días que no se comunica, pero, así es él. Siempre reservado, incluso ermitaño. Serio, de pocas palabras…
El mensaje llega vía celular. Está herido de muerte. Diagnóstico: Covid-19.
Al ver la noticia: el corazón se contrae, duele, los suspiros escapan y se ahoga un grito al saber que le está pasando al amigo y a alguien más de su familia.
Estar ahí inerte en una cama, con la certeza de tener contaminado el cuerpo…
Saber que tu principal dolor no es ese, sino mirar los ojos tristes de ella, la primera en recibir la noticia. Eso te duele más que el diagnóstico de positivo.
Postrado con fiebre y sin saber si habría un mañana, no era lo importante.
Lo importante es ella. Su mirada evasiva, su llanto a veces silencioso y otras veces convulso lo asfixia más que el enemigo.
Esconde lágrimas que caen cual trocitos de mármol y dañan sus mejillas.
Los días han sido largos y las noches sin luna. Nadie puedes asomarse a contemplar su rostro.
No oler, comer sin ganas porque no hay sabor, resulta insultante.
Morder una manzana que no te sabe a nada.
Recordar cuántas había comido antes de esta pandemia y jamás saboreó, ahora lo sentía. Cuando la fiebre cede, y el cuerpo aún tiembla.
Acerca la computadora y ahí con pulso tembloroso escribe. Aquella convocatoria para un concurso de crónica lo animó. Escribe una cuartilla y para: la tos, el ahogo lo frenan.
Otro día, cuando la fiebre no es tan alta, aumenta las hojas, hasta que el cuerpo desfallece.
El mínimo para el concurso son cien cuartillas: Con fiebre, tos, ahogo y un cansancio de muerte; ahí está. La computadora parece no creerlo.
Quedan ocho días para el cierre del concurso. El tiempo apremia.
Abre con lentitud la puerta del dormitorio que gime como en lamento. Ahí se encuentra ella, anoche la tos y el ahogo no la dejaron dormir. Ahora duerme con ese ruido extraño como un chiflido agudo que mandan los pulmones.
Manda un beso con la mano, pero quisiera dárselo en la frente.
Nuevamente al teclado: llena cuartillas, parece poseído por algún ente extraño, la escritura le llena, lo subyuga, le hace sentirse vivo…
Cuatro días para el cierre de inscripciones. El tiempo y el Covid-19 apremian.
Hoy, no se levantó, le pesa el cuerpo como si un ancla lo frenara.
Escucha el lamento de la puerta del cuarto donde pernocta ella, ahora es quien le acerca un plato de lentejas y un bolillo.
En la madrugada, con el cuerpo ardiendo, va a la computadora. Las hojas en blanco van cobrando vida.
Duerme a ratos, atrapa un vaso para beber el agua de limón y traga navajas, duele, toma otro sorbo, más navajas…
Dos días antes de la fecha límite ¡las cuartillas quedan concluidas!
No está conforme, algo le falta al relato; escribe cinco más, no, mejor ocho. La tos lo agota, la espalda duele.
Ella ahora es quien arrastra el ancla. La fiebre la mantiene laxa.
Leer, corregir. Tiene dos días para hacerlo…
Anexa dos cuartillas más al trabajo. Lo firma. Pasa corrector y enter. ¡Se va a concurso!
Hay palabras que definen personas. Poner admirable resulta tan vacía para nombrarle.
¿Qué palabra encontrar para una persona que, dentro de un conflicto, de una enfermedad tan apabullante encuentra un aliciente y es como la panacea para poder curarse?
El Covid-19 sigue vivo, aún no ha sucumbido. Quizá lo vencerá por agotamiento.
Abrazar al hombre, que doblega al dolor en solitario, sol, que llora en silencio mordiendo la almohada que es consuelo y refugio.
Confortar al amigo, al compañero al que blande la espada del amor y con ella ahuyenta el miedo. No es tarea fácil.
Cuando el gran Beethoven estrenó una de sus más grandes creaciones, la Novena Sinfonía, él no escuchaba, y sin embargo la dirigió magistralmente.
Al terminar de espaldas, no escuchaba que el público frenético aplaudía.
Alguien le dio vuelta y vio como de pie lo vitoreaban.
Voltea amigo, tus amigos te aclaman. El enemigo se rinde ante tal pundonor; te aplaude, baja la cabeza y se aleja vencido.
Bello relato!!!!
Simplemente hermoso. Un abrazo y mis oraciones para todos los que están luchando esta batalla. Espero pronto poder leer de nuevo algo de la autora.
Este genial escrito nos hace ver, como una introspección, lo que significa la lucha contra el virus, en alguien que se niega a ser vencido. Ojalá todos afrontáramos con el mismo pundonor -como dice la autora- cualquier batalla de nuestra vida. Fuerte y actual tema. Felicidades.
Felicitaciones para la escritora. Son un deleite siempre sus escritos. Convertir el caos que provoca el Covid en el globo, en una obra, es producto de una gran vocación para escribir. Espero con gran entusiasmo la próxima publicación.?
Una manera hermosa y diferente de expresar lo que estamos viviendo.
Un tema fuerte y actual, llevado con gran sensibilidad. Felicidades a la autora por llevarnos a ver las luchas que suceden a puertas cerradas y que están viviendo muchas personas
Que hermoso! Nuestras pasiones nos mantienen de pie en estos momentos. Una ovación de pie a todos los que están luchando contra el Covid.
Gran es escrito, las palabras de la autora de transportan