AGENCIAS
José Carlos Pestaña Álvarez, estudiante de Ingeniería en Tecnología Ambiental de la Universidad Politécnica de Chiapas, desarrolla un sistema de cloración para pozos, con el fin de combatir enfermedades en las comunidades rurales.
De acuerdo con un comunicado del gobierno de la entidad, con ese sistema se busca reducir el índice de enfermedades causadas por microorganismos patógenos existentes en el agua, además de apoyar la economía de las comunidades rurales adquiriendo los cloradores con los artesanos locales.
Los difusores que propone Pestaña Álvarez son las ollas de barro con cierta cantidad de arena y cloro que dependerá del volumen que tenga el pozo y del gasto por día, que es en función del número de habitantes que se abastecen de él.
Asimismo, el estudiante del séptimo cuatrimestre detalló que la difusión de cloro en el agua deberá ser gradual, lo que permitirá su uso sin ningún riesgo.
En algunas comunidades rurales, por su situación geográfica, es común el uso de agua de pozos para el consumo humano; sin embargo, aunado a ello se encuentra el problema de la falta de drenaje público.
Por ese motivo, los habitantes tienen la necesidad de descargar las aguas negras directamente a fosas sépticas, ríos y arroyos cercanos, generando con ello contaminación.
La descarga de aguas negras a los arroyos, contaminan la corriente del río en todo su cauce, promoviendo un hábitat idóneo para la expansión de la fauna y la flora nociva.
Además, se infiltra en la tierra hasta llegar a los mantos acuíferos, donde los contaminantes serán guiados a los pozos que los propios habitantes de la comunidad utilizan para su autoconsumo, lo que incrementa el riesgo de padecer enfermedades gastrointestinales.
Ante ese problema, Pestaña Álvarez señaló que el tratamiento en aguas potables mejora la calidad del agua por reacción del cloro con el amoniaco, hierro, manganeso, sulfuros y algunas sustancias orgánicas; por lo que el efecto es inmediato.
Sin embargo, aclaró, también puede producir efectos adversos, ya que el color y olor característico de los compuestos orgánicos presentes en el agua puede intensificarse además de formar compuestos carcinogénicos, por lo que se debe hacer de manera adecuada, con la dosis correcta, siguiendo las Normas Oficiales Mexicanas en materia de agua.
Es importante seguir una metodología, localizar los pozos, medir los niveles de agua que alcanza, ver cuántos habitantes se abastecen de esa agua y a qué distancia están (los pozos) de la fosa séptica, si la hay, expuso.
Al final, añadió, se deben realizar las pruebas microbiológicas para saber si el agua está contaminada por bacterias patógenas para diseñar el clorador, el cuál puede realizarse con los mismos artesanos del lugar, teniendo un costo muy accesible.